
Hay quienes me critican por mi postura pública hacia el gobernador electo. Y entre las críticas, sutilmente, de manera indirecta, subliminal, me dicen que ante el poder se me arruga el cuero o asumo posiciones de lambisconería para recibir migajas. Este miedoso columnista que no da la cara, que sí se le arruga el cuero pues tira la piedra y esconde la mano, no da la cara, tal parece que emite opiniones basadas en la ignorancia. Seguramente desconoce que toda mi vida universitaria fue de oposición ante el poder para combatir la corrupción, ahí dentro me ofrecieron no sólo migajas, sino las mieles del poder universitario y jamás las acepté. Como también desconoce que al lado de Toño Echevarría, quien después se convirtió en gobernador, también nos enfrentamos al poder, incluso nos decían que éramos un grupo de locos que, en nuestra locura creíamos que se le iba a ganar al PRI. En los seis años del gobierno de Ney me enfrenté a él y a su séquito de fieles escuderos. Después gratuitamente, por convicción apoyé decididamente a Martha Elena, quien a la postre, aconsejada por sus perversos asesores, me fue desleal, me traicionó pero la apoyé hasta el final, hasta que salió derrotada en la contienda. Con esto ¿que quiero decir? Que las acusaciones y críticas que se me hacen no solamente son ligeras e injustas, sino cargadas de una fuerte dosis de ignorancia. No acepto que un cobarde que no da la cara me diga que se me arruga el cuero ante el poder.
A mi tocayo lo critiqué duramente en su administración, y ese columnista que no da la cara, si acaso muy esporádicamente lo criticaba. En contrario, desde que mi tocayo ganó la presidencia municipal de Tepic, empecé a construirle artículos como una novela, criticándolo duramente, con argumentos. Y dije públicamente que serían ochenta capítulos, los cuales, deben estar en los archivos del periódico. ¿Dónde están las críticas de ese columnista cobarde que no da la cara? Y esto lo hice sin conocerlo personalmente, sólo a partir de sus acciones que como hombre público era. Ahora que asumirá nuevas responsabilidades, estaremos atentos a su gestión y, en esa medida tomaremos las posturas pertinentes. No lo puedo enjuiciar por algo que no ha hecho, pero tal parece que a este columnista le molesta que le diga tocayo al gobernador electo. Esa es una relación personal que no tengo por que explicársela a nadie y no por eso, prejuiciándome, ya me etiqueten como que soy bufón o lambiscón.
Ya dije que jamás me hago chiquito ante los poderosos, lo he demostrado públicamente, por tanto rechazo esas críticas ligeras que se me hacen bajo el anonimato de una columna. Tampoco soy bufón ni lambiscón de nadie, mucho menos “gato” de nadie. Criticaré a mi tocayo si no hace bien las cosas en el gobierno, eso ni se dude. Y de la misma manera, le reconoceré públicamente lo que a mi juicio considere benéfico para los Nayaritas. Pero asumir una postura rencorosa contra mi tocayo nomás porque le ganó a Martha Elena, no es un argumento ni válido ni suficiente como para emprender un despiadada critica hacia él sin que aún inicie sus funciones. Yo no voy a cargar con las frustraciones de quienes apostaron a una opción y no son capaces de asimilar la derrota. También para las derrotas hay que estar preparados, no todos lo están y por eso HAY QUIENES AÚN SANGRAN POR LA HERIDA.
Espero que ese cobarde columnista que critica sin dar la cara, por lo menos le cambie y de aquí en adelante opine públicamente pero de frente, que sepamos quien es, que asuma los riesgos de sus dichos y también sea capaz de ponerse en la vitrina a los ojos de todo mundo, sin que se le arrugue el cuero, no importa que sea apostador de cuacos. robertogbernal@gmil.com
PD. En un Partido Político hay una lucha interna por quedarse con una de las diputaciones plurinominales. No se pierdan la columna de mañana, se la voy dedicar ése político que no tiene llenadera, es un corruptazo de primera, pero no suda ni se abochorna para pretender ser nuevamente representante popular. Ya ni la “chifla” ese sinvergüenza que está todo desprestigiado ante la opinión pública y aún así quiere ser otra vez diputado por la vía pluri. Pero no tiene la culpa el indio sino quien lo hace compadre. Yo no sé si los militantes de ése partido vayan a aceptar que un raterazo se quede con la pluri y sea nuevamente representante popular. Allá ellos, pero si se dejan, al rato los ciudadanos les volveremos cobrar esas decisiones y posturas nefastas al dejar que un personaje sin la mínima pizca de solvencia moral, sea nuevamente representante popular. No se quejen al rato del por qué los ciudadanos no votamos por ese partido. He visto que algunos amigos de ese partido se han reunido para decir que es momento de reflexiones. No les voy creer sus reflexiones si al rato salen con su “domingo siete” poniendo a personajes nefastos como al que les diré mañana. www.cainay.blogspot.com