Esa pregunta me la hizo un amigo ayer. No es fácil de responder. La respuesta a esa pregunta dependerá del cristal con que se mire. Sin embargo, a pesar de las limitaciones y la miope visión de este escribano de la trinchera, traté de darle mi punto de vista. Ese es el que comparto hoy con todos mis escasos lectores en número de cuatro.
Para empezar, mi tocayo tiene enfrente la descomunal deuda que nos hereda Ney, que representa el pago de más de un millón de pesos diarios en intereses, dinero que bien podría irse a algunos programas de apoyo social pero en lugar de eso se irá a engordar las bolsas de los banqueros. Mi tocayo va a tener que hacer mucha gestión para traer mucho recurso y hacer frente a todos los compromisos que Ney le hereda, como el pago de intereses y un enorme gasto corriente derivado de los altos sueldos y las basificaciones que Ney realizó. Por eso mi tocayo no puede darse el lujo de poner un incompetente en la secretaría de finanzas. Tampoco puede poner al funcionario estrella de Toño Echevarría y de Ney, o sea a Gerardo Gangoiti, pues ya se sabe que no es una blanca paloma sino que se presume que le gustan mucho los trinquetes.
Pero mi tocayo también tiene ante sí el eterno problema de la inseguridad. Con toda certeza, creo que el gobernador electo no va a caer en las cómicas posturas de decir que la inseguridad se deriva de un problema ajeno a los Nayaritas o de plano decir que se va a ir al cielo si lo matan los sicarios una vez que se ponga al frente de los operativos, tal como lo hacía Ney con sus graciosas posturas dignas de un bufón medieval. El gobernador electo ya dió señales interesantes cuando se rumora que serán militares lo que ocupen tan delicadas posiciones.
Sin embargo, el problema de la inseguridad tiene sus soluciones de largo plazo, tiene que solucionarse sobre la base de atacar las causas que los generan como son los problemas de desempleo y los bajos niveles de educación. EL desempleo tiene que ver con la escasa dinámica del crecimiento económico de la entidad. A pesar de que Ney se desgarró las vestiduras para decirnos que su gobierno promovió eficazmente el crecimiento económico y con ellos favoreció el crecimiento del empleo, la verdad es que esa es una simple fantasía de los muchos cuentos que Ney sabe lanzar muy bien.
Sacar a Nayarit del ancestral atraso en que se encuentra requiere de un gobernador que no sea un simple funcionario cualquiera, requiere de un gobernador que no sea un simple administrador de los impuestos, sino que requiere de un estadista, un gobernador que tenga la capacidad de unificar a las diferentes fuerzas políticas de la entidad en torno a una estrategia de desarrollo bien cimentada, bien planteada, bien construida, y no que sean simples rollos y discursos retóricos para adornarse ante el pueblo.
Por eso, no basta con decir que va a integrar un gabinete plural para decirnos que hay unidad. La unidad de las fuerzas políticas, la unidad de los Nayaritas no se dará porque ponga a un incondicional de Martha Elena y otro de Naranjo en puestos del gobierno, como tampoco se daría si pone un incondicional de Ivideliza o del profesor Castañeda en el aparato gubernamental. Eso simplemente sería una acción demagógica. La unidad debe hacerse con base en un programa de gobierno consensuado con las diferentes fuerzas políticas, con un programa de gobierno en el que estén de acuerdo las fuerzas políticas estatales, para que esas fuerzas actúen eficazmente en las instancias como en el congreso y en los municipios y no se de la permanente como inútil confrontación que solamente lleva a un desgaste político y a la incapacidad de que el gobierno no pueda transformar a Nayarit en una verdadera entidad de mayor peso en el concierto de los estados de la república.
Hacer esto implica que no debe gobernar de manera facciosa, mucho menos perversa tal como lo hizo Ney González. También esto implica que mi tocayo debe tener buenos operadores políticos que lo acompañen, de esos que ya trae y de los cuales le conozco algunos que hacen bien esa tarea. Pero también implica que su gobierno no debe parecerse al gobierno municipal que desarrolló, caracterizado por la simple aplicación de programas de corte asistencialista que no impactan en la generación de empleo ni mucho menos en un crecimiento económico que sea socialmente incluyente. El reto es enorme, sobre todo si se carece de los recursos para enfrentarlo. Creo que mi tocayo tiene toda la voluntad política para hacer un buen gobierno, falta saber cómo integrará su gabinete y sus compromisos concretos para los Nayaritas.
Yo lo que menos espero es que mi tocayo sea un gobernador del montón, y más de esos que se caracterizan por decir que van a transformar a Nayarit pero que al final sólo reproducen el mismo esquema, favoreciendo mafias y grupos caciquiles como el “pelón” Hernández Escobedo en la UAN y otros más que no quiero señalar. Nayarit ya merece un estadista, por eso, el reto es grande y el panorama difícil. robertogbernal@gmail.com
PD. Se me hace que los panistas de Nayarit le están fallando. Andan con Josefina Vázquez Mota cuando el candidato a presidente será Ernesto Cordero. Por eso Martha Elena no será senadora, la pondrán, si es que la ponen, en el número dos de la fórmula panista y como Ney y Cota ganarán, Martha no entrará al senado. Si de primera minoría no va, de pluri menos. Y no me lo dijo Walter Mercado. www.trincherauniversitaria.blogspot.com