La pregunta no es ociosa. El gobernador
Echevarría debe jugar políticamente de tal manera que no vaya a perder. Lo
ideal es que quede bien con el nuevo presidente de la república y con un buen
puño de diputados y senadores amigos. Y esto viene a colación porque seguramente
nadie en sus cinco sentidos apostaría que no intervendrá en el proceso. Lo hará
de la misma manera en que el gobierno federal meterá las manos para inclinar la
balanza a favor del candidato de Peña Nieto.
Obviamente,
lo normal sería que el gobernador use el poder que tiene para apoyar al
candidato que resulte de la alianza panista perredista. El salió triunfante por
una alianza de esa naturaleza. Seguramente será Margarita Zavala, ya que se vio
el día de ayer a mi judas preferido Acosta Naranjo, teniendo diálogos allá en
México con ella, que es la esposa de quien en su momento le financió su campaña
a gobernador. Si, fue el ahora ex presidente Calderón quien le dio todo el
caudal de recursos a mi Judas preferido para hacerlo gobernador, pero no pudo. Entonces,
no es descabellado pensar que apoyará a la alianza panista perredista pues con
ellos gobernará en lo local ya que son su apoyo en el congreso que hoy se
instala.
Sin
embargo, en lo personal me parece que el gobernador Echevarría no traga fuego.
Sabe perfectamente que jugar en sentido contrario a Peña Nieto implica para él
no tener recursos federales en lo que le resta de mandato a Peña. Sería colmo
un suicidio político para el gobernador Echevarría ir en sentido contrario al
presidente. Y sería mucho más contraproducente en un contexto de que Sandoval
deja un estado hecho pedazos y, por otro lado, en un contexto en que la
ciudadanía Nayarita exige resultados. En esas condiciones, tendríamos año y
medio de graves problemas si al gobernador Echevarría se le ocurre jugar en
contra del presidente.
Está
entre la espada y la pared. Por un lado, llega con aliados que no le
representan recursos para hacer un buen gobierno estatal, pero por otro, tiene
la necesidad de apoyar a quien tiene los recursos y que no son sus aliados.
Correría con suerte si se diera el caso de que el presidente Peña Nieto, dado
el avance y fortaleza de Andrés Manuel López Obrador, tenga que dar un golpe de
timón y virar el barco hacia la alianza panista perredista, apoyando a esta y
no al candidato del PRI dada su inminente derrota. No es tampoco descabellado
que eso suceda, que el presidente de última hora apoye al candidato/a de la
alianza panista perredista y todo con tal de que López Obrador no llegue a los
Pinos. No es descabellado, al fin y al cabo, representan lo mismo.
El
PAN representa la instauración del mismo modelo económico que ha impulsado el
PRI desde 1983 con todo y los doce años de panismo ineficaz. Y el PRD
Chucho-Galileo que hoy queda, se están jugando su sobrevivencia para seguir
siendo los conserjes y los que hacen el trabajo sucio de quienes nos han
hundido en el atraso, la violencia, la corrupción, la impunidad, la injusticia
y las desigualdades sociales. Por eso no es descabellado que Peña Nieto de una
voltereta violenta y de última hora, viendo el descarrilamiento del tren
priista, que vire en el sentido de apoyar a esa alianza panista perredista.
Sería una señal de la buena suerte para el gobernador Echevarría.
Pero,
itero, el gobernador Echevarría no traga lumbre. Seguramente sus asesores de cabecera
ya le han haber susurrado a la oreja que Andrés Manuel tiene muchas, pero
muchas posibilidades de ser el presidente de los mexicanos. Sabe perfectamente
que los mexicanos ya están hasta la madre de priismo y de panismo ineficiente
porque ya han demostrado que no pueden con el paquete. El priismo y el panismo
nos han llevado al desastre nacional. Ya hasta los empresarios se dieron cuenta
que el modelo económico y las políticas públicas neoliberales han hundido al país
y a ellos los han venido despedazando, excepto a aquellos empresarios
vinculados al poder pero todo el entramado empresarial de pequeñas y medianas
empresas que representan cerca del 98% del tejido empresarial y donde se da la
mayor cantidad de empleo, han estado sometidos a políticas publicas depredadoras
de ese sector tan importante que representa la inversión y la generación de
empleos. Y los que somos los de abajo ya ni se diga, estamos hasta la madre de
priismo y de panismo con todo y sus conserjes perredistas.
Entonces,
si el gobernador Echevarría sabe eso, o por lo menos lo intuye, seguramente que
tomará sus providencias para no quedar mal con Andrés Manuel López Obrador como
próximo presidente de México. Echevarría debe jugar un juego de “ganar ganar” y
no “poner todos los huevos en una sola canasta”. Debe jugar un juego donde gane
por cualquier alternativa. Y eso nos conviene a todos los Nayaritas.
PD. Desde
luego, la posición política pública del gobernador Echevarría será la
siguiente: “Seré muy respetuoso del proceso electoral, castigaré a todo aquel
funcionario que meta las manos en el proceso, bla bla bla bla bla….”. A un mes
de que sea gobernador constitucional, ya debe ir pensando en esto.