21 febrero 2017

EL SENTIMIENTO DE UN JUBILADO DE LA UAN: ARTURO PACHECO

Por supuesto, hay mucha indignación social y universitaria ante los últimos acontecimientos que han pasado en nuestra Alma Mater. Hoy, les transcribo la nostálgica carta que me ha enviado uno de los maestros hoy jubilados pero que sigue sintiendo en carne propia todos los avatares que le pasan a la institución a la que le entregó su vida y a la que ayudó a construir desde diferentes trincheras. Dice así.
            “Amigo Roberto: Podía habértelo dicho como usualmente lo hago, pero   quisiera que este mensaje lo pudieras publicar en tu muy leída columna. Crecí junto a la Universidad, cuando fue creada con aquel famoso “camino de plata” para su creación. Como lo sabes, soy maestro jubilado de preparatoria número uno. En aquel entonces, éramos luchadores para mejorar la institución. Después de 35 años, parece que seguimos siendo los únicos que estamos despertando. Este es el mensaje. Como el más humilde de los catedráticos, es necesario reconocer aquellos líderes que lucharon por mejorar la UAN, dirigentes de catedráticos como el licenciado José Luis Rodríguez Jiménez, el licenciado Héctor Béjar Fonseca y otros dirigentes y maestros que lucharon contra la corrupción como Simancas Robles, tú mismo, la maestra Bertha Arellano, Luis Ignacio Bañuelos (qepd), el licenciado Sánchez Fletes (qepd), Evelina Flores, el médico Marco A. Pérez Ramírez (qepd), yo mismo y otros tantos que se me escapan ahorita, y que nos vimos involucrados en una lucha fuerte para limpiar la Universidad de ese lastre que hoy la tiene hincada. Recuerdo que luchamos contra drogadictos, violadores, robos e inclusive asesinatos que como “jefe” de la policía universitaria, el único reconocimiento que tuve fue el de asesino de trabajadores, pero el tiempo me dio la razón a pesar de que tres veces me salvé de balazos hacia mi persona.
            Pero, principalmente quiero reconocer a dos rectores que tuve la oportunidad de servir: Al doctor Petronilo Díaz Ponce y al licenciado Germán Rodríguez Jiménez, así con mayúsculas, no como el que tenemos actualmente que, si tuviera vergüenza, renunciaría, pero antes que me pague lo que me debe la Universidad: el ingreso de uno de mis hijos y me devuelva el fondo de pensiones que me están robando, porque yo me jubilé antes de que naciera el fondo.
            Y a mis amigos, a todos los universitarios docentes jubilados también mi reconocimiento. Y no se burlen por hacer un reconocimiento, porque soy como lo dije, un maestro universitario, y también valgo. Y no soy de una universidad que nombran “honoríficos” a gente que no lo merece. No me confundan con un maestro inservible por ser jubilado para que todos me den cachetadas guajoloteras. Los jubilados somos parte de la comunidad universitaria y estamos, al igual que tú, completamente indignados por ver como lo que construimos con esfuerzo, hoy esté tirado a la basura y no hagamos nada por rescatarla.
            Suerte en tu lucha, pero yo te pediría que invitaras a los jubilados, nuestros amigos, que somos una verdadera fuerza universitaria, a que en lugar de que nos digan en tono despectivo jubilados, hoy nos digan “deshuevados” por no hacer nada. Somos muchos, pero, desgraciadamente nuestros liderazgos no han estado a la altura de nuestras expectativas como lo que deberíamos ser, factor de cambio y transformación de nuestra universidad. Ojalá y pudieran revivir su lucha todos aquellos luchadores universitarios que tanto le hacen falta a nuestra alma mater y que hoy está dominada por liderazgos que dejan mucho que desear y por un puño de vividores que la han sumido en la falta de credibilidad social. Gracias por tu atención, te mando un fuerte abrazo. Arturo Pacheco Ruiz.”
            Hasta ahí quedó un sentimiento de nostalgia y de añoranza de un maestro universitario, amigo, quien de manera romántica añora que haya liderazgos como los de antes. En medio de ese sentimiento, seguramente hay muchos que se identifican con las palabras de Arturo Pacheco. Especialmente cuando, ahora un poco “desvencijados” por la edad, acuden a un servicio médico universitario donde prácticamente los inducen a la muerte. Muchos de ellos son hipertensos y, en los servicios médicos universitarios les dicen que no hay de su medicamente o que está fuera del cuadro básico, como si su corazón entendiera esas razones para seguir funcionando. No hay medicina y se mueren y esa es una política criminal del actual rector, sobre todo cuando vemos que no hay medicinas para los jubilados, pero si hay dinero para la FEUAN.
            Y coincido plenamente con Pacheco cuando, desesperadamente, añora liderazgos auténticos como los de antes. Pero también coincido con él porque los diferentes gobiernos, argumentando que respetan la autonomia universitaria, han dejado que los maleantes y vividores internos, se hayan acabado la universidad y dejen en estado de indefensión a merced de las mafias internas a la comunidad universitaria. Hoy, después de tanto insistir en el combate a la corrupción, ya tenemos un resultado, tenemos un ex rector prófugo de la justicia, pero aún queda su heredero al frente de nuestra institución.

PD. ¿Y quienes nombraron a un ladrón para estar al frente de la rectoría de la UAN tiene responsabilidad?

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