Hoy voy a transcribir
un correo que me llegó de un amigo personal de nombre Raúl Gómez. Y lo hago
porque se refiere a un tema del que me ocupo en su mayoría. Es el tema relativo
a los asuntos universitarios. Y como ya prácticamente es inminente la sucesión
rectoral en la Máxima casa de estudios, creí pertinente compartir el punto de
vista de mi buen amigo Raúl con mis escasos lectores en número de cuatro. Dice
así.
“Con un saludo para Roberto González Bernal de Trinchera Universitaria…Sin
ser universitario, o a lo mejor sí, porque ahí cursé una maestría; pero sí como
ciudadano que coopera consuetudinariamente con el 12% , me atrevo a opinar
sobre el procedimiento que se sigue en la casa de estudios nayarita para
nombrar a un rector.
Por definición, siendo una casa de estudios pública, es decir sostenida
por los impuestos que pagamos todos los ciudadanos y empresas del Estado y el
País (acordémonos que somos un estado deficitario que tiene que recibir
subsidios de la federación para su operación), el procedimiento para nombrar a
un rector de la UAN, debiera ser del conocimiento de la sociedad en general y
no algo que en lo obscurito del Consejo General Universitario se lleva a cabo.
Los tiempos de democracia que vive el país dejan mal parada a una institución
como la UAN, que debiera ser paradigma de estos nuevos vientos, y por el
contra, se comporta de manera opaca y ajena a la sociedad.
En general los planes de estudio de la mayor parte de las carreras de nuestra UAN son copia de los planes de
estudio de la máxima casa de estudios de México, es decir la UNAM, del mismo
modo se han copiado de ella usos y costumbres como el del sindicalismo, que ni
es de izquierda, ni de derecha, sino todo lo contrario, pero que en última
instancia en su afán de dizque favorecer a sus trabajadores, terminan por
endilgar a las casas de estudio (todas las del país están igual) contratos
colectivos que resultan draconianos, como es el caso de las pensiones, que
luego se vuelven contra ellos mismos,
así como otras prácticas nada democráticas como la herencia o venta de
plazas. Las organizaciones estudiantiles que se han enquistado en todas ellas,
también de un uso y costumbre heredado de la UNAM, representan sangrías
económicas que merman las siempre raquíticas finanzas de las universidades
públicas.
Pero las lecciones positivas de la UNAM, que debieran replicar las
estatales, como el del procedimiento para nombrar rector, que debieran ser
inmediatamente adoptadas se ignoran. A mi me parece que a la sociedad nayarita
le parecería laudable que la UAN adoptara el mismo procedimiento seguido por la
UNAM en su reciente proceso de cambio de rector, el cual consistió en que todos
los que se consideraron con los méritos suficientes para acceder al puesto se
inscribieran ante las autoridades rectorales, dando a conocer su plan de
trabajo con sus respectivos objetivos de corto, mediano y largo plazo, así como
las motivaciones que los llevaron a presentar su candidatura. Esta información
deberá subirse a la internet y ponerse a disposición de toda la población, como
lo hizo la UNAM. Aunque la ciudadanía no votaría, desde luego, si estaría enterada de porqué fue
seleccionado uno y rechazados los otros.
Pero tal vez lo más interesante sea que a partir de ese plan de trabajo
los ciudadanos podríamos estar al pendiente de los logros del mismo, pudiendo
eventualmente exigir que se cumpla, es decir de manera automática, y casi sin
sentirlo, arribaríamos a la tan soñada, y cada vez más exigida por la sociedad,
transparencia y rendición de cuentas. Así, cuando el nuevo Rector nos informe
que su plan de trabajo está teniendo retrasos por culpa de los presidentes
municipales y/o el Gobernador del Estado, que no entregan a tiempo ( o no lo
entregan, se lo clavan) el subsidio estatal, entonces los ciudadanos
responderíamos de manera más decidida para exigir el cumplimiento de dichos
pagos. Con ello pues, a la postre formaríamos un círculo virtuoso de
comunicación y apoyo entre la universidad y los ciudadanos.
Si la UAN sigue haciendo lo mismo y de la misma manera se va a seguir
hundiendo en el pantano de la mediocridad en el que discurre desde hace
décadas, sin hacer las aportaciones que debiera hacer a la sociedad, con la
cual ya arrastra un importante pasivo histórico”. Hasta ahí el comentario de mi
amigo Raúl.
Desde luego, sus puntos de vista son interesantes al mismo tiempo que
controversiales. En lo personal creo que hay algunas afirmaciones que no
comparto, sin embargo, son afirmaciones que no son parte de la tesis central de
su comentario. La tesis central de su comentario es que la sociedad por lo
menos debiera conocer lo que se plantea por quienes aspiren a representar la
institución. Me parece que es un planteamiento justo
Y es que habria incluso que pensar en que la sociedad participara de
alguna manera en la decisión, como en el caso de la UNAM donde no solamente los
integrantes de la UNAM votan, también votan otros personajes de importancia
académica que no son propiamente de la UNAM. Pero para hacer eso hace falta
reformar la ley orgánica de la Universidad y creo que, a riesgo de equivocarme,
eso no sucederá de aquí a la sucesión que se hará en el mes de mayo del año que
entra y la toma de protesta el nueve de junio. Es un planteamiento justo aunque
inviable para esta elección. Quizá el nuevo rector apunte a una reforma a la
universidad, a todo su modelo universitario como lo he sostenido infinidad de
veces, para que luego ese modelo se refleje en una nueva legislación, incluida,
claro está, la forma de elección de sus
autoridades. Para eso hace falta, desde luego, una participación muy activa de
los universitarios en el proceso electoral que ya está en puerta. robertogbernal@gmail.com
PD. Antes de salir el
año puede haber sorpresas en ese tema de la sucesión rectoral. A lo mejor para
alguno de los pretensos le llega su navidad o día de reyes adelantado, nomas
que no la vaya a confundir con el día 28 de diciembre. www.trincherauniversitaria.blogspot.mx