06 abril 2018

DEFENDIENDO A MI JUDAS


Por lo regular no escribo en fin de semana. Pero me había comprometido a escribir acerca de la defensa de mi judas preferido. Y bueno, como es sabadito y por lo general todo mundo quiere descansar, reírse y desestresarse en fin de semana, no tomen estas líneas en serio, solo deben servir para darnos cuenta de la realidad política que vive nuestro pueblo.
            Hay un obeso político, con ojos de sapo mololeño, esbelto en sus años mozuelos, oriundo de otro estado, que tiene estudios universitarios, hasta donde sé, sin concluir, a quien han tachado de traidor. Traidor, no de traer, sino de cometer traición a seguidores y fans, por haber realizado una acción política de quitar a un candidato a ocupar una diputación federal para poner a uno de sus socios políticos, pero de otra empresa con tres colores.
            En sus orígenes, este mozuelo era un chico limpio, quizá, si hubiera mantenido esa trayectoria, le estaría compitiendo a López Obrador la presidencia de la república pues sería un político impecable. Pero dios, ni cumple caprichos ni endereza jorobados, el hubiera no existe. Portaba morral y tocaba la flauta, era un luchador social nato. Pero al paso del tiempo, se hizo como los perros que tragan huevo. ¿Cómo? se han de preguntar. Así decían las abuelas cuando se referían a alguien que actuaba de cierta manera y que difícilmente cambiaría su naturaleza. Frase muy socorrida para definir a los borrachines que volvían a recaer o para aquellos que hacían de la traición su forma de conducirse. Le gustó el “máiz” pues. Y asi, mientras escalaba posiciones públicas, el “máiz” y las traiciones fueron la base de su conducta política. Las largas historias de hechos dan cuenta de eso: que los cien millones de la cámara de diputados que se perdieron, que el “cajuelazo” de Godoy Toscano, que la venta de Andrés Manuel a cambio del apoyo de Calderón para su candidatura a gobernador, que los “moches” en la bajada de recursos federales y un largo etcétera del que no abundaré.
            El amplio respaldo social que había tenido, se le ha disminuido seriamente. Hoy es, ante la nueva traición, nuevamente criticado duramente, especialmente en las redes sociales. Sin embargo, traicionero y mercenario como es, es mi judas. Debo ser leal con mi cliente preferido y, por tal razón, debo emprender su correspondiente defensa ante las críticas.
            Deben entender que mi judas es un producto típico de la putrefacción del sistema político, un sistema altamente corrompido, podrido en sus entrañas y que, sólo aquellos que asumen posturas románticas, como esas de que deben respetarse las posturas ideológicas y políticas de los partidos, o esas de que no debe haber ventas de candidaturas ni dinero oscuro en las campañas así como políticos saltarines de partido en partido, amén de otras expresiones de esa pudrición, no comprende las razones profundas de que mi judas sea el típico político corrupto con máscara de progresista y defensor de los derechos de los pueblos.
            Quienes lo critican, deben entender que la política se ha convertido en otro negocio más, un negocio altamente rentable donde no existen los colores partidarios más que para distinguir una “empresa política” de otra. No es nada personal, seguramente habrá dicho mi judas preferido cuando quita un candidato para poner a uno de los suyos. “Bisnes are bisnes”. O como lo dijera otro político Nayarita quien señaló que aquellos que no entiendan que los saltos magistrales de un partido a otro son “normales”, entonces están reprobados en ciencia política. Juar juar, esa estuvo buena: para ser licenciado en ciencia política hay que ser “puerco y cínico”.
            Mi judas nunca se ha cambiado de partido, eso se lo deben reconocer sus críticos. Claro está, algunos dirán ¿Y para qué se cambia si es dueño de una empresa? Sería muy pendejo para renunciar a la propiedad de su empresa para irse de “gato” a otra. En la que tiene es el socio mayoritario y por tanto dueño de las decisiones que esa empresa pueda asumir. Siempre ha criticado a la empresa tricolor y siempre ha dicho que habria que sacarla del gobierno, pero ahora, para acrecentar su negocio, hace a un lado esa perorata y realiza un “Joint Venture” y se hace socio de un tricolor. Nuevamente “Bisnes are bisnes”, nada personal.
            Luego lo critican que porque impone candidatos y se justifica ante los electores diciendo que son ellos los que decidirán. Pues efectivamente, el dueño de la empresa les dice a los electores: “Ustedes tienen enfrente la mierda A y la mierda B, escojan” y, bajo esa postura hace pública su careta de democrático. ¿Y a poco no? Sería una estupidez que los dueños de las “empresas políticas” les pongan de candidatos a quienes se la quieren quitar, es evidente que les tienen que poner de candidatos a uno de sus socios menores, ¡ah! pero eso sí, será la sociedad quien decida si escoge a la mierda A o a la mierda B. ¿Quién en su santo juicio va a pensar que mi judas va a preguntarle a los ciudadanos que le pongan dentro de su empresa a otro socio?
            No sean románticos y entiendan a mi judas, él solo actúa en un medio político con las reglas que el propio sistema tiene para jugar. Ni modo que mientras sus adversarios le tiran con piedras él les responda con flores. Así que, desde aquí le lanzo el mensaje a mi judas para que siga igual, que siga con las traiciones y su conducta mercenaria hasta que la muerte lo separe de su empresa, al cabo ya tiene herederos.
PD. ¿Quién será el personaje? ¡Disfruten su fin de semana!!



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