Muchas cosas se han dicho en el proceso electoral. Se han dado raspones políticos unos y otros, se han dicho verdades completas, otras a medias y algunas que otras mentiras verdaderas. Pero hoy estamos a tiempo de arreglar las cosas, estamos en un momento político en el que aún las cosas se pueden componer. Sólo basta la voluntad política de Martha y Naranjo para que las cosas vuelvan a retomar su cauce, su rumbo político. Es el tiempo de abandonar viejos rencores o de eliminar soberbias. Yo no digo de un bando en especial, sino de todos, no solamente de los candidatos, sino también de los equipos que rodean a ambos y hasta de simpatizantes.
Es el momento político del reencuentro, un reencuentro que es necesario no solamente porque alguno de los dos y sus equipos salgan vencedores o derrotados de esta contienda, sino por nuestros hijos y nuestras familias. Es el tiempo de que se actúe con responsabilidad social y se les ofrezca a los ciudadanos una alternativa política exitosa para no sólo construir un mejor futuro, sino para empezar con darle para atrás a tanto desmán, a tanto capricho a tanta perversidad que el gobernador y sus cómplices están haciendo aunque ya estén a punto de salir de su periodo gubernamental.
A estas alturas del partido espero que Martha Elena y Naranjo hayan conversado, hayan platicado de la necesidad de construir entre ambos un nuevo gobierno, donde se cogobierne por ambos, donde las fuerzas que apoyan a Naranjo hagan sinergia con las fuerzas que apoyan a Martha Elena. No hablo de una supeditación, de una subordinación de Naranjo a Martha, hablo de unidad, de conjunción de esfuerzos, de cogobernar y, si se ponen de acuerdo, creo que estas intenciones, este proyecto que se construya será de largo plazo, de largo alcance.
Atrás deben dejarse los rencores y las rencillas o sinsabores, es el tiempo de mirar al futuro, de construir el futuro de nuestros hijos y nietos. Yo sé que Acosta Naranjo sí es capaz de iniciar (si no es que ya las hicieron) pláticas con Martha Elena en este tenor, de verse ambos con igualdad de circunstancias, como dos personajes que la historia los puso al mismo tiempo y en el mismo espacio para construir. El problema es que solamente hay una silla para gobernador y solamente uno de los dos puede estar sentado ahí, es una realidad inobjetable, sólo una persona puede ser gobernador, no hay ni siquiera suplente de gobernador como para que el otro también se sienta en la misma tesitura.
Uno de los dos tiene que aceptar que el otro se siente en la silla. Pero quien se siente en ella, también tendrá que aceptar que sin la participación de él o ella, el nuevo gobierno se deslegitima. Ambos deben tener la capacidad para tomar la decisión de unificarse, si ya no de derecho, por lo menos de hecho. La dualidad de poderes se da en las típicas situaciones de transición y, en este caso, vamos a tener que asumir que para poder derrotar al PRI, es necesario que uno de los dos, ya se Acosta o Martha Elena, se siente en la silla gubernamental y el otro asumir posiciones que le den la capacidad de cogobernar junto con el gobernador o gobernadora.
Si no se actúa con esa responsabilidad, si no se actúa como estadista, viendo el interés de los Nayaritas por sobre el interés de los partidos y grupos, entonces se le abrirá una enorme avenida al candidato del PRI, avenida que le permitirá sentarse a él en la silla gubernamental. Y entonces si, no solamente la historia les recriminará su proceder, sino los ciudadanos de carne y hueso seremos los cobradores de tamaña afrenta. Aún creo que Acosta Y Martha se pueden poner de acuerdo, ya se los hemos planteado en varias ocasiones y creo que van a tener esa capacidad. Yo espero que hayan avanzado en ese sentido.
Si uno de los dos acepta que su contraparte se siente en la silla, por ningún motivo debe entenderse como derrota, muy por el contrario, esa humildad política habla bien de su conducta ante los ojos de los ciudadanos. Yo sé que los de enfrente serían capaces de ofrecer dinero a manos llenas a alguno de los dos para evitar que esto suceda, pero también sé que el dinero no es el motivo de ninguno de los dos, Martha y Naranjo, para moverse en el ámbito de la política, sé que ambos persiguen los objetivos de transformar el estado de cosas que hasta hoy vivimos, sé que ambos tienen el interés de no dejarnos a merced de otro gobierno priista por eso creo que los Nayaritas veríamos con buenos ojos, excelentes ojos, un necesario reencuentro entre Martha y Naranjo, para que juntos se construyan un nuevo gobierno, sensible, humanista, eficiente, popular y democrático. Y creo que para allá vamos, confiemos. robertogbernal@gmail.com
PD. Me dicen las gentes de Tecuala que ya destruyeron tres espectaculares de Martha Elena, de esos grandes de tres por seis metros. Tumbaron el que está a la entrada de Tecuala por el Boulevard y otros dos que están en el crucero que lleva para El Filo y Huachotita. Los operadores y responsables de la campaña de mi candidata Martha Elena deben actuar ante estos desmanes…Otro de los excelentes candidatos que pueden dignificar al congreso es Polo Domínguez, apoyarlo es garantía de que nuestros intereses como pueblo estarán bien cuidados desde ahí. ¿Quién no conoce a Polo Domínguez? Saben de su capacidad, de su honestidad, de su integridad moral, social, familiar profesional y hasta política. www.cinay.blogspot.com
