A las agresiones del anciano dirigente
del SETUAN, el socialmente conocido “Pelón” Hernández Escobedo, hacia el STUAN,
sindicato en el que estoy temporalmente al frente, ahora se le suman las
agresiones provenientes de directores y algunos funcionarios universitarios.
Como ya lo he mencionado en otras colaboraciones, las agresiones consisten en
cumplirles el derecho a mis agremiados, esos derechos que les han estado
violando, a cambio de que se salgan de la organización a la que pertenecen, o
sea el STUAN. Esto es, les dicen: “te cumplo tu derecho pero salte del STUAN”
lo que significa un atentado a la libertad constitucional de asociación.
Esa
es una postura primitiva, propia del gorila que llevan dentro quienes la
practican. La libertad de asociación es una conquista revolucionaria,
establecida en la constitución mexicana y que costó al pueblo de México mucha
sangre. Es un derecho que no está en la mesa de negociaciones ni debe servir de
chantaje para pagarles lo que se les debe a los trabajadores. La libertad de
asociación, así como el conjunto de libertades constitucionales de los que
gozamos los mexicanos, como la libertad de expresión, la libertad religiosa, no
tiene nada que ver con el derecho laboral, es decir, se puede pertenecer a la
organización que al trabajador le plazca, así como se puede pertenecer a
cualquier partido político o profesar cualquier religión sin que ello nada
tenga que ver con los derechos que provienen del trabajo que se desempeña.
Es
realmente inconcebible que los que son los pensantes de Nayarit, los académicos
y trabajadores que laboran en la Universidad Autónoma de Nayarit y que deberían
ser evidencia de la inteligencia de Nayarit, se comporten como verdaderos
orangutanes asumiendo posturas primitivas en las que condicionan el
cumplimiento del derecho laboral sobre la base de violentar el derecho
constitucional a la libre asociación. ¿Se imaginan que para trabajar en el
gobierno ya sea estatal, municipal o federal se les exija que sean del partido
que gobierna? Ese tipo de posturas donde se hace uso faccioso de las
instituciones ya no debe existir. Las libertades constitucionales son
esenciales en la vida democrática de México y, por tanto, en el desván de la
historia es donde deberían estar aquellos orangutanes que practican desde el
poder las violaciones constitucionales.
En lo personal no me
sorprende que esas agresiones al estado de derecho provengan del anciano
dirigente del SETUAN. Es casi hasta “normal” que así sea si entendemos que para
él es una necesidad ineludible el eliminar cualquier intento de organización independiente
pues la existencia de trabajadores organizados es una verdadera amenaza a lo
que él considera su negocio o empresa familiar, o sea la Universidad Autónoma
de Nayarit. Lo que verdaderamente causa lástima es que provengan de
funcionarios o directores que se sienten iluminados o se creen unas lumbreras
intelectuales cuando en los hechos no son otra cosa más que unos pobre
mediocres que temporalmente están al frente de una institución, no van a estar
eternamente en esos puestos pichurrientos que los marean. Deben entender las
afirmaciones hechas por el general Marcelino García Barragán quien dijo que “El
poder marea a los inteligentes pero a los pendejos los vuelve locos”.
Lo que los trabajadores
académicos y administrativos deben entender es que el cumplimiento de los
derechos laborales no debe estar sujeto a la afiliación a uno u otro sindicato.
Los derechos laborales establecidos en los contratos son para todos,
independientemente de quien los firme o quien tenga la titularidad de los
contratos. Por eso mismo, los trabajadores deben entender que la existencia de
sindicatos como el STUAN, representan un
acicate para las mafias sindicales quienes se entronizan en los liderazgos y
que actúan como verdaderos patrones para hincar a los trabajadores. Si no
estuviera el STUAN los trabajadores no tendrían más que otro camino que el ir a
ponerse como “chivito en precipicio” y estar al mande usted de los líderes.
Recuerdo cuando
participé para la dirigencia del SPAUAN. Muchos académicos me decían: Roberto
tienes toda la razón, pero acá me van a dar el tiempo completo y unas
reclasificaciones. Yo les contestaba, “pues deberían darme las gracias porque
si no estuviera yo en esto no les daban ni agua. Se los dan porque los quieren comprar”.
Ahora se repite la historia, solo que la diferencia es que hay muchos
trabajadores que prefieren aguantar un poquito pero mantener su dignidad a
salvo. robertogbernal@gmail.com
PD. Desde aquí elevo la petición a la
autoridad rectoral para que ponga orden en sus subalternos. El respeto es
mutuo. Si siguen las agresiones no esperen respeto de nuestra organización.
Directores y funcionarios son puestos por la autoridad rectoral, así que debe
ser el rector quien ponga orden. www.trincherauniversitaria.blogspot.mx