Eran los tiempos de Rigoberto Ochoa
Zaragoza. Dicharachero, alburero. Resultó para los Nayaritas el peor gobernante
que hasta ese momento habíamos disfrutado. Pensé que no habría más para abajo.
Eso en cierta medida me provocaba algo de aliento. El futuro se veía promisorio.
Llega Toño Echevarría y las cosas mejoraron, aunque tuvo arranque de caballo
fino y parada de burro. Con todo y eso, ha sido uno de los mejores. La “zurró”
en muchos temas, pero el peor, es haberle entregado el gobierno a Ney. Por su
culpa los Nayaritas estamos metidos en el actual desastre estatal.
Llega
Ney y las cosas se hundieron aún más. Me había equivocado, sí había más para
abajo. Fue un sexenio muy “jodido” pero bien divertido. “No das la cara” fueron
frases acuñadas por el entonces chaparrito gobernante aunque grande, muy grande
en perversidad. Pero me dije, no puede ser que haya más para abajo, ya tocamos
fondo. Y pues del actual gobernante ustedes juzguen. Mi opinión es que me volví
a equivocar, si había más para abajo.
Pero
las cosas son así. Primero un obrero que se suponía representaría las más
grandes aspiraciones del pueblo. Luego un empresario que en teoría levantaría al
estado desde el gobierno. Después un letrado que resultó peor que el iletrado.
Y después un tablajero, también iletrado, que no daba la cara. No puede ser
tanta la mala suerte de los Nayaritas. Estamos salados o estamos malditos.
Y tal parece que esa
saladez o maldición amenaza con continuar. Es más terca que una mula cerrera. Y
pretende continuar como se hizo desde con el letrado perverso, socialmente
conocido como la “rata mololeña”. Si, desde la presidencia de Tepic. Ahí piensa
arribar un charro urbano quien se autonombra honesto, una honestidad parecida a
la de la “rata mololeña”.
Pero los ciudadanos
debemos fijarnos bien. Hay personajes que se esconden en disfraces para ocultar
sus verdaderos rostros. Así, hay charros que les gusta mucho usar la riata,
claro no piensen mal, usar la riata para hacer una serie de desplantes
rupestres como tirar al suelo caballos que van corriendo.
Hay charros que muestran
su virilidad en artes rupestres pero cuando llegan a casa se quitan el bigote
para dormir. O los hay también quienes en la soledad de sus recámaras, se
quitan los ajustados trajes charreriles para sentir la suavidad de los vestidos
de Adelita, de esos esponjados adornados con olanes O se quitan las ruidosas
espuelas para ponerse aunque sea por un rato unas extravagantes como altas zapatillas.
Hay algunos que envidian a las escaramuzas, añoran estar en sus lugares. Y así
dan rienda suelta a sus verdaderas pasiones. Bueno pues ahí esta Juan Gabriel
que también se viste de charro.
Bueno, hasta me dicen
que en uno de esos campeonatos charros que se hacen en un conocido rancho del
charro urbano, después de la competencia, dicen que se fueron unos charros a un
antro. Comentan las lenguas viperinas de triple filo que al charro urbano, mientras
estaba sentado bebiendo su tequila, una joven se sentó a su lado, después de
pedir su bebida se volvió hacia él y dicen que le preguntó: ¿Es usted un charro
de verdad?- Bueno,- según dijo.... pos he pasado toda mi vida en un rancho, domando
caballos, concursando el diferentes
partes del país, aunque a veces me convierto en empresario, pero tengo mi
rancho, mis caballos, mis botas, mis espuelas y hasta un bigote postizo. Pero,
por todo ello, creo que soy un charro de verdad; y por cierto, está usted muy
guapa y me gustaría su compañía.-Lo siento - responde ella - Yo soy lesbiana. -
¿Y qué es eso, güerita? Inquirió el charro urbano. La chica al parecer le dijo:
Paso el día entero pensando en mujeres; me despierto en la mañana pensando en
mujeres, cuando estoy comiendo pienso en mujeres, bañándome pienso en mujeres,
viendo TV, ¡todo me hace pensar en mujeres! Un rato después, ella se marcha y
el charro urbano ordena otra bebida. Al rato una pareja se sentó a su lado y le
preguntaron:- ¿Es usted un charro de verdad?- Pos la verdad yo siempre pensé
que lo era, pero recién me acabo de dar cuenta que soy un lesbiano..... Uno nunca
sabe. robertogbernal@gmail.com
PD. Ahora que un imitador de charro
quiere gobernarnos desde Tepic, debemos poner atención. Los que nos dedicamos a
esto del mitote periodístico, debemos actuar con mucha responsabilidad social,
debemos ponerles en blanco y negro a los ciudadanos el verdadero rostro de
quienes nos quieren gobernar para que no sean presas de sus discursos demagógicos
que abundan en tiempos electorales pues ellos les sirven para presentarse ante los
electores como unas blancas e inocentes palomitas. ¡Ah! Y no dije nombres, pero
ya se imaginan a quien me refiero, ¿o no? www.trincherauniversitaria.blogspot.mx