El día de ayer, en un medio periodístico nacional,
serio, se publicó una nota en la que se destacaban las seis ciudades más prósperas
de México. La nota dice así: “La comunidad urbana más próspera de México es Benito Juárez, cuya
cabecera municipal es Cancún, en el estado de Quintana Roo, al obtener 66.4 de
100 puntos posibles, lo que ubicó a la demarcación con ‘Factores de prosperidad
moderadamente sólidos’, según datos del Índice de Ciudades Prósperas (ICP),
elaborado en conjunto por la ONU y el Infonavit. Dentro de la misma categoría
se encontraron Cajeme, Sonora; Acuña, Coahuila; La Paz, Baja California Sur;
Zapopan, Jalisco; Tepic, Nayarit y la delegación Miguel Hidalgo en la CDMX,
todas con un puntaje de entre 60 y 66 puntos. El ICP se calculó con alrededor
de 40 variables, divididas en 6 categorías: gobernanza y legislación urbana,
infraestructura, productividad, calidad de vida, equidad e inclusión social y
sostenibilidad ambiental”.
Por supuesto, no voy a cuestionar ni
el Índice generado ni la metodología que hayan usado, sólo me circunscribiré a
algunos comentarios ligeros y superficiales que rayan en el sentido común. Para
iniciar, seguramente que ese tipo de publicaciones a algunos les causará
molestia y a otros gusto. Molestia a quienes no son polistas y gusto
precisamente a los seguidores de mi amigo el doctor Polo Domínguez. Tal como
anda de miserable el ayuntamiento capitalino, dudo mucho que Polo haya dado
alguna suma de dinero para salir entre la sexteta y con ello tratar de levantar
su imagen de excelente alcalde.
Desde luego, la sospecha se levanta
cuando uno revisa que ha habido casos en que, con machicuepas metodológicas,
generan índices para tratar de cambiar la percepción ciudadana acerca de una
realidad que se encuentra muy alejada de los dichosos índices. De hecho, eso
sucedió con el conflicto entre el INEGI y la CONEVAL en donde el primero, de un
plumazo borró la pobreza del país con tal de levantar la deteriorada imagen presidencial.
¿Será la misma situación en el caso
de ese índice en donde nuestra ciudad la posicionan como la sexta más próspera
del país? Y es que sólo bastaría un pellizco para empezar a dudar de ello. ¿A
poco Tepic es más próspera que Monterrey que no aparece entre esa sexteta? ¿O
León? ¿Y qué tal Puebla? ¿Incluimos Culiacán o Mazatlán? ¿Hermosillo donde está
el clúster automotriz? Podemos seguir preguntándonos y sin duda que el “sospechosismo”
sale a flote entre los ciudadanos mortales que carecemos de más elementos como
para estar convencidos de ese tipo de afirmaciones.
Y es que para los mortales
ciudadanos Tepicenses, eso aparece como una puñalada trapera, como aquellas
afirmaciones que hacen los funcionarios gubernamentales cuando nos dicen que con
menos del salario mínimo se puede tener una calidad de vida excelente o cuando
nos dicen que con seis mil pesos mensuales es posible vivir cómodamente en una
buena casa propia con auto afuera. Nosotros los mortales a veces no creemos eso
quizá por ignorancia, pero por sentido común, que a veces es el más común de
los sentidos, tendemos a rechazar ese tipo de afirmaciones. Y es que no nos
puede caber en el cerebro que seamos de los más prósperos porque la prosperidad
no está asociada a tener los abultados montones de basura en las calles, o los
baches por doquier o la falta de agua en infinidad de colonias entre otros
aspectos que por supuesto están lejos de otorgarnos una excelente calidad de
vida.
Que se entienda, no estoy criticando
a Polo Domínguez como presidente municipal, quizá esos problemas no son por
falta de capacidad de Polo sino por falta de dinero que no se tiene dadas las
restricciones presupuestarias nacionales y la grandeza de los problemas
inherentes al ayuntamiento. Sólo digo que la afirmación establecida en los
medios nacionales choca con el sentido común de los ciudadanos mortales que
habitamos esta ciudad porque no solamente tenemos problemas en los servicios
públicos básicos, sino que además hay problemas de empleo, de inseguridad amén
de otro tipo de aspectos.
Pero “haiga sido como haiga sido”,
lo publicado en ese diario nacional por lo menos le puede servir a Polo y sus
amigos para una campaña mediática que trate de levantar la imagen del
ayuntamiento capitalino y su presidente. Sobre todo, si es una campaña previa a
su informe gubernamental en donde tiene que informarnos de los logros
alcanzados en su administración.
Los que tenemos la posibilidad de
dirigirnos a los ciudadanos por estos medios tenemos la responsabilidad social
de tratar de desenredar los discursos retóricos que nos lanzan los políticos y funcionarios
en aras de manipular nuestra percepción de la realidad. Por eso muchas veces no
hay que creer lo que nos dicen los medios o algunos “estudios científicos” que
son pagados por los políticos para mejorar su imagen ante los ojos de los
votantes.
PD.
Igual que como las encuestas. Nunca les atinan a los resultados, pero son
usadas como instrumentos políticos. Desvirtúan la fuerte utilidad que pueden
dar esos instrumentos usados honestamente.