Ayer leí la noticia. No supe si reír
o llorar. Fueron sentimientos encontrados los que me generó la postura del
rector de la UAN cuando me di cuenta que, férreamente, duramente, se ponía a
defender un fantasma, si, el fantasma de la autonomía universitaria. Y es que
ahora que le quieren poner un contralor que fiscalice el recurso del pueblo que
se les entrega como subsidio estatal, las mafias internas universitarias y él,
pegaron el grito en el cielo, se desgarraron los olanes de sus vestiduras y
todos, ante la amenaza de ser fiscalizados, pegaron el grito en el cielo: ¡Somos
autónomos!
Y claro, los universitarios somos autónomos
para nombrar nuestro gobierno interno, somos autónomos para regular nuestra
vida interna en el marco de lo que dicta la ley orgánica aprobada por el
congreso del estado, somos autónomos para ejercer el presupuesto que nos
entrega la federación y el estado, que son recursos del pueblo, somos autónomos
para aprobar planes y programas académicos y de investigación así como para la
difusión y extensión de la cultura, y pónganle todo lo que quieran que implique
autonomía. Pero, el gran problema es que eso es solamente teoría, porque en la
práctica, en los hechos, en muchos temas, es que no hay autonomía. La autonomía
es un fantasma que lo usan las mafias internas cuando ven amenazados sus
privilegios y canonjías.
Si
hubiera autonomía, entonces la elección del rector de la UAN no la hicieran 118
universitarios donde casi el 50% son estudiantes, muchos de ellos comprados a
partir de una plaza de docente como las cincuenta basificaciones que inmoralmente
hizo Nacho Peña porque habían sido un pacto del anterior dirigente FEUANISTA con
el ahora prófugo de la justicia Juan López Salazar, para controlar los votos en
el consejo general universitario. La elección de rector se hubiera dado
respetando el voto de todos y cada uno de los universitarios y no sólo un
puñado de ellos decidiendo por encima de los miles de universitarios que están
fuera de la decisión.
Si
hubiera autonomía, los grupos de la FEUAN no estuvieran tan vinculados con el
gobernador del estado quien a través de ellos metió la mano en el proceso
electoral para imponer a Nacho Peña como rector para tapar la serie de
corruptelas que hoy tienen hundida a la Universidad. O si hubiera autonomía no
usaran el dinero destinado a la educación para campañas políticas del PRI y del
PRD. El grado más aberrante fue cuando el “progresista de izquierda” Castellón
Fonseca partidizó la Universidad al sacar un acuerdo del consejo general
universitario para apoyar a Lucas Vallarta Robles entonces candidato del PRI a
la gubernatura. Jejejeje uno de “izquierda” apoyando al del PRI.
Si hubiera autonomía entonces los
conflictos laborales no se definieran en la Junta de conciliación y arbitraje,
donde no avanzan precisamente porque desde el gobierno protegen a las mafias universitarias
para impedir que avance el estado de derecho y el respeto a los derechos
laborales. Entonces, la intervención del gobierno a través de las juntas de
conciliación es otra evidencia de la inexistencia de la autonomía universitaria.
Si hubiera
autonomía, Juan López Salazar no anduviera como prófugo de la justicia porque
las mafias internas lo ungieron como rector a pesar de no cumplir los
requisitos para poder serlo pues ellos lo hubieran santificado, tal como lo
hicieron cuando les solicité que lo removieran como rector a pesar de no
cumplir con la ley. Y si hubiera autonomia, entonces no me hubieran hecho caso
para tener que emitir un dictamen respecto a mi solicitud de remoción, pero los
obligué a través de amparos federales, pero, a pesar de ello santificaron al
ahora prófugo de la justicia señalando en su dictamen que Juan López no tiene
antecedentes académicos en los cinco o seis años anteriores a ser rector. Con
esto tengo elementos para una denuncia penal por usurpación de funciones,
aunque ya no esté Juan al frente.
Tampoco
hay autonomía en lo económico. Sin duda hay autonomía para ejercer el
presupuesto que se les asigna, pero ese dinero es del pueblo. Por eso mismo la
auditoria superior de la federación, La Secretaría de Educación Pública, la
Secretaría de la Función Pública y el órgano superior de fiscalización, tienen
las facultades para fiscalizar el ejercicio del dinero. Si toda esa estructura institucional
está por encima de su autonomía, entonces ¿por qué pegan el grito cuando les
van a nombrar a un contralor interno? ¿Por qué son autónomos? No, porque ello
amenaza el ejercicio discrecional del dinero público.
De hecho, no se
oponen al nombramiento del contralor interno, pero quieren que sea uno de
ellos, o sea, que básicamente el rector Nacho Peña y sus estudiantes con los líderes
de los sectores, sean ellos quienes decidan a cuál incondicional poner en esa
función. Así como por “consenso” nombraron al director del fondo de pensiones
al que desfondaron y que hoy también es un fantasma porque sólo existe de nombre
dado que lo saquearon indiscriminadamente.
Desconozco si
la postura de Nachito respecto a este tema es un grado exacerbado de cinismo o
si de plano es inocentada. Y es que la autonomía no es sinónimo de impunidad
para que las mafias internas hagan y deshagan a su antojo. Una muestra de ese cinismo
o inocencia es cuando dice que no se opone a la transparencia, pero solamente a
“güevo” tuvo que publicar una lista de quienes trabajan en la universidad a la
que él le llama la nómina. Esa es una simple lista de trabajadores que no es
nómina pues no tiene las percepciones, ni tiene los descuentos de isr ni los
descuentos de infonavit y toda la clase de conceptos que debe tener una nómina.
Y lo hizo a “güevo” porque es la condición que le impuso la SEP para el rescate
financiero, ¿Entonces donde está la autonomía? Para decírselos claro a mis
escasos lectores en número de cuatro, la postura del rector es: Denme dinero y
yo pongo a quien me fiscalice ¿Listillo no?
Pero ¿como van
a querer que les fiscalicen si hacen sus negocitos internos con el dinero
público?. El caso más reciente son las obras que están haciendo en la
secundaria del “Pelón” Hernández Escobedo, que se sostiene ilegalmente con
dinero público, pero quien hace las obras es nada más y nada menos que un
pariente del “Pelón” de apellido Jara. Rector ¿Cómo aquí qué? ¿Aquí no te desgarras
las vestiduras por el respeto al estado de derecho, por la transparencia y por
el combate a la corrupción? ¿No que muy “peleado” con el “pelón” si le sigues
sosteniendo sus negocios?
PD.
Como lo dijo en su tiempo el filósofo y pitoniso Toño Echevarría: ¡La
universidad es un barril sin fondo! Ojalá y su cachorrito ahora que trae
juguete nuevo como candidato de la alianza, ahora sí, ahora sí, ahora sí,
rescatan a la pobre universidad porque en su tiempo, el primero que nos detuvo para
el rescate fue, precisamente, el entonces gobernador. Si no nos hubiera
detenido, la pobre universidad no tendría toda la recua de parásitos que tiene,
empezando con los privilegios de los llamados sectores. FEUAN, SPAUAN y SETUAN….Pero
el hubiera no existe, también es un fantasma.