Había decidido no escribir hasta la semana que viene, de hecho ya les había deseado su buen fin de semana, pero ante tanta jocosidad de los políticos, y poca la resistencia de este escribano para reírse de las graciosas posturas políticas de los mismos, no me quedó otra más que desahogar mi risa compartiéndola con mis escasos lectores. Y es que estaba leyendo la prensa, tal como lo hago diariamente desde muy temprana hora, y resulta que me encuentro en uno de los medios de comunicación locales, de esos periódicos que subsisten gracias a lo que Ney les da ($) a cambio de cultivar su imagen, la sorprendente noticia de que el secretario general de gobierno, Roberto Mejía Pérez, se destapó como aspirante a la gubernatura de Nayarit. No pude contener una sonora carcajada en la soledad de mi cuartillo de estudio.
Si una empresa de esas encuestadoras que se dedican a cobrar por decirles a sus clientes que van arriba de las preferencias electorales, me preguntara ¿Por quien votaría para gobernador de Nayarit, por Roberto Mejía o Vallín? Sin pensarlo y de manera contundente le contestaría que por Vallín. Vallín es uno de los mejores marisqueros que tiene Tepic, es un joven que tiene su negocio allá por la calle Hidalgo pasando la Guadalajara a un lado de las vías del tren. Debido a que es experto en el negocio de los mariscos, a Vallín lo conoce todo tipo de gente dado que su habilidad para la comida de mariscos, lo convierte en un centro de consumo donde la delicia y el placer al paladar hacen converger a todo tipo de personalidades. Políticos, periodistas, profesionales, músicos, gente de los ranchos y todo tipo de gente va con Vallín a consumir sus ricas especialidades marinas. Es un tipo sensible, agradable al público y con una chispa que ya quisieran los políticos Nayaritas para tratar a la gente, por eso estoy convencido de que sería mejor gobernador que el secretario general de gobierno, Mejía Pérez. Vallín posee los requisitos que exige el pueblo para ser un buen gobernante: sensibilidad, atención a la gente, honestidad, agradable con el pueblo.
En cambio, el secretario general de gobierno dicen que es bueno solamente para curar, por unos buenos pesos, a toda la gente que tenga problemas de oído, nariz y garganta, pero como político le falta mucho. No es atento ni comedido para resolver los problemas de la gente. Y esto lo digo y sostengo contra viento y marea debido a tres cosas: La primera, como secretario general de gobierno hizo caso omiso a la denuncia por acoso sexual que la lideresa del STUAN le hizo. Llegó al grado de decirle a la lideresa que no podía hacer nada que porque el rector ya no quería ni contestarle el teléfono. ¿Se imaginan mis escasos lectores que un rector, jefe de una institución educativa de Nayarit, le niegue la contestación a quien es el jefe del gabinete gubernamental? ¿Ustedes creen que el secretario general de gobierno le tenga que pedir permiso a un rector para resolver y dar curso a denuncias penales? Pero si el secretario general de gobierno dice eso es por una de dos razones: o porque es un simple “papanatas” que no sirve para nada o el gobernador le ordenó que no atendiera ni diera curso a la denuncia, porque el argumento de que el rector no le contesta las llamadas para atender el asunto del director de ingeniería pesquera que es un acosador sexual, no la cree ni mi hijo que tiene cuatro meses de nacido. La segunda consiste en que no da curso a las demandas laborales que se tienen contra la universidad en la junta local de conciliación y arbitraje, demandas laborales que proceden por las violaciones al contrato colectivo de trabajo pero que están congeladas y que al parecer el otorrinolaringólogo que incursiona como secretario general de gobierno no piensa en hacer justicia a los trabajadores que tuvieron que demandar. La tercera se debe al hecho de que jamás ha tenido la sensibilidad para hacer justicia al caso de Jesús Silva Gámez tan difundido en la prensa. Ni siquiera ha tenido la sensibilidad de llamar a Silva Gámez por lo menos para escuchar su versión acerca de la corrupción, impunidad e injusticia que hay incluso en sus propias dependencias laborales y, si hace caso omiso a este tipo de denuncias es porque también es cómplice por omisión, de la corrupción e impunidad imperante en su propia dependencia. Si Vallín fuera el secretario general de gobierno, estoy plenamente seguro que desde el momento en que aparecieron en los medios dichos problemas, no hubiera tardado ni un dia en atenderlos, pero como yo se que los guayabos dan guayabas, es imposible que un tipo como el secretario general de gobierno quien a todas luces demuestra incapacidad para estar en el cargo, le de curso a los problemas. Por eso los Nayaritas renegamos de este tipo de gobiernos a pesar de que les estamos pagando para que resuelvan nuestros problemas. Les pagamos para estarles rogando que nos atiendan. Habrase visto insolencia, barbarie y alevosía. robertogbernal@gmail.com
PD. Vi una entrevista por televisión de nuestro excelente presidente municipal de Tepic y quedé maravillado porque me enseñó una cosa: Nunca hay que tener vergüenza de demostrar públicamente lo “naco” que se es. Vean el capítulo 48 de la novela del matón de vacas en www.anecdotasesino.blogspot.com ¡Ahora si! Disfruten su fin de semana. ¡Nos veremos! Dijo un alto funcionario