Estaba leyendo un artículo de
la prensa nacional. El título es el mismo que lleva la presente columna, pero
la universidad de referencia es la UNAM. Es obvio que la UNAM es foco de
atención por la inminente sucesión rectoral que se avecina. Y lo que se dice en
ese resumido artículo es lo siguiente.
“¿Cuándo fue que leyeron un análisis razonablemente
desprejuiciado, minucioso, libre de agendas políticas, de la situación de la
UNAM? Hace décadas sin duda, y ese tal vez sea el síntoma menos alentador de lo
que pasa en sus interiores. La Universidad Nacional enseña mas contrastes que
nunca. Es un hervidero de pensamiento crítico, un espacio de encuentro
ciudadano, un motor cultural, una herramienta de movilidad y una fuente de
investigaciones de élite. Pero quienes no la vivimos día a día, la vemos cada
vez más lejos y más absorta, menos protagónica en los grandes debates del país,
menos permeable por la crítica, la transparencia, la innovación, más
ensombrecida por la competencia. Hoy, cuando está a punto de elegir nueva
rectora o un nuevo rector, es buen momento para intentar una nueva radiografía.
Bienvenidos”.
Quise compartir con ustedes esta reflexión y, me gustaría
que a ese mismo párrafo le cambiaran la palabra UNAM, por UAN. ¿Qué necesita la
UAN? Porque el cambio de rector es ya inminente también aquí. Y yo quisiera
iniciar por el final del comentario establecido en el párrafo previo. Se habla
de intentar una nueva radiografía, esto es, habria que intentar una nueva
radiografía para el caso de la UAN.
Sin duda alguna, en la Universidad Autónoma de Nayarit
tenemos mucho capital humano, tenemos toda una masa intelectual que debería ser
el cerebro de Nayarit. Pues bien, ante el inminente cambio de rector, esa masa
de capital humano ya debería estar iniciando un debate acerca de esa pregunta
¿Qué necesita la UAN? No es nada ocioso, es, sin duda, un debate necesario para
que la institución asuma un papel de vanguardia en todos los aspectos, tal como
lo debería tener.
Es lamentable que nos hundamos en grillas baratas. Por
ejemplo, en estos momentos comienza la efervescencia por el cambio de
dirigencia del SPAUAN pero es una efervescencia que se inicia sin debate acerca
de lo que necesita la UAN, que al final de cuentas es el espacio de trabajo de
todos, no solamente de los académicos. Los que aspiren a ser dirigentes
sindicales de esa organización ya deberían estar pensando en plantear qué es lo
que quieren de sindicato pero también qué es lo que quieren como Universidad.
Mi postura pública es, y ha sido, que el modelo
universitario basado en los sectores ya es un modelo agotado, ya no responde a
las necesidades e intereses de la comunidad universitaria. Es un modelo que se
usa para imponer las decisiones trascendentales de la vida universitaria sobre
la base de usar el presupuesto universitario de manera clientelar. Es un modelo
basado en la corrupción y la impunidad, donde la ley es letra muerta y la vida
académica es mera simulación. En las condiciones actuales de México y Nayarit,
ese modelo es ya inviable. Se requiere por tanto un debate serio y responsable
no solamente de los universitarios sino también de la sociedad quien es quien
sostiene a la institución, para definir su rumbo. Poner un nuevo rector para
seguir igual es condenar a la UAN a la inanición, a una muerte lenta.
Si nos imagináramos una universidad sin rectores, sin
lideres sindicales, sin burocracia universitaria, la Universidad de todas
maneras seguiría funcionando como funciona, de manera inercial gracias a la
actividad de los docentes que acuden a sus clases, a los investigadores que
hacen sus investigaciones con el casi nulo apoyo, de los estudiantes que van a sus cursos y de
los trabajadores que realizan su tarea ordinaria. Por eso mismo es pertinente
la pregunta ¿Qué necesita la UAN? Y se pregunta eso para lograr lo que es la
UNAM en su respectivo ámbito y que bien lo señalan en el párrafo primero: “Es
un hervidero de pensamiento crítico, un espacio de encuentro ciudadano, un
motor cultural, una herramienta de movilidad y una fuente de investigaciones de
élite”. ¿La UAN es eso? Debería serlo, pero muchos dudamos que sea.
La UAN, efectivamente, necesita una nueva radiografía,
una nueva foto que resulte de esa discusión para que al final de cuentas surja
juna nueva universidad que sea validada en una reforma a la ley orgánica y a
sus leyes reglamentarias. Sumergirnos en una grilla barata de cambio de
dirigentes y de autoridades como un simple cambio de personas es inútil para la
institución, es una simple pérdida de tiempo si no discutimos y cambiamos el
modelo de universidad. Los universitarios reclaman ese debate pero el pueblo
merece una universidad que también le responda y no sea una mera fábrica de
desempleados medio ilustrados.
El nuevo rector debe ser de un perfil que responda a ese nuevo modelo. En el caso de la UNAM, la
voz del rector es una voz de peso, su voz es atendida cuando se opina acerca de
la pobreza, las desigualdades sociales,
la corrupción, la impunidad y tantos temas nacionales. La UNAM es un símbolo y
su rector es un personaje de importancia. En Nayarit estamos lejos de eso,
precisamente por la falta de autoridad moral e intelectual de las autoridades
que se han prestado a mantener el clima de corrupción e impunidad
universitaria. Ya es necesario cambiar eso y no solamente jugar al
gatopardismo: Cambiar para seguir igual. Entonces es pertinente la pregunta
inicial ¿Qué necesita la UAN? robertogbernal@gmail.com
PD. ¿Podrán los académicos
del SPAUAN impedir la reelección de mi amigo Carlos Muñoz Barragán? Algunos ya
se andan doblando porque dicen que forzando a los de contrato a que voten por
Carlos lograrán imponerlo. Son como 600, dicen. www.trincherauniversitaria.blogspot.mx