25 noviembre 2010

EL SEXENIO DE LA MUERTE

Hoy no voy a escribirle a mis escasos lectores  cómo van las cosas en el terreno político. Hoy les voy a escribir a mis escasos lectores acerca del trillado tema de la inseguridad, y de las reacciones que los ciudadanos tenemos y las posturas demagógicas de los gobernantes. Y es que los últimos acontecimientos ya rayan en lo inaudito. Pero también las poses gubernamentales que se asumen, para los ciudadanos ya rayan entre la hipocresía y la burla. Nunca los ciudadanos habíamos tenido un sexenio gubernamental así. Es el sexenio de la muerte.
            Son muchas las declaraciones del gobernador en este tema. No las voy a enumerar, ya las dije en otras trincheras. Pero voy a destacar aquellas que han sido  burlas al pueblo: 1) Me voy a poner el frente de los operativos y si me matan me voy al cielo; 2) Al crimen organizado hay que combatirlo con amor; 3) Convoco a una revolución pacífica. Faltan pocos meses para que se termine el sexenio de la muerte, pero caben las mismas preguntas que he hecho en otras trincheras ¿Cuántos muertos necesita el gobernador para que renuncie? ¿Qué otras bufonescas declaraciones lanzará el gobernador en los meses que le restan?
            Antes éramos mudos testigos de las balaceras entre los mismos integrantes del crimen organizado y sus “daños colaterales”, es decir, presenciábamos la muerte de civiles inocentes. Después arreció el combate al crimen entre el ejército y la policía federal, dado que los municipales y estatales “siempre llegaban veinte minutos tarde” por “órdenes superiores”, y también había muchos “daños colaterales”. Pero ahora ya somos testigos de que las balaceras ya empiezan a ser directas contra gente inocente como el doctor y la enfermera que balacearon frente a su menor hija de diez años, o como el artero asesinato de una joven amiga de mi esposa y de este escribano quien iba con su novio en una carcachita de camioneta y quien recibió más de quince balazos, sin deberla ni temerla. Hoy la sepultan en la localidad de Los Corchos, bajo el estigma gubernamental de que “”andaba en el narco”, frase muy socorrida que cubre la incapacidad e ineficiencia gubernamental para combatir el crimen y dar seguridad a los Nayaritas.

         Y ahora anda el rumor, espero que no sea cierto, que los sicarios van a realizar acciones terroristas. Que se van a meter en las escuelas o en los lugares públicos para crear una situación de pánico generalizado. En las redes sociales se escribe comentarios como este de una chica que se pone el nombre de La Roux: “ammm no hay palabras para decir... queremos respuestas y soluciones.... no no no no.... la rumorologia es provocada por el pánico causado por la inseguridad y las muertes que han ocurrido de gente inocente y por supuestas narcomantas.... esto jamás va parar, Nayarit esta dañado emocionalmente y tristeme.... las autoridades deben de parar esto urgentemente” y respuestas a este tipo de comentarios responsables como el de mi amigo Vladi Valdez: “Amigos que siguen preguntando..la autoridad no ha dicho nada, no caigan en las garras del pánico ni del rumor, tomen sus decisiones apegados a sus criterios de seguridad y atentos a lo que la autoridad indique..” A Vladi desde aquí le digo que el gobierno sí ha dicho cosas, muchas de ellas que rayan en declaraciones cirqueras, como las que digo arriba.

            Sea una situación u otra, coincido en que no debemos de caer en pánico, sino en unirnos sociedad y gobierno para combatir el problema. Lo malo es que yo como ciudadano no me voy a unificar con un gobierno que ha sido no solamente incapaz para enfrentar el problema, sino que está cuestionado socialmente por tener vínculos con el crimen organizado, son muchas las voces que han difundido que las corporaciones policíacas están infiltradas por el narcotráfico y son muchas las voces que han difundido que los cuerpos policiacos no actúan como se debe por ordenes superiores. Entonces, lo primero que exijo como ciudadano es que el principal empleado del pueblo que es el gobernador, sea retirado del cargo por su incompetencia para resolver esta primera obligación constitucional que tiene y que es darnos seguridad y que los diputados no se hagan como que la virgen les habla y sean cómplices de esa postura gubernamental.

            Cuando el gobernador nos dijo que se iba a poner el frente de los operativos y que si lo mataban se iba al cielo, hubo un momento en que le creí, y hasta las lágrimas se me salieron, pues iba a dar la vida por mi y mi familia. Luego cuando dijo que se iba a combatir al crimen con amor, no supe si reír o llorar. Me preguntaba si se iba a enfrentar a los AK-47 aventándoles una olorosas rosas y perfumados claveles al mismo tiempo que les lanzaba la frase de “mátame si quieres pero no me olvides”. Y ahora nos sale con la revolución pacífica consistente esta dichosa revolución en que nos hagamos cargo de nuestros hijos en nuestras casas, como si necesitáramos el consejo. Ya son muchos los muertos, ya Nayarit está manchado de sangre, y sobre todo ahora de sangre inocente. Los Nayaritas lo que menos necesitamos son consejos estilo doctora corazón, necesitamos soluciones reales al problema.
            Cuando desde hace rato señalé públicamente que el gobernador debería renunciar, cuando le pregunté que cuantos muertos necesitaba para renunciar, uno de mis cuatro lectores me dijo: Roberto, no seas desesperado, al cabo ya la falta poco tiempo. ¿Cómo le contestaría a mi aguantador lector la familia de los asesinados del lavado de autos? ¿Y de la doctora y enfermera que fueron asesinados frente a su hija de escasos diez añitos? Y la de mi amiga que hoy sepultan por allá en Los corchos? Y así puedo seguirle con todos los inocentes que han muerto. Por eso, para terminar con este sexenio de la muerte, es necesario que renuncie su titular, pero vuelvo a la pregunta ¿Cuántos muertos más necesita señor gobernador? robertogbernal@gmail.com
PD. Mi solidaridad y la de mi esposa Yuri para la familia de Alondra. Descanse en paz. www.cainay.blogspot.com

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