La comisión del odio. Así
bautizó el peor gobernante que hemos tenido los Nayaritas, a la comisión de la
verdad y la justicia que liderea el siempre controvertido Rodrigo González
Barrios. Una afirmación del gobernante que merece comentarios simple y
sencillamente porque viene precisamente del aún gobernador Nayarita.
Roberto
Sandoval, se comporta como los buenos peleadores. Se lo está cargando la chin…da
y no da su brazo a torcer. Se le está viniendo el mundo encima, con mucho
riesgo de ser investigado y encarcelado por las autoridades federales y sin
embargo sigue en la pelea. Nadie cree en su exacerbada como obsesiva mitomanía,
pero no deja de tirar trancazos. Con un poquito de decencia y otro poquito de
cerebro, lo más aconsejable es que guarde un inteligente silencio. Callado
gana. Pero no, ni una cosa ni otra.
Es
casi seguro que Rodrigo está usando la comisión de la verdad con fines electoreros,
para llevar agua a su molino y después salir de candidato a diputado federal o
senador y aparecer como redentor de los Nayaritas. Cualquier grillo se da
cuenta de eso. Pero habria que diferenciar entre las intenciones de Rodrigo y
la ansiedad de justicia de los Nayaritas. Son dos cosas diferentes. Si no
hubiera sido Rodrigo el que encabezara ese tipo de esfuerzos y hubiera sido
Mateo, el marisquero de Puebla y Abasolo, los Nayaritas de todas maneras se engancharían
porque su avidez de justicia es inconmensurable. Pero el hubiera no existe y fue
Rodrigo González, con todo y la jiribilla electorera que lleva, el que encabeza
esa lucha. Y es justificable. ¿Por qué no lo hizo otra persona? ¿Acaso no podía
alguien más hacerlo? Así que cuestionar a Rodrigo por encabezar un esfuerzo
ciudadano, aunque venga de un partido, por hacer justicia ¿no es de
reconocerse? Y lo digo, aunque yo no sea del gallinero del PRD ni mucho menos
sea del gallinero de Acosta Naranjo. Y mucho menos se justifica cuestionar la
comisión de la verdad y la justicia porque ahí participan otras gentes
honorables. Así que el gobernador Roberto Sandoval debería hacer un esfuerzo de
separar la grilla respecto de la avidez de justicia de los Nayaritas.
Los
agravios de Roberto Sandoval y su pandilla a los Nayaritas son muchos. Por
conocidos no vale la pena mencionarlos. Pero lo que si vale la pena es que ya
en el ocaso de su gobierno, antes que cuestionar esa ansiedad de justicia de
los Nayaritas con argumentos propios de un chiquillo secundariano al decir que
es una comisión de odio, Roberto Sandoval debiera demostrar más humildad y
respeto a los ciudadanos que agravió y que con su mitomanía sigue faltándoles al
respeto.
¿En
qué cabeza cabe pensar que después de tanto agravio, al terminar su gobierno,
los ciudadanos aún le aplaudan como si hubiera sido el Nelson Mandela Nayarita?
Sigo insistiendo, que se dé de santos que el día del grito de independencia, si
es que lo llega a dar, la gente agraviada no lo agarre a huevazos o jitomatazos
podridos. Todo mundo sabe que un pueblo agraviado, cuando ve la oportunidad de
desquitarse lo hace. Todo mundo lo sabe. Un pueblo agraviado se desquita de los
agravios en las elecciones votando en contra de quienes los pisotearon o se las
cobra en momentos como estos, al término de los mandatos gubernamentales.
Así
que, en esas condiciones de fuertes agravios, despojos, extorsiones, levantones,
los Nayaritas aplaudieron la integración de la comisión de la verdad porque en alguien
quieren tener esperanza. EL pueblo agarró esa esperanza como la única opción
que en ese momento tenían, con todo y que Rodrigo le pusiera su jiribilla
electoral. En tanto el gobernador Echevarría no tome posesión del cargo, los
ciudadanos depositan esa esperanza en ese tipo de esfuerzos y en el congreso
que hasta ahora sigue aventando puños de saliva y “nadando de muertito”. Una vez
que Echevarría tome el cargo de gobernador, seguramente que esa esperanza de
hacer justicia se volcará hacia él. Si el gobernador Echevarría llegara a
actuar contra Roberto Sandoval y su pandilla (una vez que la luna sea de queso
y podamos llegar a la luna de rodillas), ni modo Roberto Sandoval lo llame el
gobernador del odio nomas por hacer justicia. Por supuesto, el gobernador
Echevarría está entre la espada y la pared: por un lado, la exigencia del
pueblo de que se le haga justicia, y por el otro lado, hacerle justicia al
pueblo implica actuar contra su socio. Por eso mi columna de ayer la titulé: Nayarit
entre la esperanza y la decepción. Los ciudadanos comunes y corrientes, debemos
ayudarle al gobernador Echevarría a que se haga justicia, por supuesto. Y no
por eso estamos llenos de odio.
Apoyo
definitivamente las acciones de la comisión de la verdad y la justicia. Que si
Rodrigo hace grilla electoral con ello o no lo hace es punto y aparte. Eso sin
contar con que tiene todo el derecho de hacerla. Lo importante es que son
acciones que buscan el bienestar del pueblo de Nayarit y eso, venga de donde
venga, debe reconocerse. Y Roberto Sandoval, en lugar de que se llene de odio, debería
de mostrar más humildad con el pueblo, ese pueblo que agravió con creces.
PD. Les aclaro que no me pagó
Rodrigo González ningún cinco por escribir estas palabras, para que se eviten
su opinión de decirme “chayotero”. Es más, si lo vemos por el tema electoral,
yo no apoyaré la opción perredista para la presidencia de la república, asi que
eso es punto y aparte. Apoyo la comisión de la verdad y la justicia por ser un
esfuerzo ciudadano y, por supuesto, no comparto la opinión de Roberto Sandoval
al calificarla como comisión del odio.