Tal parece que ya se está dando una
buena separación entre autoridades democráticamente electas y los ciudadanos,
separación que ya se transforma en un abismo. El ejercicio de la política se
transforma a ojos ciudadanos en sinónimo de privilegio, abuso, corrupción,
conflicto de interés e impunidad al grado tal que solo se muestran como son:
personajes que solo están creando
indignación social. En lugar de ponerse a trabajar para resolver los problemas de
la gente, se ponen a pelear y a decirse dimes y diretes en los medios de
comunicación y las redes sociales.
Como dice un politólogo: “La vida activa del escándalo político se articula
en cinco niveles diferenciados. En primer lugar el acto mismo. El descubrimiento
de la vinculación de una autoridad con uso indebido del servicio público, abuso
de poder, conflictos de interés, corrupción o colusión con redes criminales. Segundo,
la difusión del escándalo a través de medios de comunicación y su
retroalimentación por discusiones a través de redes sociales, multiplicando la
indignación, el coraje y la frustración social. Tercero, la agudización del
escándalo por los propios involucrados, quienes en lugar de ofrecer
explicaciones sustentadas en razones públicas, crean nuevas dimensiones al
escándalo original con declaraciones y justificaciones incoherentes,
contradictorias o abiertamente cínicas. Cuarto, la existencia o ausencia de
sanción a los responsables del acto escandaloso, lo cual por lo general alimenta
la percepción de impunidad generalizada y protección a los poderosos. Finalmente,
el olvido social hasta el siguiente escándalo o el regreso de viejos escándalos
como arma arrojadiza entre partidos en tiempos de campaña electoral, sin que
esto signifique un compromiso real con la transparencia, la rendición de
cuentas o el estado de derecho”.
Cuando no vemos a alcaldes
levantándole la falda a una chica para mostrar sus aguados calzones, vemos a
alcaldes haciendo viajes inútiles o peleándose con los encargados de la
seguridad. Y en ese trajinar se meten funcionarios gubernamentales. En lugar de
hacer desfiguros me gustaría como ciudadano que mejor usaran esos espacios de
comunicación para informar realmente como estamos, para saber en que
condiciones está el tema de las finanzas, el tema de la basura, el tema de las
calles, el tema de los policías o cualquier otro tema. Pero no, los medios se
usan para contrarrestar las opiniones que desde el estado llegan usando la
prensa pagada.
Así es como estamos presenciando y
siendo testigos del conflicto que se cargan desde el ayuntamiento de Tepic en
contra de la fiscalía. ¡Mascara contra cabellera! Los Nayaritas no queremos
gobernantes peleoneros, no queremos gobernantes rijosos, queremos gobernantes
que se dediquen a hacer buen gobierno, para eso les depositamos nuestra
confianza en el voto, no les dimos la confianza para hacer sus desfiguros y
realizar escándalos políticos con tal de orientar la opinión pública hacia un
sentido o hacia el otro.
Y es que ya el conflicto raya en lo
absurdo. EL supuesto levantón que le dieron a la regidora, según sus propias
declaraciones en la entrevista desarrollada con el periodista Ciro Gómez Leyva
¡¡fue en febrero!! Uno se pregunta: ¿Y por que esperaron hasta mediados de abril
(dos meses después) para hacer sus desfiguros públicos? Y no es que esté
justificando las acciones que hizo la policía Nayarit y su responsable acusado
en dicha entrevista por el alcalde capitalino, pero esperar dos meses para
hacer públicos esas acciones que por ningún motivo deben presentarse en
Nayarit, huele a que hay “gato encerrado”, apesta, huele feo, porque aparece
como una revancha política y no una denuncia genuina de la regidora acompañada
por el alcalde de Tepic.
Si las cosas se siguen manejando de
la misma manera en Nayarit la verdad es que los ciudadanos ya no sabremos que
hacer, porque resulta igual que nos gobierne uno del PRI o de cualquier
partido, todos son iguales al final de cuentas, no hay diferencia en la forma
de gobernar, anteponen sus intereses muy por encima de los intereses del pueblo
de Nayarit. Como dice el politólogo citado, en esos escándalos no hay un
compromiso con la transparencia, con la rendición de cuentas o con el estado de
derecho. robertogbernal@gmail.com
PD. Les voy a
citar otra afirmación de otro intelectual: “En la actualidad la lucha por el poder ya no se decide en la
arena política ni en la sede parlamentaria, sino que ahora se ventila en las
primeras planas de los periódicos y ante las televisiones, que escrutan cada
gesto, cada frase y cada lapsus del
personaje en cuestión. El común objetivo de este tipo de intervención
mediática es provocar un vuelco en el clima de opinión, abriendo una crisis
de legitimidad que destruye la confianza depositada por los ciudadanos en los
poderes públicos”. Por eso, los que escribimos en los medios
tenemos una responsabilidad social, que es la de poner en blanco y negro las
cosas a fin de que los ciudadanos no caigan en las garras de los políticos perversos
que compran la prensa para modificar la percepción ciudadana. www.trincherauniversitaria.blogspot.mx