Es mi última
columna del año 2017. Generalmente, después de un tiempo, nos ponemos en “stand
by”, hacemos un alto en el camino para evaluar lo que hicimos en el año. Sin
embargo, más que aburrirlos diciéndoles lo que pudo haber sido y no fue,
prefiero desearles a todos, amigos y no amigos, un venturoso año nuevo, lleno
de alegría, paz, amor y lleno de éxitos. Ta´ cabrón……pero se los deseo.
El de la trinchera, mal pensado como
es, les dice a sus cuatro lectores lo que espera del año 2018. Lo primerito es
que el gobernador Echevarría lleva a cabo lo que dijo en campaña: combatir la
corrupción y meter a la cárcel a los ladrones. Pero como los Nayaritas sabemos
que hay muchos afuera, de esos que son diputados, regidores, presidentes
municipales, ex gobernadores y hasta rectores y ex rectores de universidades,
seguramente que la penal no le va a servir para meter a tanto malandrín de
cuello blanco. Eso, por supuesto, sin contar a los que portan sus armas de
grueso calibre y que a diario asesinan a otros pobres mortales, así como
también a esos que roban casas habitación y los que desvalijan a simples
empleados que van a cobrar sus quincenas en los cajeros automáticos. Hay mucha “rata”
afuera de la penal. Tengo el deseo inmenso de que el gobernador Echevarría
empiece con el ex gobernador del sombrero.
Otro deseo, por supuesto, es que, a Juanito
López Salazar, el ex rector ladrón, lo envuelva una aureola de remordimiento al
saber que por su culpa habemos cientos y cientos de damnificados universitarios
que ya no sabemos qué hacer para darles de comer a nuestras familias y, con ese
remordimiento, venga a hacer una manda al Pichón y regrese lo que se robó.
Quien quita y hasta se salva de pisar la cárcel.
También, el de la trinchera quiere
decirles a sus escasos lectores en número de cuatro, otro de sus deseos. Que el
“pelón” Hernández Escobedo, aparte de seguir siendo líder del SETUAN por los
siglos de los siglos, también sea diputado federal y luego rector de la UAN, al
cabo los universitarios ya nos estamos acostumbrando a verlo como hacendado
decimonónico, dueño de vida y tierras universitarias. Sirve que asi no
solamente seguirá saqueando al presupuesto universitario, sino que ahora
pudiera meterle mano a la caja de la secretaria de hacienda.
Luego al rector de la UAN, el
escribano de la trinchera espera que le agarre un poquito la decencia y ponga
en la mesa su renuncia al puesto. De la misma manera, espero que esa aureola de
nobleza lo embargue y haga la declaración de que ya está cansado de ser
tapadera de corruptos y de andar cargando muertos que no mató. Que ya está
cansado de darles privilegios a los FEUANOS, al “Pelón” y hasta seguir
protegiendo a uno que otro malandrín junto con Juan López.
No puede estar fuera de mis buenos deseos
lo que espero de mi amigo, el “agradecido y leal” Polito Domínguez. Espero que
este año venidero, siga como es, humilde, sencillo, sincero, nada de vanidoso,
soberbio, malagradecido, desleal, egoísta y déspota como aparenta ser, para
que, así, siga cosechando triunfos políticos que lo llevan a subirse a un tren
que ya se le fue pero que, si se cumple este deseo, a lo mejor lo alcanza. A lo mejor es gobernador en el año 4780.
En el plano nacional, sin duda
alguna espero que gane MORENA y llegue Andrés Manuel López Obrador a la
presidencia de la república. A lo mejor, con el empujón de este casi presidente,
los candidatos locales quienes, aunque no son santo de mi devoción, lleguen a
ocupar curules en el senado y en la cámara de diputados. Desearía que “El Pecas”
ya fuera uno de ellos. Si las que han vendido requesón o se han dedicado a
hacer chambritas han sido senadoras y diputadas, no veo ninguna razón para que “El
Pecas” no ocupe una curul.
Por
supuesto, a Peña Nieto y su pandilla, quienes han saqueado al país, me gustaría
verlos en la cárcel. Pero si Andrés Manuel ya les ofrece amnistía a los
criminales, a lo mejor a estos saqueadores de cuello blanco también les da algún
indulto y ya de ahí los veríamos como candidatos a ocupar puestos en las
organizaciones financieras y comerciales multilaterales o por lo menos dando
conferencias en las universidades gringas.
En
fin, sea este año venidero, para todos, un año lleno de salud, amor y éxitos
para todos. No le deseo mal a nadie, esos son mis deseos como un simple mortal
ciudadano, pero, como dios ni cumple caprichos ni endereza jorobados, los
deseos tienen una alta probabilidad de que no se cumplan, lo cual espero y eso
no me lleve al borde de la muerte debido a la incontrolable risa que embargaría
todo mi grasoso cuerpecito. Los deseos son como las especulaciones: les pone
uno el final que quiera. Vaya pues un bienaventurado deseo de bienestar para
mis escasos lectores.
PD.
¡Feliz año 2018!