02 abril 2014

LOS POLÍTICOS TRAPECISTAS


Seguramente mis escasos lectores en número de cinco ya saben lo que es un trapecista. Según Wikipedia, “Un trapecista es un artista de circo que realiza acrobacias sobre el trapecio. Los trapecistas constituyen una de las actuaciones clásicas del circo e incluidas entre las artes circenses. Los actos del trapecista son muy apreciados por el público por su riesgo y espectacularidad. La labor tradicional del trapecista es la de realizar piruetas de dificultad creciente sobre el trapecio mientras éste se balancea. Algunas de las acrobacias más comunes son: Dar la vuelta quedando por un momento suspendido en el aire o sujeto por una mano; Voltearse verticalmente alrededor del trapecio; Balancearse sin pies ni manos apoyado tan solo por el torso; Quedar sujeto boca abajo por los laterales del trapecio; Quedar sujeto tan solo por los empeines. El número con dos trapecios es mucho más vistoso y espectacular. En él participan al menos dos trapecistas uno en cada trapecio de los cuales uno se balancea siempre boca abajo y el otro hace piruetas en el aire para ser recogido por el primero. La inercia del ejercicio permite al primer artista soltar el trapecio y recuperarlo en el recorrido de vuelta. Entre los números que se realizan se encuentran: Voltereta simple; Voltereta y media para ser agarrado por los pies; Doble voltereta más conocida como doble salto mortal”.

            O sea pues, los trapecistas hacen todo tipo de espectáculos circenses para agradar a un público expectante dispuesto a aplaudir a todo aquel trapecista que logre convencerlos de sus habilidades. Lo más atrevido es cuando realizan el salto mortal, recién apenas tratan de soltarse de una liana y ya están viendo como colgarse de la otra. Así están los políticos. Y no los de un solo partido, sino de todos los partidos, de todos los colores y sabores.

            Casi estoy seguro que si de “pura fregadera” se hiciera una ley que estableciera que un regidor gana cinco mil pesos mensuales y que un diputado gana diez mil pesos al mes, no habría tanto político trapecista que brinca de una liana a otra, que binca de un hueso a otro en aras de “hacernos el bien”, de “sacrificarse” por nosotros los ciudadanos. Nomás échenle poquitos números gruesos a un cálculo burdo: Sin un diputado gana 100 mil pesos al mes por lo bajito, es más dinero pero, pongámosle esa cantidad, al año, contando los dos meses de aguinaldo sin contar el resto de prestaciones y estímulos que tienen, se llevarían la nada despreciable suma de un millón cuatrocientos mil pesos por su titánica tarea de ir a levantar el dedo para hacer efectivas las ordenes que les dan desde palacio de gobierno. En cambio, si solo ganara los diez mil al mes, entonces se llevaría solamente 140 mil pesos anuales. Los ciudadanos nos ahorraríamos un millón doscientos sesenta mil pesos anuales en un solo diputado que multiplicados por los 30 diputados el pueblo tendríamos 37 millones 800 mil pesos para algunas obras que bien pudieran hacerse. Pero como eso no sucede, entonces ese dinero, en lugar de irse a obras de beneficio social, se va a los bolsillos de los diputados. Si a eso le suman lo que nos pudiéramos ahorrar en los regidores entonces nos daríamos cuenta de que tanto político vaquetón nos sale muy caro al pueblo.

            Pero eso no es todo. Si en lugar de tener las nóminas abultadas de aviadores en los gobiernos municipales y en el gobierno estatal por tanto compromiso político entonces habría dinero hasta para que no se roben lo que les corresponde a los burócratas y para que no se roben el dinero de los fondos de pensiones. Entonces pues, las calenturas políticas y la existencia de políticos trapecistas que buscan brincar de una liana a otra sin dejar de estar mamando del presupuesto, resulta toda una actividad atractiva, porque aparte de ganarse un jugoso sueldo sin esforzarse mucho, hacerla de político también representa la posibilidad de hacer jugosos negocios al amparo del tráfico de influencias

            Pero eso no es lo peor. Lo más “gacho” para los Nayaritas es que los nuevos “representantes” populares resultan ser las amantes, socios, compadres o “Guachomas” quienes sin tener más mérito más que servirles a los líderes de las tribus partidarias, resulta que tienen derecho a una curul. La prostitución política en todo su apogeo. robertogbernal@gmail.com

PD. Es en este contexto de corrupción política de todos los partidos en que hay que moverse y, como dijeran en mi rancho allá por Villa Hidalgo, “con estos bueyes hay que arar”, es decir, si queremos generar equilibrios políticos en Nayarit para tratar de detener los excesos gubernamentales, hay que entrarle al ruedo y cruzar el pantano como el ave fénix, sin llenarse de lodo. www.trincherauniversitaria.blogspot.mx

OTRA DENUNCIA CON NAVARRO ¿Y?

CON NAVARRO QUINTERO EN 2018 ¿Y?