Hasta mis manos llegó una denuncia de los pobladores del municipio del Nayar, específicamente de San Juan Peyotán. A través de dicha denuncia se les hace saber a las instancias involucradas así como a las autoridades responsables, que pongan atención en los problemas de esas regiones serranas. La denuncia da cuenta de la otra cara del Nayarit bonito que ha venido presentando el gobierno estatal, es la cara de la marginación, es la cara de la pobreza, es la angustiante cara de muchos Nayaritas, indígenas y mestizos, que habitan aquellas zonas, que tienen los mismos derechos que cualquier ciudadano Nayarita pero que están olvidados de la mano del gobierno estatal y municipal.
Entre los problemas denunciados, están los que lleva el título de esta columna. Contrasta mucho el despliegue publicitario del gobernador en el sentido de que somos uno de los estados que está en primer lugar en cobertura de salud y sin embargo, en San Juan Peyotán municipio del Nayar no hay médico ni medicinas. Tan sólo para atender a un paciente que trae alguna infección que se le manifiesta en altas temperaturas, tienen que acudir hasta Jesús María a ver si allá hay algún medicamento, de lo contrario, sus gentes han llegado al grado de convulsionarse, con el riesgo sabido de que les de meningitis y consecuentemente, fallezcan. Ah pero eso si, se gasta mucho, pero mucho dinero en publicidad para decir que estamos bien en salud para todos los Nayaritas y en contrapartida nuestra gente de la sierra no tiene lo indispensable.
Otro de los problemas es el abigeato. A ver si en este problema las autoridades estatales y federales encargadas del sector agropecuario de Nayarit ponen atención. Ya es mucho ganado el que pierden los ganaderos del Nayar, específicamente en San Juan Peyotán, porque el ganado se les “pierde” por no decir que se los roban. Reclaman con fuerza la instalación de una caseta de inspección de ganado, que de hecho les fue prometida por su presidente de la unión ganadera, Rosendo Molina, quien a la fecha no ha cumplido con tal promesa, quizá porque las autoridades responsables se hacen como que la virgen les habla y ponen oídos sordos a ese justo reclamo. La consecuencia de ello es que no se ha podido controlar la pérdida de ganado y el abigeato campea por todo el municipio en todo su esplendor.
Los denunciantes también lamentan la inexistencia de empleos para poder sobrevivir. La inmensa mayoría de los pobladores de San Juan Peyotán y pueblos circunvecinos del municipio del Nayar sobreviven de lo que les envían sus hijos y parientes del vecino país del norte. Las poblaciones prácticamente tienden a desaparecer porque son habitadas por gente mayor, los jóvenes han tenido que emigrar al vecino país en la búsqueda de una manera digna de poder vivir, dado que ahí no la tienen. Los pueblos tienden a parecer pueblos fantasmas.
Y la gente que se queda, tiene los problemas ya mencionados, más otros como el hecho de los abusivos cobros que les hace la comisión federal de electricidad por la energía eléctrica. Sin haber ido a tomar lectura en los medidores respectivos de las casas, el pago se les ha disparado al doble, al grado de que les llegan recibos de luz por montos de mil quinientos a dos mil pesos, como si las casas tuvieran muchos focos, computadoras, aires acondicionados, rocolas etc. La comisión federal de electricidad es una de las dependencias abusivas con los habitantes de la zona mencionada. Esperemos que sus responsables pongan atención a estos atropellos a la población que se encuentra no solamente en plena marginación social, sino en un completo estado de indefensión ante los excesos de las dependencias y autoridades.
Para colmo de males, las dependencias que los deberían ayudar, las dependencias que fueron diseñadas precisamente para apoyar fuertemente a este tipo de regiones marginadas, resulta que salieron peores que los agiotistas y comerciantes voraces. Diconsa, que es una dependencia organizada para apoyar a los pueblos con precios oficiales de las mercancías que ofrece, resulta que venden al precio que se les antoja, sin control de ninguna naturaleza. Por tal motivo, los habitantes de San Juan Peyotán y pueblos circunvecinos, están sujetos a los caprichos de quienes ambiciosa como vorazmente pretenden enriquecerse sobre la base de alterar los precios oficiales.
Y las autoridades municipales no se quedan atrás en este rosario de abusos. La comunidad aportó 200 mil pesos para la construcción de una placita que les sirviera de medio de entretenimiento y diversión a las familias que ahí habitan y el ayuntamiento nomás se ha hecho sordo para la construcción. El dinero aportado por los habitantes lo juntaron con el apoyo de sus gentes que viven en Estados Unidos pero las autoridades municipales se han negado a colaborar con ellos bajo el argumento de que el municipio está quebrado financieramente, al grado tal que la luz pública, que no tienen, se las ponen pero si ellos la pagan, cuando la verdad de las cosas es que es un servicio que debe otorgar obligadamente el ayuntamiento a los habitantes. Por último demandan de las autoridades municipales, que por lo menos les pongan empedrado a las calles, que en total, cuando mucho, llegan a un kilómetro de extensión en todo el pueblo de San Juan Peyotán. Esperemos que las autoridades y dependencias responsables resuelvan estas demandas y se dejen de abusos y atropellos contra nuestros hermanos de la sierra. robertogbernal@gmail.com
PD. Desde aquí les digo a los habitantes de la sierra, que Martha Elena pondrá atención a estas demandas y se comprometerá a resolvérselas de inmediato, sólo necesita que la apoyen en su lucha por la gubernatura del estado. ¡Todos con Martha Elena!