Estaba a reventar el lugar del
festejo. El Presídium estaba completo, hasta con personajes internacionales.
Era el festejo del día del día del burócrata. Inició el evento con mucha
solemnidad. Honores a la bandera, himno nacional, himno latinoamericano y el
himno que enorgullece a la burocracia. Luego desfilaron ante el micrófono los discursantes.
Todos exigiendo respeto a la autonomía sindical, todos reclamando justicia y
respeto a los derechos laborales, todos diciéndole al gobernador que la culpa
de los endeudamientos institucionales no son responsabilidad de los
trabajadores, todos señalando los atropellos a los trabajadores de parte de las
autoridades gubernamentales, en fin, todos restregándole en la cara al
gobernador sus incumplimientos y falta de respeto.
Ante
el rosario de exigencias, el gobernador mostró urbanidad política. Y para los
que no entienden que es urbanidad política les digo que, coloquialmente quiere
decir que “aguantó vara”, aguantó los chingadazos de saliva que mediante
micrófono en boca la propinaron en cada segundo que transcurría. Evidentemente,
las muecas, la cara pálida, el rostro compungido y la ausencia de sonrisas
mientras le tundían los salivazos, era la postura gubernamental. Esa urbanidad
la demostró pasando muchos gordos buches de saliva para aguantar a los líderes
locales e internacionales que fijaron la postura de defensa de los
trabajadores.
Una
vez que resistió el vendaval de acusaciones, le tocó a él, le tocaba al
gobernador la réplica. Todos los presentes esperaban que ahí anunciara algún
compromiso importante como por ejemplo que se comprometía a pagarles lo que les
debe, o que se comprometía a no entrometerse en la vida sindical y que aquel
funcionario que lo hiciera sería destituido inmediatamente, o que se comprometía
a gestionar recursos para capitalizar el fondo de pensiones y a transparentarlo,
en fin, algún anuncio espectacular que echara por tierra las exigencias que
previamente le habían planteado.
¿Y
qué sucedió? Primero saludó a todos. Después dijo que no podía levantar la voz
porque andaba malito. Continuó diciendo que es un gobernador amigo de los
trabajadores. También señaló que las deudas que tiene son heredadas. Que va por
más bienestar para los trabajadores y que va por más seguridad. Y que para
apoyar de esa manera a los trabajadores se pondrá en contacto directo con la
lideresa de la organización sindical de la burocracia tal como lo ha venido
haciendo. Los felicitó a todos por su día, terminó su discurso, abrazó a los
del presídium y se retiró. ¡No les dio ningún cinco, ni agua, no se comprometió
a nada!
Lo
insólito es que los trabajadores, al ver eso, también mostraron urbanidad
política, aguantaron la postura gubernamental de no darles nada y no lo
abuchearon, mostraron respeto, aunque no más de alguno en lo corto nomás se le
salían los sapos y culebras de la boca. La música de banda que inició
posteriormente, cambió esas posturas de encono, de enojo hacia la figura
gubernamental, en alegría. Se mostró una vez más que los trabajadores son
nobles más no pendejos porque seguramente saben que tendrán que seguir en la
lucha exigiendo lo que les deben por derecho
Alguno
que otro mal pensado estaba esperando que el gobernador hiciera los compromisos
que fueran en aras de tener el apoyo de los trabajadores ahora que se vienen
las elecciones. Pero no, no pasó nada. Sólo entregó puños de saliva y unas
buenas intenciones, tal como está plagado el camino hacia el infierno. Muy
urbano el gobernador. El evento siguió con la fiesta y algunos de los
aspirantes a puestos de elección popular se la pasaban saludando a diestra y
siniestra. Era un momento muy adecuado para hacer proselitismo político entre
los soldados que han hecho presidentes municipales y hasta gobernadores.
¿Cuáles soldados? los trabajadores de esa organización sindical. robertogbernal@gmail.com
PD. La fiesta de la burocracia era
galardonada con buenas bandas y las bellas burócratas hicieron su aparición con
cadenciosos bailes. La sorpresa la dio un español que ahí andaba bailando con
una morenaza de fuego, tal parece que emulaban a Hernán Cortés y a su Malinche…..Y
para los mal pensados que tienen la curiosidad de leer lo que escribe el
desquehacerado de la trinchera, les digo que el gobernador del que hablo no es
Roberto Sandoval ni la organización sindical a la que me refiero es el SUTSEM;
me refiero a la burocracia y al gobernador de Ucrania. www.trincherauniversitaria.blogspot.mx