PRIMERO EN LA LISTA |
El ex rector Vera
de la UAEM (Morelos) fue detenido y encarcelado por siete horas y luego fue puesto
en libertad con arraigo domiciliario. Traía muchos amparos para evitar que se
le detuviera, pero tal parece que no se amparó por un delito que fue el motivo
de su detención. Pero sea como fuera, un juez lo sentenció y lo convirtió en
delincuente.
Al rector Nacho Peña le queda bien
ese refrán que dice: “cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas
a remojar”. Y es que ahí está una muestra de que los rectores de las
universidades públicas no son intocables, también pueden ir a la cárcel asi
sean unas luminarias académicas porque, el hecho de ser preparados
académicamente no significa que no puedan ser corruptos. Ahí tienen a muchos políticos
de México que fueron preparados en las mejores universidades gringas pero lo
rata y saqueador no se les quita. El ícono es Salinas de Gortari. Nacho Peña ya
vió que a su vecino le cortaron las barbas y es tiempo que se ponga a remojar
las suyas.
EL QUE SIGUE EN LA LISTA |
Y con esto no estoy diciendo que al
ex rector Vera lo hayan sentenciado porque en verdad era corrupto. Puede no ser
cierto debido al conflicto que traía con el perredista gobernador Graco Ramírez
y que este haya decidido usar el poder público para convertir en delincuente al
ex rector. No, lo que digo es que los rectores no son intocables. En el caso de
Nayarit, por ejemplo, el corruptazo Juan López, estuvo plenamente protegido por
el otro corruptazo ex gobernador de Nayarit Roberto Sandoval, quien lo arropó
al grado de que las denuncias por diversos ilícitos no procedieron, fueron
congeladas.
Pero ahora tenemos otro gobierno,
las denuncias siguen vivas, más las que se acumulen y entonces aquí veremos la
postura de Toño Echevarría y del fiscal Petronilo Díaz. Estos últimos no tienen
más que de dos sopas: O protegen al rector Nacho Peña o lo consignan ante un
juez para que éste defina su suerte. Aquí es donde entrará otro actor que no es
del gallinero del gobernador Echevarría, ¿cuál actor? El poder judicial y, en
particular de su presidente Pedro Antonio Enríquez Soto y el juez que vaya a
determinar la situación de Nacho Peña una vez que sea consignado ante la
justicia.
Si el gobernador Echevarría decide
proteger al rector Nacho Peña a través del fiscal Petronilo, realizarán una de
estas dos situaciones: o congelan las denuncias y hacen que no caminen o
integran la averiguación y dictaminan que no hay lugar para consignar ante un
juez. Esa es una decisión política que deberá tomar el gobernador y su fiscal y
a la que le deberán de medir el costo político que les retornará si deciden
proteger la corrupción.
Desde mi punto de vista, creo que el
gobernador Echevarría se equivocará rotundamente desde el punto de vista
político si decide proteger la corrupción que hoy representa Nacho Peña. Y será
un error político mayúsculo porque estará fortaleciendo el proyecto político
del “pelón” Hernández Escobedo y de Castellón Fonseca quienes desde la
universidad y el ayuntamiento capitalino pretenden apoderarse del gobierno del
estado. El gobernador Echevarría estaría aplicándose un “harakiri” pues con eso
atenta contra sus propios intereses y su capacidad de influir en la sucesión
gubernamental y, obviamente, estaría fortaleciendo la posibilidad de que el
nuevo gobernador que, si no es de su “gallinero”, le finque algunos delitos por
corrupción tal como ya se ventila en algunas áreas de su gobierno. Lo
políticamente conveniente para el gobernador Echevarría es que consigne las
denuncias bien integradas ante un juez y asi queda como Poncio Pilatos, se lava
las manos y entonces le pasa la papa caliente al poder judicial. Claro, puede
proteger a Nacho Peña no integrando bien las averiguaciones, es otra
posibilidad.
Y Pedro Antonio Enríquez Soto ¿qué haría?
¿proteger o no? Obviamente aquí se pueden decir muchas cosas, pero, la verdad
es que la suerte de Nacho Peña dependerá de lo que el juez diga, y quizá Pedro
influya en él, aunque se diga que sólo se aplicará la ley. Entonces, el reino
de impunidad que se vive en la UAN, donde lo ilegal lo hacen legal, donde
cuatro gentes deciden la vida universitaria (los tres líderes de los mal
llamados sectores y el rector) aquí ya no vale, los sectores ya no pueden
proteger a Nacho Peña más que a gritos y sombrerazos, con presión política
pero, ese juego ya no corre exclusivamente dentro de las paredes
universitarias, ya corre en el contexto social porque las decisiones
gubernamentales en este tema tan espinoso están sujetas al escrutinio público y
el gobierno debe calcular bien el costo beneficio desde el punto de vista
político de proteger a un rector cómplice de Juan López y del ex gobernador Roberto
Sandoval, solapador del saqueo y por si fuera poco incompetente para sacar de
la crisis financiera a la Universidad.
PD. Nuestra
responsabilidad como universitarios la cumplimos interponiendo las denuncias
correspondientes ante las instituciones encargadas de impartir justicia porque
la autonomia universitaria no es sinónimo de impunidad ni de protección de
delitos del fuero común y federales. Si estas instituciones públicas se llenan
de lodo es “harina de otro costal”.