Recién se acaba de aprobar el
recuento total de votos, casilla por casilla, en la elección de gobernador y de
diputados. La pregunta es ¿para qué? Hasta parece ocioso hacer un recuento de
votos con tanta diferencia entre el triunfador que es el junior Echevarría y el
más cercano contendiente que es Manuel Cota. Sin embargo, los comentarios a la
decisión de la autoridad electoral en el sentido de hacer el recuento no están
por demás.
Lo
primero que se primero que puede uno comentar: ¿Procede el recuento desde el
punto de vista legal? Si claro que procede cuando es solicitado por los actores
correspondientes como es el caso. El tema que aparentemente puede crecer es
que, si se comprueba que hubo irregularidades fuertes en el 20% de las
casillas, se puede llegar a una anulación de la elección.
¿Será
ese el objetivo? Si los problemas poselectorales se van a los tribunales, si se
judicializa la elección entonces todo será resultado de una negociación
nacional. ¿puede suceder este tipo de opciones? Para el caso de Nayarit es difícil,
toda vez que el triunfo aliancista fue contundente. Pero en el caso de Coahuila
y el estado de México tal parece que se pueden alterar las cosas. Por supuesto,
Peña Nieto no está dispuesto a dejar el estado de México para MORENA, defenderá
con todo lo que tenga el triunfo ahí y, para ello, va a tener que destruir la
alianza de facto que hizo el PAN con MORENA para hacer el recuento tanto en el
Estado de México como en Coahuila.
Si
Peña Nieto cede Coahuila al PAN, seguramente que los azules dejarán de ser
aliados de MORENA en esa lucha. Así el PAN se queda con Nayarit y el estado
norteño. Pero si Peña Nieto quiere quedarse con los dos estados y dejar Nayarit
como un daño colateral para el PRI, entonces los azules seguirán siendo
comparsas de MORENA en la lucha de voto por voto y casilla por casilla. En ese
tipo de situaciones, cuando el futuro de la elección depende de los tribunales
electorales, todo puede suceder porque es resultado de negociaciones. Los votos
quedan de lado, a menos que las diferencias sean tan grandes como en el caso
Nayarit.
Una
decisión de anular la elección pondría patas para arriba al estado de Nayarit.
A decir verdad, aunque el triunfo del candidato aliancista a la gubernatura fue
arrollador, fue un tsunami electoral, lo cierto es que la mayoría de los que votaron
no apoyaron al candidato triunfador. El 62% de los que votaron no lo hicieron
por el junior Echevarría, lo hicieron por otras opciones políticas, lo cual,
benefició al candidato aliancista quien fue el que capitalizó el hartazgo ciudadano
contra el PRI. Si los 178 mil electores que votaron por Toño Echevarría se
comparan contra los 814 mil del listado nominal nos daremos cuenta que la legitimidad
social que tiene el junior Echevarría es del 22% de los electores. Prácticamente
el Junior Echevarría nos gobernará con uno de cada cinco electores, peor que
con Ney que nos gobernó con uno de cada cuatro.
Este indicador
de falta de legitimidad social se vuelve más fuerte cuando incorporamos a la
población que está excluida de la lista nominal por el hecho de no ser mayores
de edad, es decir, el indicador se iría hacia abajo pues los electores que
apoyaron al junior serian cada vez menores comparándolos con el total de la
población. Si la población fuera un millón de habitantes entonces el grado de legitimidad
social baja hasta 17.8% Este tipo de situaciones deben servir para que en
adelante se tomen en consideración a la hora de hacer una reforma política
porque los Nayaritas ya no podemos seguir siendo gobernados por las minorías.
Se debería considerar en esa reforma la posibilidad de una segunda vuelta
electoral.
Pero como las
cosas políticas en Nayarit no están tan reguladas como uno quisiera o deseara,
lo real es que el triunfo del Junior Echevarría es arrollador y un recuento
total de votos de nada serviría como para rebasar esa diferencia escandalosa
con la que triunfó. Pero para lo que si serviría ese proceso es para intentar
alguna negociación nacional que pueda de alguna manera reconfigurar el
resultado político de la elección. Pero eso cae fuera del ámbito de los votos y
es resultado de cómo se muevan las fuerzas políticas nacionales.
PD. Es increíble
el grado de cinismo del gobernador Sandoval quien a todas luces se siente
protegido por el Junior Echevarría con quien declaró se encuentra en permanente
coordinación. Lo dicho en una entrevista con Ciro Gómez Leyva, nos da la idea
para pensar que en el junior Echevarría lo protegerá contra viento y marea,
casi al igual que a Juan López Salazar. Si no mete al bote a ni uno ni a otro,
entonces quienes votaron por él van a sufrir esa dolorosa decepción. Cuando
Ciro le pregunta: si su gobierno está bien como usted dice, ¿entonces por qué
perdió? Y se limpió con los priistas a quienes les echo la culpa de la derrota,
y él queda como blanca paloma.
