Las opiniones
acerca del debate entre los candidatos presidenciables son muy diversas. Desde luego,
es normal que cuando se tienen favoritos, cada quien trata de ayudar a su
preferido. Y no es condenable eso. Algunos dicen que ganó Anaya, otros que
Meade, otros que el Peje, otros mas que el Bronco sorprendió con su propuesta inspirada
en el “Mochaorejas” y también los hay apoyadores de la señora Margarita, así
como los hay quienes piensan que no hubo debate, en fin, las posturas de los
mexicanos son muy diversas.
Sin embargo, hay una situación que fue
muy evidente y que me gustaría comentar: Todos contra AMLO. Desde el punto de
vista estratégico es muy normal que los diferentes candidatos presidenciables
asumieran esa postura de “MONTONEROS”. No es nada sorpresivo que asi fuera. Y
políticamente los diferentes candidatos actuaron bien con esa postura, no les
quedaba de otra. Al asumir esa postura reconocieron que es AMLO quien está
arriba, muy arriba en las preferencias ciudadanas y que, por tanto, era
necesario aprovechar ese foro con alto nivel de audiencia para desbancarlo de
su ventaja o por lo menos bajarle muchos puntos de las preferencias
electorales.
No importaban las propuestas ni los
argumentos. Lo que importaba era llenar de boñiga a AMLO para debilitarlo. En
consecuencia, las descalificaciones estuvieron a la orden del día. Mentiroso,
loco, soberbio, corrupto, incongruente, títere de criminales, populista, y un largo
etcétera que resume el arsenal de descalificaciones a su persona. Ese era el
objetivo y lanzaron sus misiles demagógicos para tratar de lograr el objetivo.
En contraposición, la postura de
AMLO fue esquivar los golpes con silencio, evadir los cuestionamientos y las
agresiones verbales. Esa estrategia le funcionó porque ante la permanente
provocación de las agresiones de los de enfrente, el respondía con silencio y
con evadir la provocación para no dar mas motivos para que sus adversarios
tuvieran mas misiles que lanzarle. Estoy seguro de que no respondía no por
falta de capacidad o por no tener argumentos, sino como parte de una estrategia
política de conservar el nivel de preferencia que ya tiene y no poner nada en
riesgo. ¿Para qué darles mas armas a sus opositores? Por eso, el debate no fue debate,
sino un foro obligado por el INE en donde cada contrincante iba a identificar a
su mas cercano enemigo para asestarles golpes mediáticos que los ayuden a tener
mas apoyo ciudadano. Si no fuera obligado seguramente que AMLO no iría. Y aquí se
puso de evidencia que todos reconocen que AMLO es el mas aventajado, como el
que hay que desbancar.
Y actuar en montón contra AMLO
tampoco es sorpresivo. Desde hace tiempo lo pronosticó. Hace tiempo dijo que
por ahí en abril o mayo se iban a unir todos en su contra, señal de que tiene
bien claro que es el único candidato diferente. Si ese pronóstico es cierto,
entonces lo que se viene son, después de este debate y quizá hasta el segundo,
allá por fines de mayo, las declinaciones. Ya los perredistas andan dando las
señales, ya se vió a Ríos Piter y a Silvano Aureoles sumándose a la campaña de
Meade. Si no sucede otra cosa y Anaya no logra desbancar a Meade, seguramente
que todos se van a sumar a éste para polarizar el voto entre Meade y AMLO.
Entonces, plantear quien ganó el
debate es meramente estéril si no se tiene una estimación de las preferencias
electorales después del debate. Habria que ver hasta donde se modificó el
puntaje que hasta ahora cada uno tiene, en especial AMLO quien llevaba 20
puntos de ventaja sobre su mas cercano seguidor. ¿Perdió puntos? Habria que ver
las estimaciones mediante las encuestas que regularmente se hacen, aunque
habria que verlas con mucho cuidado porque ya sabemos que las casas encuestadoras
tienen bajo nivel de credibilidad.
Si las descalificaciones les
funcionaron a todos los adversarios que le echaron montón, seguramente que
Anaya habrá aumentado algunos puntos y el Bronco otros mas. Pero si a Andrés
Manuel le funcionó su estrategia de guardar silencio y esquivar los golpes teniendo
oídos sordos a las acusaciones y agresiones verbales, entonces seguramente no
solo mantendrá su ventaja, sino que podría aumentarla como ya lo dicen algunos.
Sea como sea, “haiga sido como haiga sido” dijera Calderón, los cierto es que
es AMLO el fuerte y quien seguramente saldrá victorioso de la contienda
electoral y en su camino hacia los Pinos.
En lo personal, la postura del Peje y
las descalificaciones de los del “Montón” no cambió mi percepción. Seguiré
apoyando a Andrés Manuel porque estoy plenamente convencido de que es el único
que puede generar un cambio, no porque sea lo ideal de candidato, simple y
sencillamente porque se ha enfrentado con valentía a los neoliberales que han
gobernado este país y que hoy lo tienen despedazado. O son los Neoliberales con
Anaya o Meade, o es algo diferente con Andrés Manuel.
PD. Lo que si
favorece a nuestras instituciones es que todos, absolutamente todos,
identificaron a la corrupción como un problema fundamental del país. Ahí las
propuestas fueron diversas. Hasta de cercenarles pedazos del cuerpo, como dijo
el Bronco, a los corruptos. Si esa propuesta tuviera eco, nuestros políticos se
van a quedar mancos, sin manos. En lo local tendríamos a Juan López Salazar, al
“pelón” Hernández Escobedo y a Nachito Peña y su pandilla, sin manos.