Otras elecciones, mismos
protagonistas. ¿Qué no habrá gente más decente que participe en la política y
que quiera gobernarnos? Cada que hay elecciones vemos a los de siempre, a los
mismos oportunistas y mercenarios de la política que buscan cómo quedarse
nuevamente en los espacios públicos. Son los tiempos de cosecha para ellos.

Por
lo menos, ahora con las candidaturas independientes, ya hay algunas gentes
decentes que tratan de salir a la palestra pública para tratar de conquistar
espacios de representación popular. Pero los candados legales existentes los
dejan en desventaja respecto de los candidatos que surgen a través de los
partidos políticos. Así que pensar en un candidato independiente, de a deveras,
no como Layín que depende de las altas esferas del poder público, es aún una
quimera.
Por
ejemplo, en la famosa alianza opositora sólo pululan dos nombres: Polo y el
rarito. Marginalmente se habla de José Luis Sánchez, asi que en esencia son dos
los aspirantes. Polo trae un desgaste político bastante fuerte debido a su
gestión como alcalde y el rarito tiene una colota de traficante de influencias
que no puede con ella, es el típico chiquillo que pretender gobernar bajo el
amparo de las faldas de su madre y el bigote de su padre y todo con el único
fin de traficar con el poder, hacer negocios tal como lo hizo en grande cuando
su padre fue gobernador. Los partidos que se dicen de izquierda ¿No traerán
alguien mejor que se acomode a una fuerza política que se dice de izquierda y
progresista? Obviamente, tienen de progresista el mismo espíritu de progreso
que tienen los del PRI. El mismo infierno, pero diferentes diablos.
En
el caso del PRI y sus satélites sólo se barajan dos nombres: Manuel Cota y Raúl
Mejía. En esta opción política, los dos aspirantes tienen una trayectoria muy
clara, ligada por supuesto, al PRI, un partido en el que la corrupción y la impunidad
han florecido escandalosamente. Claro, la corrupción e impunidad no es propia
del PRI y sus aliados, los que se dicen de oposición no cantan mal las
rancheras en este tema. Y nomás repasen la trayectoria de los actores
principales “oposicionistas” y verán que son ejemplos puros de corrupción.
La
diferencia es en MORENA. Aunque nació en la entidad con una estela de decencia
y honestidad, ahora andan en riesgo esos principios porque han llegado a sus
filas los rumores de que los vividores y oportunistas de otros partidos ya se
están apoderando de las candidaturas a los puestos de elección popular. Es una
verdadera lástima que, de llegar a ser ciertos esos rumores, ese partido en la
entidad se prostituya al igual que lo están los demás partidos, y con ello, se
pierda una alternativa política que bien pudiera hacer un buen papel para sacar
del atraso a Nayarit y para hacer la limpieza de las instituciones, incluyendo
los partidos políticos que están más enlodados que un cerdo de las granjas de
ALPERA. En MORENA, su candidato, Miguel Ángel Navarro Quintero, hasta ahora
viene creciendo vertiginosamente entre la población de Nayarit como el que
menos daño haría a Nayarit. Seguramente que Navarro ha de preferir que sus
opositores sean Cota y el rarito, pues con ellos de adversarios seguramente que
sus bonos crecerán mucho más, poniéndose de antemano como el triunfador de la
contienda por la gubernatura.
Lo
cierto pues es que, las mafias partidarias, sobre todo en el PRI y en la
alianza “opositora”, debieran buscar perfiles menos quemados, personajes que
tengan una solvencia intachable, para que nos gobiernen. En Nayarit los hay, no
solamente afuera de los partidos, sino dentro de los mismos hay gente honorable
que bien puede hacer un excelente gobierno. Claro, quizá el espíritu navideño
me embarga como para hacer ese tipo de planteamientos. Pensar que los de la
mafia política, pensar que los oportunistas y vividores de la política, dejen
los puestos públicos para alguien que no sea de su gallinero, es el equivalente
a pensar que Naranjo o el Ramoncillo Cambero van a dejar que las plurinominales
y puestos en el gobierno estatal y municipales sean para gente que no son de
ellos.
Al
igual que mis cuatro lectores, el de la trinchera ya está harto de que cada vez
que hay elecciones vienen los mismos personajes con la misma cantaleta a
convencernos de que ellos son la alternativa. Creo que se debe legislar en ese sentido
para que los que ocuparon un puesto de representación popular ya no lo puedan
hacer en ninguno hasta pasados unos dos o tres periodos, por lo menos. Un No a
la reelección en cualquiera de sus formas. Pero como estamos, con la reforma
política, aquí a los diputados ya les dan chanza de reelegirlos hasta por dos
periodos consecutivos, aunque hayan sido chafas en su gestión y a los alcaldes
por una. Si fue buen representante pues que se le agradezca y ya, y si fue malo,
que se les agradezca también, pero que ya no puedan ocupar puestos. Se ocupa
una ley antichapulin para que no anden brincando de puesto en puesto., porque
si seguimos como estamos, los vividores de la política, los mercenarios y
oportunistas. Hacen su agosto en tiempos de elecciones.
PD. Y sigue la incertidumbre en
la UAN con el pago de los aguinaldos.