Una de las formas
típicas de agredir a quienes no nos hincamos ante las mafias universitarias, es
el hostigamiento laboral. Pues bien, eso ha sucedido con una de nuestras
compañeras del STUAN en la unidad académica de enfermería. Con la compañera
Lupita Armas. El grado de agresión ha llegado a niveles groseros que cualquier
persona no creería que se den ese tipo de situaciones en una Universidad.
No les haré largo el cuento, pero a esta columna le
acompaño la imagen de dos cheques con el salario quincenal de la citada
compañera. ¿Saben cuanto le están pagando a la quincena? ¡Cien pesos! Así como
lo leen, cien pesos. Seguramente que los limpiaparabrisas no quisieran estar en
los zapatos de la compañera a quien, de manera unilateral, ilegal y arbitraria,
le quitaron su sueldo y se lo dejaron en cien pesos.
Sea cual sea el problema, o como dijera Calderón “haiga
sido como haiga sido”, el salario no se quita nomas así, nomás porque se les
pega la gana. Es anticonstitucional e inmoral quitarle el sustento a una
familia sin causa justificada. De hecho, el contrato colectivo de trabajo en su
cláusula 109 establece la inafectabilidad del salario. Dicha clausula dice así:
“El salario y prestaciones no podrán ser disminuidos por motivos de edad, raza,
nacionalidad, sexo, ideología, ni por ninguna otra razón, ni modificado por
ningún concepto en perjuicio del trabajador académico, cualquiera que sea la denominación
que se dé a una o varias partidas que lo integren, salvo en caso de
modificaciones de las condiciones de trabajo que sean aceptadas por el
trabajador, o sean realizadas conforme a la legislación universitaria, la ley
federal del trabajo o este contrato colectivo”.
Mas claro ni el agua. No se puede quitarle el salario a un trabajador
nomas por estar en nuestra organización ni se le puede quitar aunque se
modifiquen las condiciones de trabajo. Tiene que estar de acuerdo el
trabajador. Pero como en “UAN S.A. de C.V.” sus accionistas actúan en el mas
completo terreno de la impunidad, se pasan por el “arco del triunfo” todas las
disposiciones constitucionales, la ley federal del trabajo y el contrato
colectivo.
Es increíble que mientras con nuestros compañeros se ensañan
laboralmente, los hostigan laboralmente, los agreden nomas porque son miembros
de nuestra organización, con otros personajes les permitan nomas cobrar sin
trabajar o haya trabajadores de tiempo completo que dan clases cuatro horas a la
semana y disfrutan de los privilegios de estarse dejando “picar el trasero” por
las mafias universitarias.
Debo decirles a mis escasos cuatro lectores que este caso ya fue
acordado con el “asalta rectorías” desde hace tiempo y el acuerdo fue que la cambiaria de
adscripción y que le regularizaría su pago, o sea que no solamente le pagaría
de manera normal lo que recibía quincenalmente sino que le regresaría todo lo
que le han quitado de manera arbitraria e ilegal. Pero, me imagino que ya saben
el resultado de ese acuerdo ¿no?, pues bien, si así pasó, se rajó como siempre.
Ese tipo de presiones son las que realizan con tal de minimizarnos como
organización al grado de querer desaparecernos del mapa político universitario.
Pero afortunadamente para nuestra organización, la compañera Lupita Armas es
una académica con convicciones muy sólidas y no habrá poder humano que la haga
cambiarse de nuestra organización. Ella sabe, como muchos otros, que si se
cambian de organización van a quedar a
merced de las mafias universitarias quienes la hincarán a la hora que se les
pegue la gana.
Cualquiera que haya sido el problema con nuestra compañera, es bueno
recordarles a las mafias que hay leyes, que hay un contrato donde se plasman
disposiciones que son ley porque están firmados y registrados ante las
autoridades laborales con todo y que sean parciales y carguen los dados a favor
de ellos. Y en esas disposiciones se establece que no se puede modificar la
situación laboral de un trabajador si este no está de acuerdo. Sólo por causas
plenamente justificadas, probadas y establecidas en ley se puede proceder
contra el salario de un trabajador, de otra manera no. Mientras tanto, se le
tiene que pagar lo establecido de manera regular. Pero como la Universidad es
el reino de la impunidad y el gobierno permite ese tipo de arbitrariedades,
entonces es posible ver este tipo de acciones primitivas y arbitrarias contra
un trabajador y su familia.
Y el “asalta rectorías” no puede fingir demencia respecto de este caso.
El sabe perfectamente que debe pagarle lo que le han quitado. Lo acordamos pero
como todo rajón, simplemente no cumplió. Ahora, ese caso va a ir a parar como
muchos que tenemos, en la junta laboral de conciliación y arbitraje. Es el
camino que seguiremos aunque también mostraremos el tipo de universidad que
tenemos a los gobernantes y políticos que vengan al informe del gobernador. Por
lo menos una quemada de ese nivel el “asalta rectorías”.
no se la quitará. robertogbernal@gmail.com
PD. Y ahora resulta que
el invertido diputado de chiripa, el “pelón” Hernández Escobedo, nos dice que estamos
mal emocionalmente y que nos darán electrochoques por andar solicitando la
remoción del “asalta rectorías” Juan López Salazar. Jajajajajajajaja no sabia
que a esa “rata universitaria” también le daba por ser psiquiatra. El burro nos
dice que no tenemos derechos ¿se sentirá dios también para decir quien tiene
derechos y quien no? www.trincherauniversitaria.blogspot.mx