Un excelente académico
universitario, Salvador Mancillas Rentería, escribió en las redes sociales, la vida
Universitaria de Juan López Salazar. El título es a modo de lo que hoy circula
ahí, donde muchos universitarios describen su vida universitaria, sus
experiencias diversas y todo lo que le deben a la noble institución. Es un
esfuerzo de muchos universitarios, quienes, mediante sus vivencias, tratan de
rescatar algo de la escasa credibilidad social que hoy tiene la institución
producto del dominio de los rateros, saqueadores y todo el rosario de
especímenes depredadores de la UAN. Dice así.
“Corrían los noventa,
cuando me inhabilitaron por sospecha de corrupción; pero como la UAN es una
institución muy noble, entré por la puerta grande y me dieron el puesto de
Director de Finanzas. Hay muchos pendejos universitarios que tienen veinte años
esperando una miserable reclasificación, que no les aporta más de 300 o 400
pesos quincenales; pero yo, en cambio, por mis talentos especiales para las
labores de cuello blanco, fui inmediatamente recompensado. Me ascendieron a
Secretario de Finanzas. Fue mejor que sacarme el Melate, porque, además, tuve
la oportunidad de convertirme en un mago superior a David Copperfield… (¡!).
Hasta
el momento nadie ha resuelto el acertijo de cómo es que desaparecí el Fondo de
Pensiones. Esculcan, releen los libros contables, utilizan modelos con
algoritmos sofisticados, practican auditorías, pero ni los sesudos académicos
de economía y de comercio –es más, ni el Doctor Camelo, que va que vuela para
Premio Nobel− saben cómo hice del Fondo
algo semejante al Copperfield, cuando desapareció la estatua de la Libertad
ante una multitud de incrédulos espectadores.
Pero
mi querida UAN, que cabe toda entera en mi bolsillo, me tenía reservada una
sorpresa mayor: por mis méritos financieros me convirtió en Rector, a pesar de
que en toda mi puta vida no había estado frente a un pizarrón, ni mucho menos
haciendo investigación. Juro, por mi madre, que en mi miserable vida de
estudihambre jamás soñé con una vida dorada como la que regaló mi universidad. ¡Buah!
¡Tengo ganas de llorar de emoción! Tuve oportunidad de pavonearme, junto a Lady
UAN, como todo un rey de chocolote con nariz de cacahuate, bajo los luminosos
reflectores académicos, feuanistas y setuanos.
Y
ocurrió lo más fantástico que le puede ocurrir a un ser de carne y hueso.
Obtuve poderes de súper héroe. Poseo la propiedad de volverme invisible e
intocable. Sólo me aparezco a voluntad, por teléfono o email, con Nachito, para
hablarle con una voz de ultratumba, sabiendo lo asustadizo que es. O con el
gobernador, que es mi asistente más eficaz en esto de hacer magia de la buena
con los centavos ajenos.
Me
volví, pues, una especie de Houdini, un escapista prodigioso, luego de que volví
ojo de hormiga dos mil millones del presupuesto universitario. Pero más que el
dinero, más que los carros de lujo, más que las propiedades que caben enteras
en mi corazón de caja de caudales, me conmueve su gente, los universitarios. ¡Son
tan cretinos! Todos estos años como funcionario y Rector, sentía que gobernaba
a un pueblo de pitufos, con sangre de Tontín corriendo por sus venas. Creen
efectivamente que soy un superhéroe porque, como lector de novelas fantásticas,
les hice creer que los malos de la mafia son los responsables de la catástrofe
financiera de la UAN.
Antes de que termines difunta, querida UAN, acepta mi gratitud
por derramar tus beneficios sobre este humilde contador de chiles. Pero no se
crean que soy mezquino. En retribución por tanta bondad, daré un Premio de tres
veces el salario mínimo a quien adivine donde estoy, con una única restricción:
No se vale preguntarle a Nacho.”
En esa novela, descrita con maestra ironía, se relata el
tránsito del ahora prófugo de la justicia, Juan López Salazar. Salvador
Mancillas, con ese sarcasmo y socarronería, Mancillas da cuenta de que Juan
López fue todo un pájaro de cuentas, al mismo tiempo reafirma lo que este escribano
de la trinchera hizo un tiempo ante las mafias universitarias: haber solicitado
su remoción como rector por no cumplir los requisitos legales para serlo. Hoy
ya tengo los documentos oficiales como para presentar una denuncia de hechos,
penal, por usurpación de funciones, que se sumará a las otras denuncias que ya
he interpuesto ante las autoridades correspondientes. Mancillas confirma que Juan
no era elegible cuando dice: “..a pesar de que en toda mi puta vida no había
estado frente a un pizarrón, ni mucho menos haciendo investigación..” Hoy ha
llegado el tiempo de interponer esa denuncia, no importa que ya no esté al
frente de la institución, el delito lo cometió y es sancionable.
El problema de esta denuncia que seguramente interpondré en la
PGR, pero fuera del estado de Nayarit, serán las implicaciones, porque de
proceder, hasta Nacho Peña se puede caer, ya que todo lo que haya hecho Juan
López sería ilegal, no sólo la firma de documentos y el ejercicio de la función
y con ello el presupuesto, sino haber constituido un consejo general
universitario siendo él un rector ilegal.
PD. Mi reconocimiento y felicitación a Salvador Mancillas por
tan apretada como jocosa descripción universitaria del ex rector Juan López
Salazar.