07 enero 2015

¡RENUNCIO AL PAN!

Este escribano de la trinchera renuncia a partir de hoy al PAN. Para fundamentar mi decisión tomo como mía la carta que Ricardo Andrés Pascoa Pierce envió a Ricardo Anaya Cortés, presidente Nacional del PAN y al presidente del PAN en el Distrito Federal Mauricio Tabe Echarte en la que se dicen razones de peso para abandonar ese partido en el que tuve un efímero paso, escasamente de un poco más de un año. Dice así.
            “Por este conducto hago de su conocimiento la decisión de renunciar a mi militancia en el PAN, a partir de esta fecha, y le ruego dar la indicación pertinente al área responsable para eliminar mi nombre del padrón partidista. Cuando me afilié al PAN, lo hice con la convicción de que me encontraría en un partido formado por, para y de los ciudadanos libres de este país. Cuando observo lo que se hace con los padrones de afiliados del partido, ciertamente en el Distrito Federal, constato prácticas añejas de corporativismo que, personalmente, repudio. De igual manera, la conducta de los legisladores del PAN al avalar el reparto de fondos públicos, que devienen en moches, habla de una descomposición política y ética en la conducta pública de quienes, en órganos de representación popular, dicen representar a todos los panistas. He llamado públicamente a los legisladores a que renuncien a recibir esos fondos, sin haber recibido respuesta alguna. El hecho de recibir esos fondos perpetúa una tradición de corrupción en el sistema político y contribuye a profundizar la crisis política que vive el país. Así, percibo que el PAN, en vez de ser la solución a la crisis nacional, se ha convertido en parte del problema. Dejo en el PAN a muy buenos amigos y amigas, con talante de lucha y sin miedo a la democratización del país. Le sugiero, modestamente, aprovechar esa energía de las bases. Atentamente, Ricardo Andrés Pascoe Pierce”
            Primero quiero decirles a mis escasos lectores que jamás había militado en ningún partido político. Me convencí que desde la ciudadanía tampoco se podía hacer mucho, por eso decidí incorporarme a un partido. Seleccioné al PAN. No al PRD porque el Judas Acosta Naranjo impediría una real participación. Era en el PAN donde podía tener alguna posibilidad de participación. Pronto me convencí que no era así. Duré escasamente un año sin ser considerado para una simple opinión, mucho menos para opinar o votar sobre nuestros candidatos. Ramón Cambero y compañía eran la fiel representación de la pudrición de un partido que se sigue manejando como franquicia personal y de grupo.
            Sumado a lo anterior, la práctica de los moches y los escándalos de lideres nacionales con las teiboleras, junto con los escándalos de corrupción a niveles alarmantes me obligan a no ser parte de un partido que maneja una doble moral. Me regreso al estatus de ciudadano simple y mortal que siempre tuve y reconozco que fue un error político haberme metido a un partido en aras de que las opiniones que vierto en los medios de comunicación sobre la transformación de Nayarit pasaran de ser una simple opinión, casi una quimera, a ser  una practica política dentro de las instituciones políticas de este país para lograr el objetivo de sacar del bache a Nayarit.
            Reconozco que en el PAN hay gente valiosa, desgraciadamente esa gente valiosa por lo regular está fuera de las decisiones dada la, tal como dice Ricardo Andrés Pascoe, “descomposición política y ética en la conducta pública de quienes, en órganos de representación popular, dicen representar a todos los panistas”. Y más ahora que se dio a conocer el cónclave de los “dueños” del PAN en Nayarit para impulsar como candidato a diputado federal a un fiel representante del trafico de influencias, a un típico personaje que sólo le interesa el poder y el dinero y no las causas sociales, a un personaje que deviene de una familia que hoy lo “potrea” para seguir con la práctica de hacer negocios desde el poder, con la idea de usar el poder para acrecentar fortunas realizadas al amparo del ejercicio gubernamental. Si me refiero a Antonio Echevarría García.
            Si como ciudadano no acepto que sigamos construyendo un México donde los corruptos sigan entronizados en las esferas de decisión de la vida pública. Mucho menos lo puedo aceptar siendo integrante de un partido en el que tendría que promover el voto para un traficante de influencias. Sé que mi salida del PAN no cimbra para nada a la militancia ni mucho menos al partido. Tampoco espero que eso sea así. Pero si deseo ser congruente entre mis opiniones públicas y mi práctica política. No militaré en un partido que se maneja como franquicia ni mucho menos aceptaré que sigan imponiendo candidatos que son la típica imagen de lo que debemos combatir en este país: a los traficantes de influencias, a los corruptos. Espero que las instancias correspondientes del PAN tomen nota de esta posición política pública y tomen las medidas pertinentes para el caso. robertogbernal@gmail.com

PD. Creo firmemente en que el sistema de partidos debe cambiar, no desaparecer. Creo que México merece una reforma política de mayor calado en la que los partidos también sean sometidos a la rendición de cuentas, a la transparencia y que se realice una reforma para que dejen de ser empresas particulares y de grupo y en su lugar se conviertan en lo que siempre debieron ser: canal de expresión social. www.trincherauniversitaria.blogspot.mx

Related Posts:

OTRA DENUNCIA CON NAVARRO ¿Y?

CON NAVARRO QUINTERO EN 2018 ¿Y?