Los
puestos de churros, tacos, helados, plátanos enmielados, papitas doradas y todo
un rosario de comerciantes ambulantes también estarán presentes para tratar de
aprovechar la “marabunta” popular que ese día acaba con toda especie de comida
changarrera que ahí se ve, pero que sirve para que todo ese ambulantaje no
pagador de impuestos, lleven algo de ingreso a su casa. Es fiesta popular.
Poco
antes de la aparición del gobernante que traerá la garganta “aceitada” con unos
buenos traguitos de tequila para no sonar afónico, andarán deambulando también
los diputados quienes, cansados de tanta catarsis en el congreso y secos de
tanta saliva tirada en las comparecencias, seguramente se codearán con el “vulgo”
al calor de unos buenos botes de cerveza para decir que son sensibles y que se
rozan con el pueblo. Más de alguno se paseará con un machete en mano para
sentirse un personaje típico de la lucha por la independencia.
Casi
a las once de la noche, momento en el que se lanzará el “grito de independencia”,
el pueblo se arremolina frente a palacio de gobierno. Seguro es que habrá
muchas cajas de huevos podridos y jitomates que, como balas disparadas por
armas automáticas de sicario, se enfilarán directo al balcón gubernamental
donde se espera que la campana sea jalada para emitir sus sonoros sonidos. No
sólo habrá sutsemistas, sino también Nayaritas que fueron agraviados y
despojados o, por lo menos, asustados con algún levantón.
Y
llega el momento crucial. Las once de la noche. Sale entonces el gobernante
dispuesto a dar su revolucionario grito. Lenta y parsimoniosamente, levanta su
mano y coge la soga que será estirada y manipulada a fin de que la campana
emita sus conocidos ruidos de tan, tan, tan. Un raro silencio se produce ante
la postura del gobernante quien, sin jalar la soga, se queda impávido, así como
listo para sortear los huevos o jitomates podridos con movimientos de cabeza al
estilo del Canelo cuando peleaba con Pacquiao.
Pero
no hay ni huevos ni jitomates podridos y entonces comienza formalmente la ceremonia
revolucionaria. Suena la campana y entonces, con desgarrador grito que ya lo envidiaría
Chalino Sánchez, el gobernante comienza: ¡Muera Polo Domínguez! El jubiloso
pueblo ahí amontonado sólo alcanzó a balbucear sin alcanzar a comprender: ¡Viv…….!
Para luego soltar un suspiro de decepción ahhhhhh; Polo Domínguez, quien se
encontraba entre el vulgo para quitarse un poco de la natural soberbia que lo
embriaga diariamente, sólo se sonrió. Pero el gobernante siguió con su arenga
popular al mismo tiempo que su soplanucas, el “Mundito”, le balbuceaba a la
oreja: señor, señor, asi no va el grito de independencia. El gobernante,
haciendo caso omiso a su incondicional soplanucas, continuó: ¡Muera la comisión
de la verdad! . Y el pueblo otra vez sorprendido nuevamente exclamó: ¡Vi…..! y
luego un ahhhhhhhhhhh. Rodrigo González Barrios, con su acostumbrada concha
formada al calor de los años acumulados en política, agarrado de la mano del
judas preferido de los Nayaritas, sólo se sonrió. “Mundito” más nervioso que
Roy Rubio cuando le dicen que lo van a auditar, se frotaba las manos en señal
de desesperación e insistentemente le decía a su jefe: ¡No señor asi no es, por
favor señor! Pero ya emocionado hasta el tuétano, el gobernante siguió tenazmente
su arenga popular, y gritó: ¡Mueran los diputados frustrados! Al escuchar ese
grito, a Pedroza, quien se chingaba un suculento hot dog triple casi le da un
infarto. A quien si le dio el infarto fue a “Mundito” quien ya quedose callado.
Para terminar su arenga, sin soltar la soga y alentando el repique de las
campanas, el gobernante terminó diciendo: ¡Viva nuestro libertador que nos dará
honra y patria, Toño Echevarría! Redoblaron aún más las campanas y el pueblo
entonces si alcanzó a gritar el viva completo, al grado de que el tumulto, como
si fuera un solo hombre con voz de Luciano Pavarotti gritó :¡Vivaaaaaaaaa! La
algarabía popular se dejó venir cuando se dieron cuenta de que desde la avenida
allende, un gallardo revolucionario montado a caballo y con vestido de
escaramuza, hacia su aparición ante el tumulto para ser ovacionado, era un
imitador de Toño Echevarría, quien a los ojos del pueblo se convierte a partir
del 19 de este mes, en el nuevo símbolo de libertad de los Nayaritas. Se
terminaba asi el último grito de independencia.
PD. Es fin de semana, es fiesta
popular. Así que todo lo escrito aquí es falso. Tómenlo como una broma que a lo
mejor les puede causar risa. ¡Viva México cabr….es!
