En un pleito estéril se han metido
ahora los aliancistas de facto buscado votos. La disyuntiva es ahora que no
quieren a la policía Nayarit con máscaras. Nos guste o no, es necesario
reconocerle al gobernador que terminó con aquellas balaceras que a diario se
daban. ¿Ya se terminó la inseguridad? Por supuesto que no, aún sigue, pero el
que diga que estamos como cuando Ney había vendido la plaza a dos carteles
diferentes es porque está loco o está borracho. Chueco o derecho ya no existe
aquella situación. ¿Qué el gobernador está explotando políticamente ese logro?
Pues sí, solo un “tontejo” no lo haría y más en épocas electorales.
¡Ya
no los queremos con capucha! Esa es la exigencia de los aliancistas de facto.
Como si ese fuera el problema. EL problema para los ciudadanos es que esos
policías nos extorsionen o realicen excesos hasta contra nuestros derechos
humanos. Esto lo pueden seguir haciendo con capucha o sin capucha. Pero no
reconocer que para seguir manteniendo la seguridad también se necesita que los
policías disminuyan riesgos inherentes a su trabajo es realizar un pleito
caprichoso, solamente por sistema criticar el gobierno. Los aliancistas de
facto desvirtúan su verdadera lucha. No debe ser el quitarles la capucha a los
policías, sino exigir el respeto a los derechos humanos y exigir un alto a los
abusos y extorsiones que realizan los cuerpos de seguridad. Eso es evidencia de
que su alianza fue solo un cochupo, una negociación turbia entre las tribus
partidarias que se repartieron como delincuentes un botín, carentes de un
programa de lucha y de acción político electoral y ahora se les ocurre que para
tratar de legitimarse asumen posturas amarillistas y tratan de generar un escándalo
con las capuchas de los policías.
Por
esas posturas, hay columnistas que les critican con justa razón, y, aunque no
sean santo de mi devoción, aquí les dejo una opinión que da cuenta de esa
incongruencia de los aliancistas de facto. No se puede tener un doble lenguaje
y tener una máscara para decir unas cosas y hacer otra. Aquí se las anoto: “NO
QUIEREN LA CAPUCHA DE LA POLICIA NAYARIT, SU PRETEXTO, supuestamente porque los
de la Policía Nayarit cometen muchos abusos tapándose la cara. Ya se les olvidó
a los revoltosos del PRD y a los cacha votos del PAN que cuando en el país
murieron miles de personas, sus policías no traían pasamontañas. Ya se les
olvidó que cuando corrían ríos de sangre en el país y en casi todos los
estados, incluyendo Nayarit, se hicieron pendejos, y no usaron la fuerza del
Congreso de la Unión para pedirle a Calderón que fuera más inteligente y parara
esa masacre entre mexicanos. Nayarit estaba en el 20º lugar de seguridad y en
tres años subió hasta el segundo, estando separado del primero por escasos
porcentajes, y de eso, le echan la culpa a la capucha que traen los de la
Policía Nayarit, cuando la explicación es que esos que brindan seguridad y paz
a los nayaritas, se les protege también de las reacciones del crimen
organizado. Quieren panistas y perredistas más votos, no que los nayaritas
tengan seguridad”.
Los
aliancistas de facto, antes de incursionar en ese tipo de estrategias
electoreras deben mirarse la cola antes de emprender esas acciones. Si se trata
de quitarse las máscaras ellos deben predicar con el ejemplo. Le exigen al
fiscal que termine con el autoritarismo de sus policías, pero ellos no se fijan
en su autoritarismo cuando imponen como candidatos, de mayoría o pluris, a sus
esposas, amantes, cuñados y hasta “mayates”. Le exigen al fiscal que se termine
con la extorsión, pero ellos no dicen nada cuando venden candidaturas al mejor
postor o cuando reciben sus buenas mochadas por apoyar alguna iniciativa
gubernamental. Los aliancistas de facto exigen honestidad y respeto a la ley de
parte de la policía Nayarit pero cuando ellos pisotean la ley para imponer
representantes al interior de sus instancias de gobierno o para imponer
candidatos no dicen nada, mucho menos dicen cuando usan recursos públicos para
legitimarse como dirigentes partidarios. Y no es que defienda al gobernador o
al fiscal, simplemente les digo a los aliancistas de facto que rayan en la incongruencia,
no se puede tener la lengua larga si tienen la cola más grande que la de un
cocodrilo.
Estoy
de acuerdo en que la ley establece que no debe haber policías enmascarados.
Pero si se trata de quitarse las máscaras que se la quiten todos, no solamente
los policías que corren más riesgos que los políticos. Con los policías los
riesgos son las balas, con los políticos las balas son de saliva, los pleitos
son de lengua. El pleito de los aliancistas de facto debe ser más encaminado a
exigir solución y proponer soluciones a los problemas como: por supuesto inseguridad,
desempleo, crisis financiera institucional, antidemocracia en los partidos, estancamiento
del campo, pobreza en todos los ámbitos, corrupción, impunidad y así por el
estilo, pero para ello se requiere un programa y no acciones amarillistas como
esa de que la policía Nayarit se quite la capucha. robertogbernal@gmail.com
PD. ¿Se imaginan al “pelón” Hernández
Escobedo luchando contra la corrupción, contra el autoritarismo, contra la
extorsión cuando él es la personificación de esos mismos conceptos? ¿O hablando
el judas Acosta Naranjo exigiendo que se combata a los narcos cuando el
protegió a uno en la cajuela de su camioneta para tratar de darle fuero o
hablando de honestidad cuando usó recursos públicos para su campaña de
gobernador o hablando en contra del autoritarismo cuando impuso candidatos para
esta elección? Y conste, no defiendo al gobernador ni al fiscal, pero para
tener la lengua larga hay que tener la cola corta. www.trincherauniversitaria.blogspot.mx