Está en el centro
del debate Nayarita la ratificación de Petronilo Díaz en la fiscalía general
del estado. Y es que no es una cosa menor. En gran parte, el futuro de Nayarit
se juega en dicho proceso, sobre todo por el tema de la seguridad. Muchos
dicen, de hecho, que la ola de asesinatos y de violencia que se ha venido desatando
en Nayarit, es porque las bandas de criminales están buscando “doblar” al
ejecutivo del estado para seguir con el control de la plaza y, entre sus
medidas dicen que está el hecho de poner en los mandos de la seguridad a gentes
proclives a los intereses de los cárteles que se disputan el territorio.
Habria que aclarar que la seguridad de
los Nayaritas está en manos del gobernador y de su secretario de seguridad
pública, no en la fiscalía. Sin embargo, la fiscalía sigue, quiérase o no,
siendo parte del sistema estatal de seguridad y, de una u otra manera, es corresponsable
de la misma. Así que el nombramiento del fiscal adquiere, de una u otra manera,
mucha relevancia. Saber quién será el nuevo fiscal es un tema toral.
Mi siempre “agradecido y leal” amigo
Polito Domínguez, como lo dije en alguna otra ocasión, ya declaró que nadie
tiene amarrado el puesto, ni Petronilo. Esa declaración está bien para el consumo
público, es lo que debe de decir, pero, nadie se traga el cuento de que en la
cámara no se cabildee el nombramiento del nuevo fiscal y que se nombre uno que
previamente hayan acordado entre las distintas fracciones parlamentarias. Así que,
si Polo pone su cara de inocencia ante el pueblo diciendo que nadie la tiene
amarrada, lo cierto es que de él depende en gran medida la definición del nuevo
fiscal por una simple y sencilla razón: Es el líder del congreso.
Y el líder del congreso tiene la
obligación de, sin subordinarse con el ejecutivo, acordar con él la definición
del nuevo fiscal, también simple y sencillamente porque es el gobernador el
responsable constitucional de la seguridad de todos nosotros los Nayaritas. Así
que lo más elemental es que Polo se ponga de acuerdo con el gobernador para
definir quién será el nuevo fiscal. Y, obviamente, los demás charalillos deben
operar esas decisiones. ¿A quienes me refiero? De parte del poder ejecutivo,
sin duda alguna el secretario general de gobierno deberá tejer fino para que la
decisión del gobernador tome forma concreta. Y de parte del poder legislativo,
debe ser mi “agradecido y leal” amigo Polito quien debe operar finamente con los
coordinadores de cada una de las bancadas y de los líderes partidarios para que
se logre una decisión coordinada entre ambos poderes.
Sería un soberano error político
que, en aras del protagonismo y del futurismo político, mi “agradecido y
siempre leal” amigo Polito Domínguez, se pusiera a cabildear para poner a otra
persona distinta de Petronilo Díaz Ponce Medrano quien, de todos es conocido, es
el hombre que al ejecutivo del estado le conviene para estar al frente de la fiscalía.
Y conociendo a Polito, no está muy alejada la posibilidad de que le gane esa
tentación de tratar de imponer a uno de sus incondicionales en la fiscalía en
aras de su propio proyecto personal de ir ganando espacio para dentro de casi
cuatro años, candidatearse para la gubernatura. Ese tren ya lo perdió Polo, su
falta de virilidad política lo hizo perder la ruta hacia el gobierno del
estado. Si mi “agradecido y leal” amigo Polo opera para poner a otro, sólo
demostrará baja estatura política.
Hay algunas voces que proponen
ciudadanizar la designación del nuevo fiscal. Es sin duda, una buena propuesta,
sin embargo, en estos momentos de emergencia social, donde los Nayaritas ya
requerimos que se termine esta fea etapa de asesinatos, levantones, extorsiones
y corrupción en las instituciones que dejó enlodadas el anterior gobierno y en
la Universidad, lo que menos necesitamos es retardar más la decisión de un
nuevo fiscal. Hacer un proceso de ciudadanización implica tener más tiempo sin
la definición clara y concreta de con quien se va a coordinar el gobernador
para sacar adelante su responsabilidad que es darnos seguridad. Ya los
ciudadanos le estamos diciendo al gobernador ¿hasta cuándo se va a parar esto? ¿hasta
cuándo se va a meter al bote a los corruptos? Y si nos metemos a ciudadanizar
la designación las cosas van a seguir igual. Lo mejor es ratificar a Petronilo y
comenzar a dar resultados concretos ya, de inmediato. No quiero que se me escape
Juan López Salazar nomas porque vamos a retardar las cosas y que resulte un
fiscal al que hay que explicarle de nuevo la situación. Petronilo ya está avanzando
en muchos temas como para volver a comenzar.
Si no ratifican a Petronilo en aras
del futurismo político, entonces tendremos un ejecutivo débil que no podrá
cumplir con su obligación constitucional de darnos seguridad. Si no hay un
personaje que se coordine de manera eficiente con el gobernador eso también demostrará
falta de eficacia política de los operadores del propio gobernador y, ante las
circunstancias actuales, lo que menos nos conviene a los Nayaritas es tener un
gobernador débil. Si de por si llegó a la gubernatura con 62% de ciudadanos que
no votaron por él, si a eso le sumamos los errores que ya ha tenido al tomar
decisiones, como el haberles dado la decisión a las mafias universitarias de
nombrarle funcionarios entre otros errores y, si a eso le sumamos que haya un
fiscal que no sea de su gallinero, entonces seremos los ciudadanos los que
sufriremos las consecuencias de tener un poder ejecutivo débil.
PD. Y conste, yo no
voté por él, pero como ciudadano no me conviene tener un gobernador débil.