05 marzo 2014

NUESTROS “FOLKLORICOS” POLÍTICOS

 ¿Qué se entiende por Folklore? “es una palabra de la lengua inglesa que también se utiliza en nuestro idioma, aunque, de acuerdo al diccionario de la Real Academia Española, se escribe folclore. En ocasiones, puede aparecer escrita como folcklore, folclor o folklor. El término hace referencia al conjunto de las creencias, prácticas y costumbres que son tradicionales de un pueblo o cultura. Se conoce como folklore, además, a la disciplina que estudia estas materias. El folklore incluye los bailes, la música, las leyendas, los cuentos, las artesanías y las supersticiones de la cultura local, entre otros factores. Se trata de tradiciones compartidas por la población y que suelen transmitirse, con el paso del tiempo, de generación en generación”.
            ¿A qué viene esta reflexión? Pues al hecho de que nuestros políticos Nayaritas son tan jocosos, tan ocurrentes, tan ligeros, tan chacoteros, y algunos hasta tan payasitos que eso se ha constituido en Nayarit como una cultura, una tradición, un folklor. Dicen que los gallegos de por allá de las tierras españolas son los mejores, otros dicen que son los de Guasave Sinaloa. Yo les digo, es que no han volteado a Nayarit. Aquí en nuestras tierras hay cada espécimen político que les da las “veinte y las malas” al mejor de los Gallegos.
            Y esto viene a colación porque ayer me reí de lo lindo cuando uno de nuestros políticos, que no digo su nombre porque es una respetable dama, diputada, y además es amiga personal, declaró que para ayudar a los pescadores de San Blas hay que dotarlos de anzuelos para que pesquen más ostiones. Juar, juar, juar, juar, juar. Casi casi sugirió que también había que darles un arpón por si algún resistente ostión emprendía la huida como veloz tiburón. ¿Se imaginan lo que pasaría con tamañas propuestas para promover el desarrollo de los pueblos ribereños de la costa de San Blas?
            Y bueno, así como esta dama dedicada a la política, también hay muchos en Nayarit. Y hay de todo, como en botica. Hay bravucones que son pitonisos y hacen declaraciones filosofales como esas de que en México no hay más que dos partidos, el de los vivos y el de los pendejos, o aquellas certeras declaraciones de que las alianzas de facto son unas auténticas “mamadas”. Ese lenguaje coloquial y folclórico también es parte de nuestras tradiciones políticas.
            Luego hay políticos que cuando hay elecciones ellos las ven como si fueran bautizos. Avientan “bolo” a la plebe quien ávida de unos pesos para comprar gordas duras se lanza arremolinada sobre las monedas de un peso y cincuenta centavos. Para aderezar esas acciones el actor protagónico de esos eventos se pasea en un brioso caballo regordete que contrasta con la flaca plebe hambrienta de unos cuantos centavitos. Ese actor, dicen, que se quita el abultado bigote en las noches para no hacerle cosquillas al morenazo sarandeador San Blaseño.
            Luego también tenemos políticos mitómanos. Son aquellos que nos venden espejitos, esos que con base en puro salivazo tienen la insana como perversa pretensión de hacernos más liviana la hambruna, el desempleo, la jodidez y hacernos sentir como si vivimos en Finlandia o Suiza. Recuerdo aquellas frases como “tendremos en todo el estado clínicas de salud con helipuertos”, “el rio mololoa será un criadero de ranas para la exportación” y otras tantas como las de hoy cuando nos dicen que somos primer lugar en todo y somos ejemplo nacional. Lo bueno es que me pellizco y me doy cuenta que sigo siendo habitante de una proletaria colonia de la capital donde a diario pululan un montón de perros merodeando los cerros de basura en busca de un hueso.
            Luego tenemos los hipócritas y cínicos, como ese judas que andaba haciendo alianzas en todo el país pero cuando se trató de hacer alianza en Nayarit para ganar, no se pudo porque el judas no era el candidato. El judas nos hablaba de honestidad, de transparencia y combate a la corrupción, se desgañitaba la garganta para convencernos de que él era el idóneo para llevar a cabo tan nobles tareas. Pero a nadie le decía de donde sacaba el dineral para su campaña. Obvio, venia de Calderón quien le pagaba la factura de haber vendido al peje López Obrador. El judas nos hablaba de que el dinero público debería de manejarse en caja de cristal, pero desde luego, si él llegaba su caja de cristal iba a tener los vidrios polarizados. También nos hablaba de combate al narco, pero se negaba a difundir porque metieron en su camioneta a la cámara a un diputado federal vinculado al narcotráfico, aún sigue prófugo. Era tan clara su postura que nuca nos dijo de donde traía los Naranjos que regalaba.
            Y así sucesivamente el folclor de nuestros políticos nos hace únicos. Eso sin mencionar que los alcaldes que hemos tenido, varios gobernadores y algunos dirigentes de partidos, no cantan mal las rancheras. Somos todo un estuche de monerías, mejor que, como lo dije, los Gallegos y los de Guasave. robertogbernal@gmail.com
PD. Yo espero que a mi casi candidato Polo Domínguez no le llegue la contaminación de este tipo de políticos. No vaya a ser que luego nos diga que para sacar adelante a Tepic habría que explotar comercialmente la gran variedad de abultados “cerotes” que flotan en abundancia en el rio mololoa ¿O serán esas las ranas que nos prometió Ney? www.trincherauniversitaria.blogspot.mx


OTRA DENUNCIA CON NAVARRO ¿Y?

CON NAVARRO QUINTERO EN 2018 ¿Y?