La birria correría por su gran amigo Oscar Aurelio. La difusión del evento estaría a cargo del profesor Camacho en el prestigiado periódico Réplica. El que escribe, el de la Trinchera, sólo llevaría las ganas inmensas de comer dado que es un damnificado que no necesitaba de un huracán para andar hambriento. Simancas se encargaría de adornar el lugar de la fiesta y la iglesia, dado su alto status económico. Ezequiel, pondría una vaca de allá de su ejido Salazares para el día siguiente seguir el reventón con mas birria. Aguayo, se había disculpado, dijo que no asistiría. Y, por supuesto, el Ingeniero Pacheco, estaba listo con su excelente y fino traje rentado de D´Paul.
Todo estaba preparado, el gran día llegaría. El Ingeniero Pacheco, estaba rebozante de felicidad. No había nada que enturbiara su alegría de seguir viviendo y disfrutar los momentos que la vida le ofrecía. Ni Nachito Peña, por más que se hiciera zopenco con los pagos del aguinaldo y demás prestaciones de diciembre que le deben de la UAN, que, por supuesto ponían a Pacheco el borde de la histeria, podían empañar esa dicha.
Su alegría provenía de su encuentro con una hermosa dama que conoció allá por Play City, lugar al que casi a diario el buen Pacheco asistía, tratando de buscar su sobrevivencia ganándose algunos pesitos en las maquinitas estafadoras. Su natural como endémica pobreza lo orillaba a vivir con esas fantasías de volverse millonario apostando los doscientos pesos que lograba conseguir prestados.
La hermosa manceba era una chica atlética, de excelente cuerpo curvilíneo y tetas voluminosas con veinticinco años de antigüedad. Según eso, era costeña, de por allá de Tuxpan, alimentada diariamente con pescado y camarones. Los costeños le decían “la Mata Pájaros”. Su físico invitaba a cometer uno de los pecados capitales de manera permanente. El pecado de la lujuria. La prioridad de Pacheco, esa de hacerse millonario en unos minutos con uno de los golpes de suerte en las maquinitas estafadoras, pasó a segundo término cuando conoció a esa diosa del olimpo. La libido, tan alta que de manera natural caracteriza al buen Pacheco, incentivada por el apodo de “La Mata Pájaros”, se le subió al quinientos por ciento, al grado tal que al conocerla por primera ocasión en Play City, se le abultó la parte de la entrepierna así como si llevara doble pañal Kleen Bebé dada su recurrente necesidad de orinar por la hinchazón de su próstata que le apretaba su largo como voluminoso tubo urinario. A sus casi ochenta años, repentinamente se sintió un mozuelo veinteañero.
La exuberante chica, al observarle su abultada entrepierna, no dudó ni un momento en coquetearle. Ante esa intensa sintonía que surgió entre ambos, de inmediato iniciaron conversaciones y comenzó su tórrido romance. No, no, no, no, Romeo y Julieta eran una caricatura ante ese ardiente y loco amor que se demostraban Pacheco y la chica. Después de tanto fracaso con las mujeres, Pacheco se sentía realizado en el amor. Pero Pacheco, formado a la antigüita, siempre la respetó y esperó hasta el día del matrimonio, momento a partir del cual ya se imaginaba las locas noches de pasión que disfrutaría con tan bella dama que invitaba al desenfrenado placer carnal. Antes, solo eran pasaditas y caricias en la entrepierna. Pero, cuando Pacheco la tocaba, algo raro notaba, sin embargo, no decía nada.
Fijaremos la boda para el día 27 de diciembre, le dijo. Todo pensando en un plan A y un plan B. Para que no hubiera fallas. El plan A consistía en hacerse millonario en Play City invirtiendo las tres quincenas que habían conseguido en la UAN. Ese plan falló. El plan B era invertir en la boda los millones y millones provenientes del pago del aguinaldo y demás prestaciones. También falló. Nachito seguía haciéndose “wey” con una inservible consulta. Pero la chica, terca costeña, no estaba dispuesta a perder la oportunidad con Pacheco y le dijo: “mi amor, tus amigos tienen ya casi todo, tu ya tienes rentado tu traje, lo demás corre por mi cuenta, no hay que perder esta oportunidad histórica de amarnos por la eternidad”. Ante esa demostración de amor, a Pacheco se le iluminó el rostro de por si reluciente ante la expectativa de disfrutar los placeres carnales de dicha dama. Con recordar “La Mata Pájaros”, la alegría hinchaba el corazón de Pacheco. Y se llegó el día, fue ayer 27 de diciembre.
Habían llegado a la iglesia que brillaba con tantos adornos y lujos que Simancas había puesto con tal de que a su entrañable amigo le llegara esa felicidad que tanto anhelaba. Ambos, la chica y Pacheco estaban nerviosos. “Necesito ir al baño”, le dijo Pacheco. La chica le contestó: “yo también”. Y se dirigieron al baño, Repentinamente, Pacheco, todo extrañado, al ver que se dirigía al mismo baño, le dijo: “vete al baño de las mujeres”. “No mi amor, no me quiero despegar ni un momento de ti”. Está bien contestó Pacheco, eso me gusta. Entraron al baño y ambos sacaron de entre sus ropas, sus largos órganos sexuales, uno blanco y el otro, el de Pacheco, negro. Hasta entonces Pacheco disipó la duda que tenia cuando le tocaba la entre pierna y sentía raro y, al mismo tiempo, entendió la razón del apodo “La Mata Pájaros”, así que Pacheco, sin sacudirse el pesado como oscuro y ahora muerto miembro viril, salió destapado del baño, corriendo cual atleta olímpico de carreras de cien metros. Sin despedirse de los invitados a la boda nomas gritaba “se suspende la boda, se suspende la boda, ¡¡adiós!!”. Simancas, fiel a sus principios de llegar tarde a los eventos, se encontró despavorido a Pacheco quien iba corriendo como aquel caballo que pegó loca y desenfrenada carrera cuando el ex alcalde de Tepic apodado "El Toro"amenazó con montarlo. Lo detuvo y le dijo: ¿a dónde vas? ¡Se suspende la boda! ¡No me gustan las mujeres con clítoris grande! replicó Pacheco. Y desapareció del lugar. Se salvó el Ingeniero Pacheco. Eso fue ayer, por eso hoy 28 de diciembre, día de los inocentes, les digo que esta es una broma solicitada por mi estimado amigo Pacheco, quien sigue soltero, pero eso sí, disfrutando de sus visitas al Play City. Por supuesto, todo lo dicho hasta aquí es mentira. Feliz día de los inocentes amigos.
28 diciembre 2021
SE SALVÓ EL ING. PACHECO
By ROBERTO GONZALEZ BERNAL at diciembre 28, 2021