Motivados por ponerse en la antesala
por la sucesión gubernamental, empiezan a salir a flote los falsos
redentores de siempre. Se dicen líderes
agrarios, otros empresarios que dan empleo, los más se dicen auténticos
representantes populares y otros lambiscones del gobernador en turno simple y
sencillamente son sanguijuelas que solos buscan que el dedo divino los señale
como los ungidos.
Cada día más, crecen los
oportunistas, los desleales, los “atrapa – centavos” siendo de una forma u otra
los falsos redentores, personas de doble moral, tan hábiles que se deslizan
silenciosos como las serpientes buscando el enriquecimiento personal sacando
provecho ante cada situación electoral y que afanosamente buscan el poder para
seguirse enriqueciendo mediante el tráfico de influencias. Se habla mucho de
los dirigentes políticos, de los que vemos sus caras en los medios de
comunicación pagados para que los lisonjeen, en espectaculares y spot de
televisión, pero lo cierto es que, los verdaderos escorias, los verdaderos
buitres, los verdaderos azarosos y traidores son los que venden el honor de su
familia, su honor propio, y la poca o ninguna credibilidad que ostentan y
cuando se les ve a simple vista, se cree que estos no son capaces de romper un
plato, por supuesto que rompen la vajilla completa.
¿Cuántos políticos de ahora,
de esos que ahora se rasgan las vestiduras para sacrificarse en aras de
sacarnos de la pobreza, no han tenido la oportunidad de demostrar que han sido
eficaces y eficientes en el ejercicio público y al final de cuentas sólo
evidenciaron que están compuestos de la misma piel de aquellos buitres que solo
ven en el gobierno la carroña que hay que comerse?
Hay falsos redentores
oportunistas que son los que no tienen ninguna trayectoria como luchadores
sociales de un partido político, pero gracias a sus parientes, amigos, socios
comerciales, compadres o a sus amantes, reciben una candidatura para contender
por algún cargo de elección popular, y pasan a integrar los poderes, sin ningún
mérito, ninguna preparación, ningún conocimiento en la materia legislativa y
administrativa. Lo peor es que sin la más remota idea de la responsabilidad que
tienen ante el pueblo, ante la nación y ante la historia.
Hay otros que nacen en
los algodones, con camas King Size y colchones por lo menos spring air, que jamás
han conocido lo que es la pobreza, que no han sabido lo que es hacer cola en el
seguro social o sufrir las discriminaciones en los hospitales por no tener
dinero ni para una aspirina o que no saben lo que es comer carne una vez a la
semana mientras que el resto con arroz, frijoles y chile cuando está muy bien
surtida la despensa, ah! Pero eso sí, están dispuestos al sacrificio por lo
pobres. Se dicen generadores de empleos pero pagan salarios de hambre y los
esclavizan en sus empresas al grado que hasta les han hecho huelgas de hambre
frente a palacio de gobierno y, mientras los huelguistas sufren por sus
prestaciones, ellos se pasean en diferentes lados del país jugando a los
gallos, divirtiéndose en los jaripeos o visitando las ciudades europeas.
También están los
demagogos. Esos políticos son los que prometen los “bueyes y la carreta” en
aras de ser apoyados por la ciudadanía. Prometen las perlas de la virgen al
grado tal que en muchos casos se despegan de la realidad en aras de convencer a
los ciudadanos con sus mejores propuestas. Saben a la perfección que sus
propuestas son inviables y sin embargo tratan de convencernos de que hay de
llegar a la luna de rodillas. Con sus propuestas “innovadoras” buscan
afanosamente el poder escondiendo en sus bolsillos los verdaderos y mezquinos
intereses que los mueven. Este tipo de falsos redentores son hábiles en el
vocabulario y el discurso político al grado de envolver a los ciudadanos en su
demagógica retórica.
Muchos falsos redentores
de unos y otros partidos son ya, en estos momentos, gobernantes electos, y otros
se aprestan a tomar el poder para, como siempre, beneficiarse ellos y sus
colaboradores más cercanos. Pero los ciudadanos comunes, los convidados sólo a
la fiesta de su legitimación en el poder con nuestro voto a cambio de baratijas
-“utilitarios”-, no nos engañamos como párvulos, no olvidamos que somos
convidados de ocasión y que seguramente estos políticos harán exactamente lo
mismo que han hecho casi la totalidad de quienes los han precedido en el
desempeño de puestos de elección popular y de quienes han sido designados para
despachar en las dependencias de gobierno; que engreídos con el poder que el
pueblo colocó en sus manos, niegan, obstaculizan, o en el mejor de los casos se
desentienden de su responsabilidad de trabajar para mejorar las condiciones de
vida de la gran mayoría de los ciudadanos. Y a la vuelta de la esquina, dentro
de tres y seis años, y así sucesivamente, dependiendo de la elección de que se
trate, ya sea local o federal, de nueva cuenta se presentarán ante nosotros los
mismos u otros mesías con carretadas de dinero producto de trabajo del pueblo,
con el mismo cuento y con las mismas promesas para pedirnos otra vez nuestro
voto a cambio de más basura. robertogbernal@gmail.com
PD. Y ustedes mis estimados lectores
en número de cuatro, “pónganle nombre al niño” ¿Quiénes les convences de todos
aquellos salvadores del pueblo que ahora andan declare y declare como pericos
en jaula? Ya los conocen. www.trincherauniversitaria.blogspot.mx