Anda circulando en
internet una interesante carta que le enviaron a la hija de quien quiere ser
presidente. Me pareció una carta muy interesante que refleja el tipo de personas
que llegarían al poder si les damos el voto al PRI. Fue motivada por la
afirmación que hizo la hija de Peña Nieto cuando se refirió a todos los
mexicanos que criticaron a su padre debido a la demostración de ignorancia que
hizo “el hijo de Televisa” en la feria internacional del libro. Les paso el
texto completo.
“Querida Paulina Peña Pretelini
martes 6 de diciembre de 2011
Blogger: Héctor Zagal
No tengo el gusto de conocerte personalmente. No sé
cómo eres, desconozco tus cualidades, tus aficiones, tus intereses. Entiendo tu
molestia al escuchar las críticas a tu padre, Enrique Peña Nieto. Son gajes del
oficio. Deberás irte acostumbrando a los ataques contra él. En una democracia,
la crítica es un ejercicio fundamental. Tu padre es una figura pública y, por
ende, sus actos serán juzgados con rigor. “¿Por qué son tan duros con él?”, te
preguntarás. Bueno, los funcionarios públicos ganan mucho dinero. Hay miles de
personas dispuestas a sufrir críticas y cuestionamientos con tal de figurar en
la nómina oficial. El sueldo bien vale esos golpes. ¿No?
Pero no es de tu padre de quien quiero
hablar, sino de ti. ¿Te confieso algo? Me aterra que hayas utilizado la
expresión “hijos de la prole” como un insulto. Insisto, es disculpable que te
enfades por la burla hacia tu padre. No me asustaría que los llamaras
“babosos”, “tontos”. Es más, no me preocupa el que nos hayas llamado
“pendejos”. En cambio, no se puede excusar tu menosprecio a los hijos de los
trabajadores, de los obreros.
¿Oíste del escándalo de las Ladies de Polanco?
Descalificaron a un policía llamándolo “asalariado”. Algo similar hiciste tú:
descalificas a la mitad del país por su condición social. ¿Qué tiene de malo
ser hijo de un obrero? Sabes, yo soy nieto de un minero, un proletario. No me
da vergüenza decirlo. ¿Te avergonzarías de tu padre si fuese un vendedor de
tamales o un plomero?
Tu padre, que ha leído la Biblia, te
puede recordar una frase de Jesús en el Evangelio: “De la abundancia del
corazón, hablará la boca”. Sin pretenderlo, con tus palabras has revelado
tu clasismo. Desprecias el
trabajo manual. Minusvaloras a quienes se mantienen con su esfuerzo. ¡Qué
tristeza que así piense la hija de un candidato presidencial!
“Hijos de la prole” son, en efecto,
quienes estudiaron en escuelas públicas, quienes utilizan el metro, quienes no
comen cortes argentinos ni quesos españoles, quienes no utilizan zapatos de
miles de pesos, quienes no se atienden en el hospital ABC, quienes no viajan en
helicóptero. Los hijos de la prole, por el contrario, deben de hacer largas
horas de filas en las clínicas del seguro social, deben de comer carbohidratos
(tortillas), deben de estudiar en salones sin computadoras, deben de
apretujarse en los transportes públicos. Los hijos de la prole, querida
Paulina, ganan en un año lo que tu padre gana en una semana.
Cuando leas estas líneas haz el
siguiente ejercicio. Revisa lo que llevas puesto encima: perfume, cremas,
desodorante, ropa, zapatos, celulares, aretes. Suma el total. ¿Sabes que
traes encima más de lo que una indígena gana durante un año de trabajo duro?
Paulina, me da terror que pienses así.
Tu lapsus reveló tu “realidad”: vives en una burbuja color de rosa. “Hijos de
la prole” no es un insulto, sino un título honorable. Este país, que tu padre
aspira a gobernar, depende de los obreros, de los campesinos, de los empleados,
depende de esas personas a quienes menosprecias.
Ojalá este gravísimo desliz, no sea
fruto de la educación que recibiste en casa. Ojalá y sea culpa tuya, fruto de
tu arrogancia (tan propia, eso sí, de la clase alta mexicana). ¿Qué será de
México si lo llega a gobernar una persona que desprecia al proletariado? Mira
Paulina, me parece que por tu bien, debes inscribirte en una escuela pública,
reducir tu escolta al mínimo, tomar el metro en horas pico, y ponerte a
trabajar. Por si no lo sabes, muchos de los “hijos de la prole” se pagan sus
estudios con su trabajo: los hay campesinos, vendedores, obreros. Algunos
trabajan desde niños (ojalá no fuese así, dicho sea de paso). Paulina, has
puesto en riesgo el futuro político de tu padre. Pero lo que es más grave: si
los jóvenes pudientes de México piensan como tú, ponen en peligro en riesgo el
futuro de México”. robertogbernal@gmal.com
PD. Este tipo de reflexiones bien valen la pena que lo tomen en cuenta todos los políticos y
funcionarios gubernamentales, porque apenas se suben a un ladrillo de un puesto
gubernamental y empiezan a perder piso y
a vernos a los ciudadanos por encimita del hombro, así como con un aire de
perdonavidas. ¡Sólo son empleados del pueblo! www.trincherauniversitaria.blogspot.com