Indignación, enojo, molestia,
impotencia y un sin número de emociones embargan a los mexicanos cuando vemos
que nuestros hermanos nacionales son asesinados, masacrados. Si me estoy refiriendo
al caso Oaxaca. No importa si son profesores o no, no importa su creencia ideológica
o forma de participación política, simple y sencillamente son seres humanos,
son vidas que son asesinadas y que, por ningún motivo, sean de un lado o de
otro, se justifica su muerte.
Lo
que más indigna es la tozudez del gobierno federal de imponer a sangre y fuego
una reforma que a todas luces ya no la pudieron meter. Un gobierno caprichudo,
obediente de consignas neoliberales, sin sentido humano ni social de las
acciones de gobierno se refleja en esa forma de gobernar: primero las reformas
y luego la vida de los ciudadanos. Autoritarismo puro y llano.
Una
respuesta sensible de parte del gobierno federal sería por lo menos la renuncia
del secretario de educación pública Aurelio Nuño Mayer. Si Beltrones renunció
simple y sencillamente por no haber garantizado un buen resultado electoral a
Peña Nieto, lo mas cuerdo hubiera sido que, ante los muertos, Aurelio Nuño ya
debiera de haber renunciado. Lo mismo debiera hacer Osorio Chong, quien ante la
incapacidad de dar respuestas certeras al caso de Ayotzinapa, también debiera
de haber renunciado. Pero no, ellos son dos de los secretarios estrellas del
gabinete, son dos personajes de la élite más pulcra del actual gobierno y
aceptar una renuncia de ellos es como aceptar la declinación de Peña Nieto a la
presidencia de la república.
Seguramente
que lo que va a acontecer enseguida es endurecer la postura respecto al
movimiento magisterial. Lo mas lógico de manera inmediata es haber establecido
una mesa de negociación entre el gobierno con la CNTE, pero ello implica
claudicar y no lo harán. Y empezar a hacer declaraciones denostando al
movimiento magisterial es una muestra de ello. No había armas, dicen. Y los
videos por doquier demuestran a los policías armados. Ante esa evidencia luego
dicen es que hubo dos etapas y es hasta la segunda cuando los policías se
armaron. Nunca han dado explicaciones satisfactorias y suficientes ante sus estúpidas
posturas criminales. Lo mismo ha pasado con los de Ayotzinapa, las
explicaciones variaron por todos lados.
Creo
que lo mas probable que pase es que la reforma se caiga ante el descontento
social que esta creciendo por los muertos de Oaxaca, muertos que se suman a los
de Ayotzinapa, a los del crimen organizado, a los de periodistas etc. Un
gobierno como el actual se está construyendo sobre la sangre de los mexicanos y
por supuesto tenemos una reforma educativa que se construye sobre muertos. ¿Ese
es el México que queremos? Peña Nieto a través de Aurelio ya dijo que la
reforma sigue, lo cual significa la perruna postura del presidente por colocar
a uno de sus alfiles como un secretario exitoso para lanzarlo como candidato a
la presidencia de la república. Pobre candidato seria don Aurelio. Seria un
candidato con las manos llenas de sangre. Un poquito de decencia del secretario
le diría que ya debería estar renunciando.
El
país se está desmoronando, se está cayendo a pedazos. En todos los terrenos el
descredito del país está a flor de piel. Y, en ese escenario, lo menos que
podemos decir es lo que pensamos de las cosas, si no actuamos por lo menos
expresarnos ante este caos económico, social y político generado por un
gobierno insensible, ineficaz y corrupto hasta el tuétano. Y los universitarios
estamos obligados a ello. No podemos permanecer al margen como si eso no estuviera
pasando o como si no nos afectara. Por eso mismo, aprovecho esta columna para
solidarizarme con los maestros, para solidarizarme con el movimiento
magisterial contra una reforma educativa que no es educativa sino laboral y que
busca por todos lados afectar los derechos laborales de los trabajadores de la
educación. La condena social debe aparecerse por todos los rincones del país
sobre un gobierno que no ha respondido ni ha estado a la altura de las
necesidades del pueblo mexicano.
Esto
no puede seguir pasando en el país, tal parece que estamos llegando al México
Bárbaro, al México donde el primitivismo político, las imposiciones políticas,
la corrupción, la impunidad y al falta de transparencia es lo normal en el
país. Lo aberrante es, desde luego, las muertes de mexicanos, su sangre
derramada en los suelos Oaxaqueños y aún más, algunos señalados como “infiltrados”,
o “que no son maestros”, o que son vándalos y un sin número de adjetivos
descalificativos cuyo ánimo es descalificar la genuinidad del movimiento
magisterial contra una reforma que a todas luces ya es improcedente si no se
pone una mesa de dialogo con los principales actores que son los maestros
organizados a través de la CNTE junto con los padres de familia.
Los
mexicanos debemos alzar la voz, debemos reclamarle al gobierno mexicano que
deje su insensibilidad social de lado para que impere sobre su actuación una
política pública con responsabilidad social, con pleno respeto a los derechos
humanos y sobre todo el respeto a la vida de las personas. No mas muertos, no
más represión, no mas primitivismo y si más dialogo y concordia entre los
mexicanos para sacar adelante al país.
