Antes de iniciar esta columna,
sirva este medio para desearle a Don Antonio Echevarría Domínguez esté bien de
salud. Espero y ya se encuentre completamente recuperado del desvanecimiento
que sufrió el sábado pasado en el marco de un aniversario más del movimiento
denominado 28 de enero.
¿A
qué se debe que públicamente le dé mi reconocimiento a Toño Echevarría? Es una
muestra de gratitud por haberme reconocido, en el marco del evento del 28 de
enero. En dicho evento, al que no asistí, Toño reconoció a los iniciadores del movimiento
que culminó en la derrota del PRI en las elecciones de gobernador. Mencionó mi
nombre. Por tanto, mi gratitud hacia Toño por reconocer que mi esfuerzo en esa
lucha no fue en vano.
Y
en realidad me siento orgulloso de haber participado activamente en ese
poderoso movimiento social que modificó la historia política de Nayarit. Y digo
que la modificó porque fue el primer gobierno que emanaba del voto popular y
que fue diferente al PRI. Y creo, como siempre lo he dicho, con todo y los
errores que se cometieron, ese gobierno ha sido uno de los mejores gobiernos de
los que hemos disfrutado los Nayaritas. Por eso me da gusto y me siento
orgulloso que, quien fuera el líder social de ese momento político de Nayarit,
Toño Echevarría, me haya reconocido públicamente como uno de los artífices de
la derrota del PRI en Nayarit.
En
mi efímero paso por ese gobierno (tres años), traté de dar lo mejor de mí,
haciendo las cosas que me tocaron hacer bajo la idea de crear un gobierno
popular, democrático, sin tintes autoritarios, plenamente transparente como lo habíamos
planteado. Sin embargo, las cosas no fueron fáciles, erróneamente pensaba que
al interior del nuevo gobierno no había divisiones internas, sino que todos
estábamos bajo la misma sintonía. Error garrafal. Había algunos lisonjeros y
uno que otro perversillo. A los lisonjeros de Toño no les gustaba que
mencionara los errores porque algunos de ellos los dominó la ambición personal
de sacar ventajas políticas de tener aislado a Toño monopolizando su oreja para
decirle sus respectivas lisonjas y adulaciones.
Sin embargo, a pesar
de todo creo que dejé alguna huella en mi paso por ese gobierno. Recuerdo por
ejemplo la experiencia de la mesa de la democracia. Dicha mesa estuvo integrada
con las organizaciones de la sociedad civil, los partidos políticos y el gobierno.
Ahí se generó un acuerdo para el desarrollo económico social y político de
Nayarit, acuerdo que tenía el respaldo de la mayoría del congreso del estado de
entonces y de algunas presidencias municipales. Me toco cabildear y construir
ese proyecto. Toño gobernaría con el apoyo de los partidos y la sociedad civil
organizada. Se hizo un evento grande en el hotel Nekié para anunciar dicho
acuerdo con la presencia de miles de Nayaritas. Modestia aparte, yo fui el operador
y creador de esa mesa, aunque el proyecto partió de la mente del maestro Rea. Si
se le hubiera dado seguimiento a ese acuerdo, hoy los Nayaritas tendríamos un
espacio legalizado de participación social en la toma de decisiones de la vida
pública. Más democracia pues.
Entre
las muchas iniciativas que quise desarrollar fue, sin duda, rescatar la
Universidad de las mafias que hoy la tienen postrada en la quiebra. Ya desde
entonces, la Universidad daba señales de problemas. Castellón Fonseca, rector
de entonces, al igual que hoy, no tenía dinero para los aguinaldos. Toño los
rescataba y al mismo tiempo les decía que transparentaran el ejercicio del
recurso. Las mafias internas nunca le hicieron caso, quizá aporque ellos
apoyaron al PRI y al entonces candidato a gobernador Lucas Vallarta, a quien
apoyaron con recursos de la Universidad e incluso llegaron el cinismo de partidizar
la UAN pues sacaron un acuerdo del consejo general universitario para darle el
apoyo a Lucas. Desviaron dinero para esa campaña. No pude quitarles la Universidad
a las mafias. El gobierno de Toño tuvo la oportunidad histórica de cambiar el
rumbo universitario. No se hizo. Las consecuencias están a la vista. Los
ladrones se la acabaron y a Toño desde entonces lo querían crucificar porque
les dijo que era un barril sin fondo. A la luz de la quiebra financiera de la
UAN podemos decir: ¡Cuánta razón tuvo!
Y
asi por el estilo se generaron muchas iniciativas. Por eso, el proyecto era por
lo menos de tres sexenios. Desgraciadamente no se pudo. El PRI recuperó el
gobierno y ahora estamos como estamos, con un Nayarit donde las instituciones
se hunden en la pudrición de la corrupción y la impunidad. Desde luego, no voy
a evaluar el desempeño del gobierno de Toño, pero, a la luz de las evidencias,
ni el gobierno de Ney ni el gobierno actual fueron mejores que lo que
construimos.
Después
de mi salida del gobierno, a los tres años salí del gobierno, seguí apoyando públicamente
al gobierno de Toño. Pero mi postura siempre fue la misma: apoyar, pero señalar
los errores que debían de corregir. Muchos me decían que por qué seguía
apoyando si me acababan de dar una patada en el trasero. Mi respuesta siempre fue
la misma: Porque estoy convencido de que es un buen gobierno.
Por
eso mismo, ahora que el sábado pasado en el aniversario del movimiento 28 de
enero, Toño mencionó mi nombre como uno de los iniciadores y forjadores de un
primer gobierno no priista, no me queda otra más que darle mi reconocimiento
público como el primer líder social que pudo aglutinar al pueblo en torno suyo
para darle un futuro distinto a Nayarit. Toño, te deseo sigas mejor de salud y tengas
pronta recuperación.
PD. A mis críticos les digo que
esta no es una postura de sumisión a Toño, estoy convencido de lo que dije.
Pero me vacuno contra su veneno.