La
verdad es que ya hemos llegado un grado
de corrupción enorme, pero no solamente los políticos y funcionarios estén en
eso, sino también los ciudadanos. Mucho me viene a la mente aquella frase de la
renovación moral de la sociedad. Y es que si fuéramos mejores ciudadanos, no
tendríamos estos políticos chafas que dominan a todos los partidos políticos,
como tampoco tendríamos instituciones podridas que no cumplen con los objetivos
para las que fueron creadas y si por el contrario sirven de tapadera de las
corruptelas de los políticos.
Pero
lo que ya es un lugar común es que nos mantenemos callados ante el mar de
corrupción gubernamental, guardamos silencio ante los atropellos que se hacen
sobre algunos ciudadanos, guardamos silencio hasta con la inseguridad pues
hacemos manifestaciones públicas cuando matan a un perro pero no las hacemos
cuando el crimen organizado campea en las tierras Nayaritas como “Pedro en su
casa”. Como dijera un amigo, “si ya nos vale madre la vida, después de eso no
hay nada”.
La democracia tiene
un lado luminoso pero también uno oscuro.
El pueblo elige a veces seres tan despreciables que uno mismo se cuestiona si la salud mental de los electores será la adecuada o si los partidos políticos están ya tan podridos y enfermos que ni siquiera analizan las trayectorias de los auténticos delincuentes que registran y postulan a los cargos de elección popular. Nuestra clase política esta muy enferma, podrida y el estado esta pagando las consecuencias. Vivimos una profunda crisis económica pero sobre todo institucional y vuelvo a lo mismo. Si el pueblo con su voto, no rectifica el camino, nos estrellaremos sin remedio. Seguiremos siendo la cola del tren, el cabúz de la federación como dijera el tristemente célebre Rigoberto Ochoa.
El pueblo elige a veces seres tan despreciables que uno mismo se cuestiona si la salud mental de los electores será la adecuada o si los partidos políticos están ya tan podridos y enfermos que ni siquiera analizan las trayectorias de los auténticos delincuentes que registran y postulan a los cargos de elección popular. Nuestra clase política esta muy enferma, podrida y el estado esta pagando las consecuencias. Vivimos una profunda crisis económica pero sobre todo institucional y vuelvo a lo mismo. Si el pueblo con su voto, no rectifica el camino, nos estrellaremos sin remedio. Seguiremos siendo la cola del tren, el cabúz de la federación como dijera el tristemente célebre Rigoberto Ochoa.
Delincuentes,
saqueadores, ladrones, deshonestos, y los que menos mentirosos, detentan el
poder en todos los niveles. Salvo honrosas excepciones por supuesto. Lo peor es
que hasta allí han llegado con el voto popular obtenido por vías legales y
otros por las vías, legales también, pero que son regalos que da el sistema a
los partidos que no ganan. Uno se pregunta, ¿Como es posible que miles de
electores se equivoquen de manera rotunda al permitir a individuos cuya
autoridad moral es nula y administren al estado como Ney González?
Ya se sabe, son los
riesgos de la democracia. El mismo pueblo se encargara de rectificar el rumbo
con un nuevo voto, una vez que ha reconocido su error. Pero mientras tanto, las
instituciones se devalúan por la estupidez, la corrupción y la camaradería de los
que han accedido a los
cargos públicos para saciar su ambición de poder y engordar sus cuentas
bancarias sin la menor pizca de vergüenza. El pueblo observa todo con
impotencia y desidia.
No cabe duda que la
democracia tiene un alto costo político, económico y social. La voz del pueblo
no es la voz de Dios, aunque este escribano de la trinchera una vez lo haya
externado así. Este no es un asunto divino. Este es un asunto de
"marketing" bien utilizado por un montón de "mercenarios"
de la publicidad que venden toda su creatividad y talento a políticos que tratan de crearse
una imagen de consumo popular que la gente se "traga" como si fuera
un producto comercial más. Es decir, nos venden imágenes de políticos como si
fueran galletas, refrescos o dulces que debemos consumir para obtener bienestar
y felicidad. ¿Se acuerdan de Ney que nos
prometió el cielo en la tierra y que nos vendió “espejitos” con un Nayarit
existente solamente en su cabeza?
Un alcalde como Ney,
mentiroso, vividor y mantenido, súbitamente se convirtió en el gran líder de la
región, propulsor de la economía, honrado administrador, promotor de obras y
alma caritativa incapaz de echarse un peso al bolsillo. Pero a la luz de los
acontecimientos actuales, muchos sabemos que clase de sanguijuela es. Con la
ayuda de los medios y muchos
millones de pesos transformaron a aquel infeliz, en el "jefe"
político de Nayarit. Y hoy, desgraciadamente, todos los líderes, sobre todo de
oposición, no tienen la valentía de enjuiciarlo. Pero lo peor, es que nosotros
como ciudadanos, tampoco hacemos nada.
Por eso digo que Nayarit necesita mejores ciudadanos y no mejores
políticos. Con mejores ciudadanos no existirían este tipo de políticos que hoy
cargamos sobre nuestras espaldas. robertogbernal@gmail.com
PD. Pero el país, a duras penas está
cambiando. La reforma política ya es una señal, aunque muy lejana aún, de que
ya se de paso a la democracia directa, a una participación de los ciudadanos
más directamente en la toma de decisiones. Esperemos que las leyes
reglamentarias de las candidaturas ciudadanas y la revocación de mandato no
conviertan a estas figuras en letra muerta. www.trincherauniversitaria.blogspot.com