El di de ayer, con mucho entusiasmo, leí
la columna periodística de nuestro amigo Polo Domínguez, presidente municipal
electo de Tepic. Denunció el saqueo, las prácticas de corrupción de los que
dejan el barco y al mismo tiempo reconoció que sabe el reto que tiene enfrente.
En lo personal me da mucho gusto esa postura del presidente electo, los
ciudadanos lo ayudaremos en lo que podamos, por eso votamos por esa opción,
porque Polo significa la esperanza de Tepic para tener un mejor municipio.
Lo
que es interesante recomendarle a nuestro amigo es que no caiga en una postura
de lloradera, como plañidera mal pagada, sino que sus decisiones inmediatas nos
vayan dejando la percepción de que las cosas serán diferentes. Por eso mismo
debe transparentar mucho su administración, nada de acuerdos en lo oscurito.
Sin embargo, no debemos prejuzgar al nuevo ayuntamiento solo emitir opiniones
en la medida en que se vayan tomando decisiones.
Por
lo general, hacer buenos gobiernos pasa por combatir muchas de las siguientes
señales que reflejan malos gobiernos: Pérdida de las elecciones, crisis
recurrentes, problemas crónicos, escasez de recursos, sensación de que no se ha
hecho nada, acumulación de expedientes rezagados, manifestaciones, colas, expedientes
perdidos, quejas continuas dentro y fuera del ayuntamiento,“periodicazos” ,“bomberazos”,
actitud de no lo arregles si no falla, apatía en los empleados, corrupción, necesidad
de imponer muchos controles para lograr resultados, mucha actividad y poco
éxito, necesidad de hacer las cosas varias
veces antes de que funcionen, mala
imagen, muchos rumores, mucha “grilla”, demasiada consulta a los jefes, el jefe
debe firmarlo todo, retrabajo: La misma actividad se tiene que hacer varias veces para que salga bien, mucho
énfasis en resultados a “cualquier costo”, departamentos jurídicos muy grandes
y poderosos, servilismo y adulación, sensación de que la situación está fuera
de control, poca o nula estadística de acciones y resultados, hipersensibilidad
a la prensa, hipergasto en imagen, despilfarro de recursos, temor a los cambios,
temor a las decisiones, temor a hacer sugerencias de mejora, el documento más
importante de la oficina es la síntesis de prensa,
presupuestos insuficientes, mala calidad en la obra o en las acciones, demasiada
importancia a la obra pública, más importancia a los oficios que a la
comunicación directa, necesidad de hacer citas con el “jefe” para desatorar
trámites, muchos casos especiales, pocos casos comunes, atención especial a
cuestiones ordinarias, presupuesto por función, no por proyectos, gasto fuerte
en mantenimiento, más de 30 llamadas al día, escasez de metas, sólo objetivos
generales, planear, esperar crisis, volver a planear, mucha importancia a los
organigramas y a los títulos, mucha importancia a los presídium y al protocolo,
tortas en el escritorio, mucho gasto en horas extras, alta rotación de
empleados, sanitarios exclusivos para
empleados, el gabinete o el equipo se reúne sólo cuando hay crisis, vergüenza
en ser empleado público, especialistas para las funciones, asesores para lo
operativo, departamentos de atención a quejas, guerras ínter-departamentales, crisis
y problemas recurrentes, la oficina no funciona sin el jefe,ssistemas y
procesos complejos, los empleados no sugieren, los empleados no actúan, el jefe
no actúa, el jefe es hiperactivo, entre otros muchos rasgos.
Lo
importante por ahora, es reconocer si el gobierno en donde se trabaja o con
quien se interactúa presenta algunos de estos síntomas de la enfermedad
conocida como administración tradicional. Si es así, hay una gran oportunidad
de mejora. Los administradores públicos deben dejar a un lado su actividad
cotidiana y tomar conciencia de la necesidad de un cambio. Polo tiene plena
conciencia de esto y seguramente tomará las decisiones correctas y los
ciudadanos debemos tener el compromiso moral de apoyar a nuestro gobierno
municipal, porque por eso lo elegimos, porque estamos hartos de estar en una
ciudad que parece la Franja de Gaza bombardeada por Israel, donde el desempleo
y la falta de oportunidades están al por mayor.
Polo
se ha comprometido a tomar decisiones que conviertan a su gobierno en un
gobierno eficiente, pero sería conveniente que nuestro presidente electo no se
quede en el nivel del gobierno eficientista, sino de un gobierno cercano a la
gente, un gobierno que vaya de la mano del pueblo tomando decisiones. Sería un
error políticamente imperdonable para Polo que empiece a perder el alto grado
de legitimidad social con el que arribará a la presidencia municipal. Mientras
tanto, debe poner atención a esa señales de maos gobiernos. robertogbernal@gmail.com
PD. También hay otras señales
relativas a las actitudes de los malos gobernantes. Polo debe hacerle las
sugerencias a su equipo de gobierno para que no se asuman posturas soberbias y
autoritarias. Hay que estarles machacando que solo son empleados públicos, no
son nuestros patrones, que no se suban a un ladrillo y se mareen. www.trincherauniversitaria.blogspot.mx