Sin duda alguna, la expectativa
social sobre el nuevo gobierno estatal y el de la capital Nayarita, es grande. Los
Nayaritas esperamos resultados concretos, no solo declaraciones huecas. A
quince días de la transición gubernamental, hay expresiones sociales sobre
estos gobiernos son variadas, no hay ni desencanto, pero tampoco un
convencimiento de que hay un mejor gobierno. Es parte de la transición. En el
camino se irán acomodando las calabazas ya sea para un lado o para el otro,
pero habrá acomodo.
Dado
que la ciudadanía espera resultados concretos y tangibles, el riesgo de la decepción
crece cuando los problemas se siguen presentando. ¿Cómo convencer a los ciudadanos
en el sentido de que tenemos un mejor gobierno cuando ven que los levantones,
las balaceras, las ejecuciones siguen siendo el pan de cada día? Se justifica
esa situación diciendo que no hay varita mágica, que es poco tiempo y hasta
algunos argumentos pasionales y ligeros como esos de que “hablan los ardidos”.
Lo cierto es que todos esos muertos son responsabilidad de las nuevas
autoridades. Se necesitan resultados. La gente sólo asi se convence, de otra
manera las opiniones sobre el nuevo gobierno seguirán siendo diversas, abonando
a la decepción.
¿Cómo
convencer a los ciudadanos de que hay un mejor gobierno si por ejemplo en el
sector magisterial se apostó a un cambio y no a una regresión? ¿Cómo convencer
a los ciudadanos de que hay un mejor gobierno si se apostó a un combate a los
cacicazgos y en contrapartida hay regresión? ¿Cómo convencer a los ciudadanos
si se ve la integración de un gabinete que no es conformado con los mejores
perfiles Nayaritas, sean del PRI o de cualquier partido o sin partido?
Y
aquí quiero rescatar el comentario fuerte de un cibernauta quien dijo
textualmente asi: “EL DERECHO DE SANGRE: LA
JUNIORCRACIA. No son sus méritos profesionales ni su popularidad los que les
permiten acceder a cargos públicos. Su patrimonio político reside en la cuna,
el linaje, la casta, es decir, en los apellidos reconocibles …….de las
insaciables familias políticas locales. Su presencia en la esfera pública es
una prolongación caciquil, un retorno a las prácticas monárquicas donde los
cargos se obtenían por derechos de sangre. Es tal la regresión política, que
sin importar el partido que esté en el poder, la juniorcracia sienta sus reales
en Nayarit y los de “abolengo nobiliario” vuelven por sus “fueros”. Lo diré en
precioso romance, pero de todos modos tápense los ojos: no se cansan de mamar”.
Y sobre ese comentario se desparrama otro rosario de críticas en el mismo
sentido. ¿No tendrá asesores el nuevo gobierno como para que le sugieran tomar
decisiones que no conduzcan a un desencanto social?
Son estos
cuestionamientos los que definitivamente conducirán a una decepción
gubernamental si no se corrigen los errores. De hecho, incluso ya hasta en tono
de burla algunos compañeros sugieren que de una vez le regresen el control
total del transporte a Saldate para estar a tono con toda la regresión que en apariencia
tiende a sentar sus reales en Nayarit.
En lo personal
creo que, a quince días de la transición, es muy prematuro evaluar al nuevo
gobierno estatal y municipal. EL costo económico, social y político que estamos
sufriendo los ciudadanos ante las poco eficaces medidas gubernamentales para
enfrentar los principales problemas que padecemos como es la corrupción, la
impunidad y la inseguridad, es muy elevado. Quizá sea un costo que vamos a
tener que aguantar porque, la verdad, no veo cómo es que el nuevo gobierno meta
una solución de fondo a dichos problemas.
Entiendo la
preocupación que el ejecutivo del estado y el alcalde capitalino tienen por los
baches de la ciudad o por hacer un recorrido por el mercado Morelos. Pero, en
realidad, lo que hasta ahora han hecho, que es nombrar funcionarios, han sido
decisiones, aparte de controversiales y cuestionadas, en realidad no resuelvan
los problemas. Debieron de haber actuado desde el momento en que fueron electos
y desde el momento en que la ciudadanía les depositó su confianza, pero no lo
hicieron y ahora pretenden descargar sus responsabilidades en los funcionarios
nombrados, lo cual, simple y sencillamente, no abona sustancialmente a la
solución de los problemas. Por ejemplo, en el caso de la seguridad, si el
gobernador no toma el problema en sus manos, no se va a resolver. Ney y Roberto,
fanfarronamente declararon que ellos estarían al frente hasta de los
operativos. Ni Herrera ni Petronilo van a resolver el problema de seguridad.
Debe ser directamente el gobernador.
Y en realidad
espero que este tipo de comentarios no los tomen de manera negativa, muy por el
contrario, deberían de preocuparse por las opiniones ciudadanas que se vierten,
y que son muchas, sobre los diferentes tópicos gubernamentales, opiniones que deberían
hacer reflexionar a los nuevos gobernantes estatales y municipales.
PD. En el caso
del alcalde capitalino hay una integración muy rara del gabinete: por un lado,
hay gente honesta y con trayectoria de luchadores sociales como lo es Severiano
Ocegueda y por el otro meten a un jefe del gabinete que tiene una cola de “ratota”
que ya parece canguro. Luego me referiré a dicho espécimen político y a su
estrecha relación con Castellón Fonseca.