Durante el gobierno
de Roberto Sandoval es cierto, había paz, pero era una paz narca, una paz donde
nadie osaba decir nada a riesgo de ser asesinado, levantado o mínimo
extorsionado. EL silencio de los Nayaritas era evidente, todos estábamos en paz
y los delincuentes también, eran gobierno.
Llegan las elecciones y entonces hay
alegría porque había ganado el cachorro de Toño Echevarría Domínguez, con una minoría,
pero ganó porque la mayoría votó por otras opciones. Con todo y eso, la
expectativa en el nuevo gobierno dio mucho júbilo a los Nayaritas porque la
esperanza era que se terminaría esa paz narca y habria entonces una paz real
basada en la tranquilidad y en el poder de las instituciones para que los
Nayaritas nos sintiéramos seguros sin temor de ser levantado, asesinados o
extorsionado. EL júbilo creció cuando el ex fiscal fue detenido por los
gringos.
Luego después, una vez que se habían
perdido las elecciones por los mismos, la paz narca llegó a su fin y empezó
nuevamente la levantadera y los asesinatos. El terror se vino apoderando
nuevamente de los ciudadanos. El nuevo gobierno, justificaba su ineficacia
porque no tomaba protesta. Los agoreros y lisonjeros de Toño el recién electo,
justificaban su falta de actuación porque aún no to aba protesta, porque aún no
asumía el gobierno. Nos decían: esperen que tome las riendas del gobierno y
entonces sí, las cosas serán diferentes.
En ese tenor, El congreso bajo el
liderazgo timorato de mí siempre “agradecido y leal” amigo Polito Domínguez, no
tomaba acciones contundentes para aminorar la inseguridad que se había desatado
y de la que el nuevo gobierno no quería asumir su responsabilidad porque no había
tomado protesta. En esas condiciones, con un gobierno que no asumía
responsabilidad porque no “levantaba la mano” para tomar protesta y con el otro
poder en manos de un liderazgo timorato, casi con vacío de poder, los ciudadanos
quedamos en estado de indefensión ante el crimen organizado que hacía de las
suyas a diestra y siniestra.
Pero luego el gobierno estatal toma
protesta y toma las riendas del gobierno y el crimen organizado sigue en la
misma situación, la inseguridad permanece a todo galope. Ante ese panorama que
reflejaba incapacidad de las nuevas autoridades para resolver ese problema, se
les ocurre la gran idea de combatir el crimen con puños de saliva y con un montón
de firmas. Sale a la luz en acuerdo por la seguridad de Nayarit, acuerdo en el
que los integrantes del crimen organizado se siguen zurrando.
Hoy, a diario tenemos levantados y
asesinados. De las extorsiones ya ni se diga porque hasta al propio secretario
de seguridad pública lo intentaron extorsionar. Los dueños de negocios también están
con el Jesús en la boca porque sus ventas bajaron y porque tienen el temor de
ser levantados para ser extorsionados. ¿Cuál es entonces la situación actual?
No hay control, no hay eficacia en las instituciones para combatir y resolver
ese problema que afecta tanto a Nayarit. Eso refleja incapacidad. Las
instituciones de Nayarit están rebasadas por el crimen organizado, no hay
control y tal parece que ninguna de las instituciones encargadas de la
seguridad tiene manera de resolverlo.
Tal parece que la inexperiencia en
la función pública está saliendo a flote. Si una sugerencia se vale en este
espacio aquí le digo al gobernador Echevarría que le pida consejo a su padre
acerca de qué hacer ante ese problema que, sin duda alguna, terminará hundiendo
la poca legitimidad social con la que arribó al gobierno del estado. También
desde aquí le sugiero que tenga una mente abierta a las voces de los ciudadanos
porque eso de hacerle caso a algunos juniors que le quieren conquistar la oreja
y gobernar a través de ella es nocivo para el estado.
Con la aprobación de la
anticonstitucional ley de seguridad interior, los militares podrán salir a las
calles. ¡Dios nos agarre confesados! Pero por lo menos ahí habrá alguna posibilidad
de que el gobernador Echevarría salga a flote de este problema porque hasta
ahora, los militares, la policía federal y la marina han estado fuera del
combate a los delincuentes. Todo se ha dejado en manos del secretario de
seguridad pública que hasta ahora no ha dado muestras de su profesionalismo y
de su eficacia para resolver el tema tan delicado de la inseguridad. El gobernador
se ha venido haciendo como Poncio Pilatos tratando de lavarse las manos en ese tema
echándoselo al secretario de seguridad, pero los Nayaritas tenemos bien claro
que la responsabilidad es del gobernador, de nadie más. Así que sería bueno que
le tome el consejo a su padre para que le de algunos tips de lo que debe hacer.
Si el gobernador Echevarría no da respuestas concretas en este tema tan
delicado que ha evidenciado la ineficacia de las instituciones hasta ahora, los
ciudadanos tendremos durante lo que resta de su mandato, un gobernador débil.
Los ciudadanos no podemos quedarnos ante los delincuentes en estado de
indefensión por tener un gobernador débil.
PD. Algunos dicen:
Es una lucha entre ellos, entre los cárteles, que se maten. Dijeran en mi
rancho ¿Y qué necesidad hay de eso?