No me lo dijo Walter Mercado o
Mizada Mohamed cuando afirmé, hace ya varios meses en el contexto de cambio de
rector en la UAN, que con Nacho Peña la UAN se iba a ir al desPEÑAdero. Y es
que desde entonces les señalaba que el rector que requeríamos no era una
lumbrera intelectual ni alguien que solamente fuera a estirar la mano ante el
gobierno federal para pedir dinero. Esto último lo puede hacer cualquiera,
hasta Mateo, el marisquero de Puebla y Abasolo si lo ponían de rector. Se
requería, y requiere, alguien con vínculos políticos y empresariales de alto
nivel que permitan, mediante esas relaciones, sacar adelante a la UAN del
pantano financiero. Aparejado a eso, se requería, dije, un rector que no
estuviera comprometido con la corrupción.
No
entendieron ni entienden. El resultado es que, seguramente, al igual que la
Universidad Autónoma de Zacatecas, la UAN se irá al desPEÑAdero y se declarará
en quiebra técnica. Con un poco de decencia, Nacho Peña debiera, ante esa
circunstancia, poner su renuncia en la mesa. Si no puede pagar los aguinaldos
entonces lo que procede es que, en un gesto de decencia universitaria, ponga su
renuncia ante la comunidad universitaria.
¿Lo
hará? Claro que no. Son muchos los intereses que tiene que proteger, sólo que
su problema es que la situación en la Universidad se agravará ante las
decisiones del gobierno federal, quien está decidido a hacer recortes en todos
los ámbitos. No habrá dinero, nada de dinero hasta quizá, un poco antes de las
elecciones del 2017. Nacho Peña, sin duda, ha hecho esfuerzos desesperados de
gestión. Los resultados han sido nulos porque, aunque no nos han informado de
sus gestiones, si hubieran tenido éxito ya hubieran echado las campanas al
vuelo. Ya hubieran cacaraqueado el huevo. Pero no, sólo avisan que no pagaran.
Que lindura.
Ya
se sabe que el gobierno federal va a desaparecer dos grandes bolsas
financieras: la de saneamiento financiero y problemas estructurales. ¿En qué consisten
dichos programas? Bueno, en este año, dichos programas implican recursos por
poco más de dos mil quinientos millones de pesos que se destinan a resolver o
disminuir los problemas de jubilaciones y pensiones, otro tanto a reconocimiento
de plantilla y un poco también para el saneamiento financiero que reduzcan el
costo por alumno. Pues bien, esos recursos para el año que entra ya no estarán
asignados. Este año a la UAN se le asignaron solamente poco más de diez
millones, lo cual resulta insignificante para el hueco financiero que tiene la
UAN. Es como darle una aspirina a un enfermo de cáncer.
¿Qué
implica eso para los jubilados y pensionados e incluso para los activos? Pues
supongo que implica que los descuentos que les hacen a los activos y
pensionados para integrarlos a un fondo de pensiones es dinero tirado a la
basura. Los activos están destinando dinero para asegurar su futuro en el
momento de la jubilación, pero es un futuro fantasmal. Si no hay fondo de
pensiones, ante esa expectativa, lo más seguro es que los jubilados y pensionados
quedaremos descobijados y no habrá dinero para pagarnos ni mucho menos para
constituir un fondo nuevo. La bomba de tiempo que dejó Juan López Salazar
estallará el siguiente año.
Por
otro lado, si en dichos programas estaba el recurso para el reconocimiento de
plantilla y el año que entra se elimina, eso implica que el personal de la UAN
que está de contrato solamente tendrá su base el día en que el hombre llegue a
la luna de rodillas. Hay poco más de mil trabajadores de contrato, si no hay
recursos para darles su base, ¿qué se hará?
Ante
ese panorama de restricción es obvio que las universidades públicas se vayan a
paro nacional. Seguramente habrá muchos rectores que se la van a pensar para
sostener un paro que doble al gobierno federal, especialmente aquellos rectores
que han permitido que su respectiva universidad sirva de caja chica de los
gobernadores para que paguen campañas políticas o de plano desvíen recursos
para otras actividades. Seguramente que Hacienda tiene agarrados de los “cojones”
a muchos rectores y difícilmente duraran en un paro mucho tiempo como para
doblegar al gobierno federal.
Por
lo pronto, en la UAN no nos podemos quedar en el simple paro nacional, debemos
ajustar el gasto de manera significativa lo cual implica que las mafias internas
tengan que perder algunos privilegios a los que estaban acostumbrados durante
muchos años. Se deben adaptar a esa situación que se está dando en el país. Nacho
Peña está planteando un programa de austeridad, pero, ¿Hasta donde va a afectar
privilegios y situaciones anómalas que todos conocemos y de los que no
necesitamos auditoria para saber que existen? Nacho Peña tiene que hacerlo
porque no le queda otro camino. No tiene los vínculos políticos y empresariales
que se requieren como para enfrentar la emergencia financiera con éxito. O
afecta privilegios o se hunde e incluso se convierte en cómplice. No basta ir
con el secretario de hacienda quien ya les dijo que no se puede, ni basta ir
con la comisión de hacienda y presupuesto del congreso para pedir dinero. Por
eso, los universitarios ya estamos planteando: Si no pueden, renuncien.
PD. Hace tiempo, frente a este
escribano de la trinchera le dijeron a Juan López Salazar: “Usted sabe que
tiene un asterisco en la frente ¿verdad?” ¡¡Ahora se sabe la razón!!